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Una ciudad del Siglo XVI enterrada junto al río Uruguay

El Puerto de las naos (Puerto de las naves), del expedicionario italiano Sebastián Gaboto, y la ciudad Zaratina, fundada por el adelantado Juan Ortiz de Zárate, se establecieron en un campo ubicado en el departamento de Soriano, Uruguay,  junto al río fronterizo con la Argentina.

El sitio cerca del Puerto de las naos fue ocupado en forma recurrente por poblaciones indígenas durante más de 1.100 años. Foto: Daniel Rojas
El sitio cerca del Puerto de las naos fue ocupado en forma recurrente por poblaciones indígenas durante más de 1.100 años. Foto: Daniel Rojas

Los investigadores aseguran que existió un fuerte intercambio cultural entre europeos y guaraníes y que estos últimos también fueron considerados como los primeros invasores por parte de charrúas y chanaes.

El sitio fue ocupado en forma recurrente por poblaciones indígenas por más de 1.100 años, según explicó a El País Aparicio Arcaus, coordinador de Museos y Patrimonio de la Intendencia de Soriano, que participa en las excavaciones que se vienen realizando en conjunto con el equipo a cargo del antropólogo José López Mazz, de la Comisión Nacional de Patrimonio y del Departamento de Arqueología de la Facultad de Humanidades.

"Las excavaciones de abril y esta de octubre, confirman las hipótesis sobre la coexistencia entre españoles y tribus guaraníes, no así con charrúas y chanaes, con quienes se produjeron innumerables conflictos. En esta oportunidad nos hemos concentrado en el período de contacto y podemos afirmar que estamos ante el primer asentamiento semipermanente del Río de la Plata", indicó Arcaus.

Parte de la flota de Gaboto se estableció en el lugar y otros navegantes siguieron hasta Sancti Spiritu (una comuna cerca de Rosario de Santa Fe), remontando el Paraná en su recorrido en busca de la plata de las minas de Potosí, en Bolivia.

Estos dos enclaves levantados casi en simultáneo, permitieron el control de los ríos en una época de conflicto, donde España, Portugal, Inglaterra y Francia se disputaban la llegada al continente y el control de la navegación en los cursos de agua. "Esto es emblemático por cuanto representa el lugar en el que se asientan y proyectan la conquista del Río de la Plata", explicó el antropólogo José López Mazz, y precisó que "adentro de lo que fue un rancho doméstico, la cerámica de los europeos aparece asociada a la cerámica guaraní".

La ciudad.

Las piezas halladas y vestigios de las paredes de adobe de las chozas fueron presentadas "en sociedad" ante un grupo de autoridades y vecinos encabezados por el intendente Agustín Bascou y el alcalde de Dolores, Javier Uttermark. Sobre el fuerte de Gaboto, se ha podido determinar que el asentamiento en 1527 "fue breve, poco más de un año debido a los constantes conflictos", mientras que las crónicas históricas indican que la ciudad Zaratina (1574) funcionó como tal entre cuatro y cinco años.

Cartas de la época señalan que se solicitó al rey de España que ordenara su poblamiento, unos 8 años antes de la primera fundación de Buenos Aires y nueve años antes de la fundación de Asunción del Paraguay.

En línea con lo relatado en los documentos de la época, los arqueólogos han podido constatar abundante evidencia de fuego, producto de los ataques indígenas que finalmente consiguieron desalojar estos primeros intentos colonizadores.

"Es en este lugar y vinculados a estos conflictos que aparecen en la historia los famosos caciques Yamandú y Zapicán. Los indígenas ofrecieron resistencia y lanzaban permanentemente flechas con fuego, a excepción de los guaraníes que eran aliados de los españoles", indicó López Mazz, ratificando el relato de los documentos.

Explicó que además del puerto, funcionó en la zona un astillero donde se construyeron los siete bergantines con los que Gaboto remontó el Paraná.

En 1526, Gaboto ancló por primera vez en el cabo de Santa María (actualmente Punta del Este). Y en mayo de 1527, se interna en el Río Paraná y funda el fuerte Sancti Spiritu, en la actual República Argentina.

En enero de 2011 los buzos José Luis Gómez y Alfonso Quian se encontraban explorando las profundidades del río tratando de recuperar un cuchillo perdido en una incursión náutica y sin proponérselo, terminaron contribuyendo a encontrar un eslabón perdido de la historia, que fue buscado durante dos siglos, hecho que ahora está siendo documentado a partir de un paciente trabajo de científicos uruguayos.

A partir de ese momento, Gómez y Quian, extrajeron con el apoyo de buzos de la Comisión Nacional de Patrimonio, restos de un casco de un barco del siglo XVI y otros elementos de valor histórico que estuvieron sumergidos en el lecho del río durante 500 años. Entre ellos, cabos y calabrotes de cáñamo, clavos de hierro forjado, además de restos de contenedores cerámicos medianos, cuyas bases cónicas, cuerpo y boca representan una tipología característica de la estiba marítima de esa época.

La urbanización habría retomado la antigua estructura de Gaboto. Se habrían incorporado murallas y artillería y se generó después un cinturón de chacras. Se produjo en esa zona la primera plantación de trigo por parte de europeos en América del Sur, hecho que pudo confirmarse mediante el estudio de suelos, con una técnica que busca la presencia de silicofitolitos que permanecen en la tierra durante cinco mil años.

Enterramientos.

También fueron exhumados restos de indígenas, que se encuentran depositados en la Escuela 84 de la zona de La Concordia, a la espera de ser trasladados hasta el laboratorio que está terminándose de construir en el museo Berro de Mercedes.

"En el enterramiento secundario, encontramos que el cuerpo fue arreglado en forma posterior a su muerte. Los huesos fueron desarticulados. Empleando un cuero armaban un paquete con los restos", informó Aparicio Arcaus.

Respecto al enterramiento primario, el cuerpo estaba en posición decúbito lateral, acompañado de algunos objetos personales del difunto. Era una especie de ajuar depositado a su lado, donde lo que se destacaba era una boleadora y un dije circular de cerámica.

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