La ansiedad social es un sentimiento negativo que el pequeño tiene ante la posibilidad de ser humillado o frente a las críticas de otras personas. Esto genera una situación poco agradable cuando tienen que pasar por algunas situaciones en las que tienen que tener contacto social. El niño intenta evitar pasar por esa situación, puede ser que comience a llorar, hacer rabietas y berrinches.
Entre los tres y cuatro años de edad la timidez es algo común, pero en el caso de que suceda a una edad avanzada podría ser un indicio de ansiedad. Ante cualquier duda lo adecuado es consultar siempre con un profesional.
Otro tipo de ansiedad es por separación. Existe una ansiedad que aparece ante la separación de las personas queridas, esto se suele justificar por un miedo intenso a algo que le pudiera suceder a sus figuras de apego o simplemente el temor de estar solos.
Estos pequeños tienen problemas para ir al colegio o se quejan de algún dolor físico para justificar las ganas de quedarse con sus padres o con sus seres queridos. Se podrá ver una crisis de angustia cuando se genera la separación física de las figuras de apego, así como problemas cuando se tiene que conciliar el sueño.
Fobias: las fobias pueden generar un grado alto de ansiedad en las niños. Esto se puede relacionar a ciertos objetos, situaciones concretas o animales. Sea cual sea el estímulo que lo provoca genera una sintomatología negativa en el niño que quiere evitar situaciones. La vida cotidiana se puede ser afectada en estos casos.
En el caso de los trastornos de estrés post traumático estamos frente a la situación en que los niños pudieron experimentar algún acontecimiento que les generó un fuerte estrés que se repite de manera continua por medio de imágenes, recuerdos, pensamientos intrusivos y perturbadores que no se pueden controlar.
Esto provoca ansiedad. Suelen ser pequeños que tienen miedos, problemas a la hora de dormir y siempre se muestran en un estado de alerta llamativo.
Y, por último, nos referiremos a los trastornos de ansiedad generalizada.
Se trata de una preocupación que podemos considerar como extrema. Son pequeños que se muestran con una gran responsabilidad y preocupación a la hora de realizar las tareas. Están preocupados por casi todo lo que hacen, se ven estresados o aquejados con alguna molestia fisica.
Algunos de estos temores pueden ser más frecuentes y comunes en determinadas edades dependiendo de la etapa de desarrollo en la que esté el niño. La decisión de ir a un experto en la materia para in diagnóstico y un tratamiento ayudará a mejorar notablemente la calidad de vida del niño que se está viendo afectado sin poder de realizar sus quehaceres en plenitud, ni con normalidad.
Es muy importante estar atento ante estas situaciones y poder percibir si en niño está sufriendo o si está pasando por algunas limitaciones que les impiden alcanzar sus metas.
Fuente: PsicologiaYAutoAyuda_Com
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