El 2020 “fue un año de aprendizaje y de muchas dificultades que se iban tratando de sortear en el camino, pero se pudo llegar a fin de año con casi todos los alumnos de una u otra manera vinculados a la escuela y los docentes”, afirmó a AIM el jefe de Enseñanza y producción de la escuela agrotécnica N°49, Crucero Armada República Argentina (ARA) General Belgrano (Don Cristobal) Segundo, Norberto Valdemarín.
El año pasado, “como a la mayoría, nos sorprendió esta pandemia inesperada y sin conocer demasiado de qué se trataba y el corte o suspensión completa de las actividades presenciales”.
Desde la escuela -que se caracteriza por tener alumnos internos- “enseguida comenzamos a ver cómo re encaminar la educación, lo que se tenía previsto dar en los primeros meses y poder llegar a los alumnos”, contó el docente.
“Tuvimos muchas dificultades, ya que la comunicación telefónica no era buena por la señal, la cuestión de internet peor (porque hay muchas zonas del campo donde no es buena la conectividad) y a eso hay que sumarle que hay familias donde en la casa hay uno o dos celulares que lo utilizan los padres y tenían que prestárselos a los estudiantes y para eso había que encontrar horarios, es decir, eran un montón de problemas”, recordó.
Ante ese escenario se pensaron estrategias: “Primero se realizó una comunicación con Whats App, donde les enviábamos trabajos y teníamos respuestas, eso era asincrónico en el tiempo, pero permitía que los chicos más o menos pudieran ir haciendo algo”, y simultáneamente se montó “rápidamente una plataforma Classroom, que se ocupó en la mayoría de las escuelas y pudimos llegar a que todos los profesores puedan estar contactandos y poniendo material de trabajo para todos los cursos”. En ese marco, “los chicos buscaban su momento de posibilidad de conectividad para descargar lo que le mandaban los docentes y así trabajarlo en su casa y en algún momento enviarlo como respuesta”.
Con esa metodología se trabajó el 2020 “como esto siguió (ya sobre mitad de año) se anexó lo que fue desarrollar clases por Zoom y la escuela contrató un aula Zoom de manera de tener tiempos disponibles. Y así trabajaba la escuela dando clase con diferentes docentes y diferentes cursos para que cada docente tenga un contacto visual y mano a mano con los alumnos. Pero esto resultó, tal vez, en una posibilidad cierta para la mitad de los alumnos, porque la otra mitad tenía la dificultad de no tener conectividad o una muy mala conectividad”.
Además, los docentes también hicieron un esfuerzo enorme, “tuvieron que contratar internet y comprar dispositivos ya que en la escuela hay cierta conectividad que no era la idea pero es la que estaba pagando el Estado, pero en la escuela no había docentes, es decir, estaban en su casa y tenían que pagarse su internet particular. Eso hacía que muchas veces las clases no funcionaban por falta de conectividad, el docente tenía dificultades y por ahí el alumno tenía dificultades”.
Por otro lado, Valdemarín valoró “que en el desarrollo complicado que tuvimos sobretodo en las actividades productivas, particularmente del nuestro, siempre estuvieron colaborando empresas de la zona y fundamentalmente las cooperativas, dando una mano para que todo pueda estar funcionando de la mejor manera”.
“Fue un año de aprendizaje y de muchas dificultades que se iban tratando de sortear en el camino, pero se pudo llegar a fin de año con casi todos los alumnos de una u otra manera vinculados a la escuela y los docentes”, destacó el profesor, quien agregó: “En realidad, nadie quiere esto, pero si hubiésemos podido tener esto más previsto para un potencial problema sea esta pandemia u otra hubiéramos estado organizados para algo así. Como esto no estaba previsto nos tocó a todos ir aprendiendo en el camino de ir funcionando”.
El 2021, aprender en la bimodalidad
Antes esta nueva cartografía está vigente una Resolución del Consejo General del Educación (CGE) por la cual cada escuela puede reiniciar las actividades presenciales con la mitad de los alumnos: “El caso particular nuestro como tenemos el régimen de chicos internos, ocurre que el internado masculino nos habilita para el 50 por ciento de los alumnos pero no así el internado femenino. Después de distintas propuestas nos permitieron funcionar dividiendo todo el alumnado en tres grupos (33 por ciento de alumnos presenciales cada semana, el resto de los chicos tiene actividades virtuales) por lo que una semana tenemos un grupo y ese descansa dos semanas y vuelve la tercera”.
Actualmente la escuela tiene alrededor de 130 a 140 alumnos, entre los que son de carácter interno y los que asisten de la población de Don Cristobal.
Formar para la ruralidad
Actualmente la escuela prepara a los ingresados para competencia para desarrollar en los distintos ámbitos rurales: “Tenemos una preparación muy fuerte en cuanto a la industria láctea al nivel de tecnología de la mayoría de las industrias medias de la zona y los chicos salen aprendiendo a elaborar los distintos tipos de queso, yogurt, pasteurizaciones, descremados, dulce de leche, industria cárnica (que eso hace que los chicos aprendan a trabajar con los cortes de carne y después elaborar los distintos embutidos: cocidos y frescos, la parte de chorizito, salame, morcilla, chorizo blanco, los cocidos, etc)”.
Precisamente, “se elaboran muchos productos que primero van para el comedor de la institución, se utilizan para el mismo consumo de los chicos y después producimos la leche que va a la industria, o sea el tambo, se trabaja con la producción de cerdo en pequeña escala, terminando en la industria cárnica”.
Asimismo, “se hace huerta, los distintos cultivos de la huerta, un sector de vivero donde producen plantas con todo lo que hace de posibilidades para que sean planteadas en galpones avícolas, para sombra, para parquización, se trabaja con gallinas ponedoras (hacen toda la clasificación de huevos y pollo parrillero) terminando con la faena y la preparación de lo que sería el pollo para la venta”.
También, “se aborda la producción de miel y la mejora o utilización de los residuos, se hacen los compostajes, y se está trabajando en esa línea de hacer un nuevo biodigestor o hacer uno a futuro para la parte del tambo”.
El objetivo de la institución es “formar chicos preparados para el desarrollo de su vida particular con este agregado de valor de conocimiento en las distintas competencias que permite que la zona se pueda a jerarquizar en cuanto a la mano de obra por quien va a trabajar en los campos, con jóvenes con pensamientos muchos más abiertos, con posibilidad de innovación en todo ámbito donde les toque desarrollarse o trabajar”.