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Llegó el día de la gran boda real

Que ni la monarquía británica es ya lo que era se va a comprobar hoy en la boda real más importante del año:la del príncipe Harry (33), segundo vástago de Carlos de Inglaterra y la añorada Lady Di, con la ya ex actriz californiana Meghan Markle (36). Sí, es un enlace real, dado que el contrayente es hijo del próximo soberano británico. Pero la falta de invitados de relumbrón de las grandes dinastías europeas y de miembros del Götha, sumado al desfile de celebridades de la farándula que veremos acceder a la imponente Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, convierte al enlace en el menos regio de la Historia.

Se viene la boda real.
Se viene la boda real.

Está claro que a estas alturas Isabel II está ya de vuelta de todo. Lo que han visto sus ojos... y lo que le queda por ver. Confiemos en que la Cenicienta de este cuento no sea supersticiosa y haga caso omiso a lo de que mal acaba lo que mal empieza. Porque a Meghan Markle se le deben de haber atragantado los preparativos nupciales con tanto sabotaje familiar. Eso sí, tras la inevitable cancelación de la asistencia a la boda de su padre, quien estaba llamado a llevarla del brazo al altar, el Palacio de Kensington dio un contragolpe de efecto ayer al anunciar que le sustituirá el mismísimo príncipe de Gales, su suegro.

Todo está milimétricamente preparado para que el acontecimiento, que será televisado en directo en medio planeta, mantenga cierta pompa, aunque no estemos ante una boda de Estado y desde Buckingham no hayan dejado de insistir en que el rango ceremonial estará años luz del enlace del hermano del novio, el príncipe Guillermo, que sí reunió a la práctica totalidad de las testas coronadas de la Tierra. Una ocasión pérdida...Los invitados VIP tendrán que ser puntualesEn torno a 500 afortunados accederán al interior de la Capilla. Entre ellos, todos los Windsor -ellos solitos suman ya medio centenar- y de amigos y allegados de la pareja. Como Harry no ha frecuentado mucho las Cortes europeas, sólo se especula con la asistencia de un puñado de royals, entre ellos el príncipe Seeiso de Lesotho -junto a su mujer-, quien preside con Harry Sentebale, una institución que ayuda a la integración de jóvenes africanos con VIH a través de la educación. A falta de más aristócratas, llenarán los bancos del templo famosos como David Beckham y su mujer Victoria, el cantante Elton John -que dedicará algún tema a los novios-, las tenistas Serena y Venus Williams o el reparto casi al completo de la serie Suits, último trabajo de Meghan.Además de estos invitados de clase A, otros 1.200 ciudadanos de distintos sectores y orígenes podrán seguir la ceremonia desde los jardines de Windsor. Eso sí, deberán llevarse la fiambrera de casa, porque Palacio ha advertido que no les proporcionará ni bebida ni comida para sobrellevar la jornada. Y, junto a ellos, se ha invitado a 200 representantes de las ONG con las que colabora la familia real británica, a un centenar de estudiantes de diferentes colegios y a todos los empleados del Castillo de Windsor, la residencia favorita de Isabel II y que, junto con Buckingham, acoge a los mandatarios internacionales que acuden al Reino Unido en visitas de Estado.Con la mirada puesta en los nubarrones del cielo, los invitados que se repartirán por el jardín tienen que llegar al recinto real a las nueve en punto de la mañana (hora española). Media hora después, y hasta las 11:30, se producirá el desfile de los 500 invitados VIP, que será cerrado protocolariamente por los distintos miembros de la familia real británica, en función de su rango. Un cuarto de hora antes de las 12, el príncipe Harry su hermano y padrino, Guillermo, llegarán a pie hasta la entrada principal de la capilla para así poder saludar a los congregados. Y cuando falten cinco minutos para el mediodía, harán acto de presencia la reina Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo. Sólo entonces llegará la novia, a la que acompañará montada en el coche su madre. Se desvelará en ese momento el diseño de su traje nupcial, que según lo publicado por la prensa británica será obra de los australianos Ralph y Russo. Se estima que su precio ronda los 450.000 euros, casi 100.000 más de lo que costó el vestido de Kate Middleton.Como decíamos, el príncipe Carlos llevará a su nuera hasta el altar, en un recorrido que hará las delicias de los fotógrafos porque contará con un buen puñado de damitas de honor y de pajes, entre ellos George y Charlotte, los dos hijos mayores de Guillermo y Kate.La ceremonia durará una hora y estará oficiada por el deán de Windsor, aunque también estará presente el Arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia anglicana. Todos los detalles más nimios tendrán simbolismo. Así, por ejemplo, el anillo con el que Harry desposará a su prometida llevará obligatoriamente oro de las minas de Gales. Y el ramo nupcial debe incluir flores de mirto -para mantener una tradición iniciada por la reina Victoria- y presumiblemente rosas blancas en homenaje a Diana de Gales.

