El yoruba Adebayo Adesanya, miembro del pueblo negro que pobló Cuba, dice sobre los mitos en su libro “Yoruba Metaphysical Thinking”: “Los mitos eran una manera de hacer comprender a hombres y mujeres, viejos y niños, lo que de otra manera no hubieran podido comprender. Si se acerca uno a un sacerdote “ifa” (sabio o augur del país yoruba) se encuentra por completo fuera de toda mitología. Se es conducido al reino del pensamiento puro, donde se contempla al ser concebido como inmutabilidad espacio-temporal”.
Este pensamiento puro, o “conocimiento metafísico” está reservado para quienes pueden comprenderlo, y es otra cosa que el saber plástico, emocional, religioso, mítico o místico que es adecuado para quienes no están en condiciones de captar el conocimiento esencial. Los griegos dieron a estos dos aspectos o niveles de la misma doctrina los nombres de “esotérico” y “exotérico”.
Europa negó siempre que hubiera en África nada de este género, incluso negó que hubiera verdaderas religiones, que parecían impropias de primitivos porque se rehusaban a ponerlas a la altura de las religiones europeas, tal como aconteció en Abya Yala, donde libros y templos “del demonio” fueron quemados o arrasados. La “piedra del sol” mexica, llamada “azteca”, fue derribada de su templo en Tenotchitlán y arrastrada lejos.
Pero lo que propone Dussel es una especie de eclecticismo que habitualmente queda por debajo del menos valioso de sus componentes. Y además, y lo más importante, hay que insistir en que todas las doctrinas europeas que derramaron sobre el mundo a partir del Renacimiento europeo son negaciones de la doctrina perenne. No corresponde entonces tratar de conciliar una rama desviada con el tronco que no se ha desviado.
Lo único admisible es que la rama desviada regrese a la rectitud sin negociar ningún acercamiento.
Dussel puso a la filosofía en posición de luz que alumbra la marcha de los pueblos desde la retaguardia. No sería entonces ninguna formulación de ideas aplicables a la acción, derivadas de principios, sino solo de interpretaciones de hechos lo más ajustadas que sea posible, sin más pretensión que esclarecer el camino de la lucha política.
Pero por otra parte propuso superar no solo el capitalismo sino la modernidad toda, porque ha sido capitalista, eurocéntrica y racista. “Esos pueblos originarios que habíamos descartado por atrasados nos dan lecciones de vida comunitaria, de conservación de la naturaleza y de sabiduría humana. Somos discípulos de ellos”. Dussel dijo que en la nueva civilización habrá que aprender de pueblos milenarios que debieran ser nuestros maestros. En síntesis: a su manera reconoce que todo lo que nos impuso Europa desde hace cinco siglos es una desviación que debe ser reconocida como tal y no admitida como faro que alumbre el porvenir.