La fallecida estará muy presente

Sus tres hermanos ocuparán asientos de privilegio en la Capilla y a cargo de una correrá la lectura de uno de los textos que se esperan más emotivos de la ceremonia. Tras el sí quiero, los ya marido y mujer realizarán un recorrido por las principales arterias de la bellísima localidad de Windsor, en un carruaje abierto Ascot Landau acompañado por unos 200 miembros de las Fuerzas Armadas británicas, con traje de gala. Si lloviera, se sustituiría el vehículo escogido por el Carruaje Real escocés, techado. Todo está previsto, desde luego.Alas 13:30 comenzará el almuerzo ofrecido por Isabel II a los 500 invitados VIP, en St. George Hall. Desveló el indiscreto presidente cántabro Revilla que pasó hambre en la boda de los Príncipes de Asturias. Otro tanto les ocurrirá hoy a los invitados de Harry, ya que la comida -que será de pie- apenas contará con algunos aperitivos en tazones cómodos de degustar y canapés muy medidos para que puedan ser ingeridos en dos bocados. La tarta nupcial, de frutas, la ha elaborado la dueña de la repostería Violet Bakery. Pero todo apunta a que, siguiendo otra absurda tradición, será de puro atrezzo para que quede mona en las fotos, ya que los pedazos que se repartan corresponderán en realidad a otros pasteles.Tras un receso en la hora de la siesta, 200 privilegiados -la cosa ya se reduce- se plantarán en Frogmore House, dentro del recinto real de Windsor ,para disfrutar de una cena mucho más informal, a cargo en este caso del príncipe Carlos.El ingreso de Meghan a la Corte de San Jaime aporta modernidad a la monarquía más rancia de Europa. Aunque igual se han pasado de frenada y lo de hoy se asemejará más a una alfombra roja de Hollywood que a una boda real, real.

Un amor que llega tras no pocos chascos

El príncipe Harry y Meghan Markle se conocieron en julio de 2016. Fue en una especie de cita a ciegas, ya que les presentó una amiga común en Londres durante una visita de la actriz a la capital británica. El flechazo fue inmediato.

La prensa no tardó en enterarse del romance, a pesar de que el hijo de Carlos de Inglaterra intentó ver a su novia en América en muchas ocasiones viajando de incógnito.

El príncipe tiene un largo historial amoroso a sus espaldas. Entre sus 'amigas más especiales', destacan Chelsy Davy y Cressida Bonas, que al parecer forman parte de la lista de invitados al enlace de este sábado. Harry y Chelsy Davy estuvieron muy cerca de comprometerse. Pero, a pesar de lo enamorados que se dejaron ver en muchas ocasiones, la relación del príncipe -entonces demasiado tarambana- y la abogada sudafricana nacida en Zimbabue sufrió toda clase de altibajos hasta desembocar en la ruptura definitiva.

Por su parte, Meghan está divorciada, algo que hasta hace poco le hubiera cerrado las puertas de Buckingham. En 2011 se casó con Trevor Engelson, tras una larga relación de seis años. El matrimonio apenas duró 24 meses.

Boda eal

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