El estrés es una reacción fisiológica normal del organismo, cuyo objetivo es preparar al cuerpo para enfrentarse a un posible peligro. Por tanto, el sujeto que se encuentre en un periodo de estrés podrá notar su sistema nervioso hiperactivado para incrementar la vigilancia y producir una respuesta motriz adecuada. Sin embargo, el exceso de estrés y su exposición de manera continuada se ha asociado a consecuencias negativas en la salud como el cansancio crónico, la hipertensión arterial e, incluso, diversos tipos de cáncer.
¿Qué es el estrés?
El estrés es una reacción fisiológica que asociada a un incremento de tensión física/emocional; siendo provocada por situaciones de peligro o frustración. A nivel hormonal, aumentan los niveles de adrenalina y cortisol, lo cual produce una hiperactivación del sistema nervioso con el fin de incrementar la vigilancia y producir una respuesta motriz adecuada. Dentro de los efectos físicos del estrés, las personas manifiestan sequedad en la boca, pupilas dilatadas, sudoración, taquicardia y aumento de frecuencia respiratoria.
En este sentido, la vida diaria plantea retos y desafíos que exigen suficiente energía física, mental y emocional; a esto se debe la activación del sistema nervioso durante el estrés. Así, la adrenalina suministra la energía de urgencia y el cortisol asegura la renovación de las reservas. Como consecuencia, el sujeto lograría adaptarse a los cambios del medio y utilizar todos sus recursos para salir airoso de las situaciones difíciles. Cuando el mecanismo del estrés funciona como una respuesta armónica que permite la adecuación al entorno, se denomina eustrés.
Siguiendo este hilo de ideas, el eustrés tiene el objetivo de generar un efecto positivo en el individuo, no es algo que necesariamente haya que evitar y, la ausencia total de estrés sería equivalente a la muerte. Sin embargo, existen situaciones en las que el estrés llega a niveles tan masivos y a prolongarse tanto tiempo que termia siendo contraproducente para la salud del sujeto.
El estrés crónico y sus efectos
De forma general, el estrés debería darse de forma episódica, breve y con suficiente tiempo para recuperarse ante la aparición de un nuevo estímulo estresor. No obstante, cuando aparecen muchas situaciones dificultosas constantemente o el mismo estímulo perdura por demasiado tiempo, el organismo entra en una fase de agotamiento. Tal cosa sucede porque las capacidades de resistencia y adaptación del organismo son limitadas; generando lo que conocemos como diestrés o estrés crónico.
Las condiciones que desencadenan el estrés pueden provenir tanto de las demandas externas como las propias exigencias internas. Lamentablemente, cuando el individuo se enfrenta de manera persistente y exagerada a situaciones que desafían sus límites, se producen consecuencias negativas a corto plazo. Por ejemplo, estados de cansancio mental crónico que llevan a la persona a mantener un rendimiento muy inferior al normal.
Por otra parte, la exposición continua al estrés se ha asociado a largo plazo con la aparición de diversas enfermedades. Entre los padecimientos relacionados con el estrés, destaca la hipertensión arterial y las alteraciones de tipo endocrino. Por si fuera poco, se sugiere que el exceso de estrés contribuye a la aparición del cáncer. Así, se ha reportado que mujeres que presentan estrés en las actividades diarias tienen 3’7 veces más riesgo de desarrollar cáncer de mama comparadas con aquellas mujeres que llevan un estilo de vida mucho más tranquilo. Por si fuera poco, en ocasiones el estrés es un agente generador de trastornos de salud mental como la depresión o ansiedad.
¿Qué hacer ante el estrés?
Tal como se ha expuesto, el exponerse excesivamente a estímulos estresantes puede llevar al individuo a consecuencias graves en su salud. Sin embargo, esto no quiere decir que debamos evitar por completo el estrés, pues es una reacción normal parte de la vida cotidiana. Por tanto, el enfoque debe ponerse en la reducción del estrés y el manejo del mismo en los momentos en que sea realmente necesario.
En primer lugar, se recomienda que el sujeto asista a terapia psicológica para contar con la ayuda de un profesional en salud mental. Por lo general, el tratamiento consiste en ayudar al sujeto a reducir sus niveles de estrés mediante la evaluación de estresores; se trata de ser consciente de los efectos de los estímulos sobre el bienestar. También, se proporciona al individuo estrategias de afrontamiento, así como técnicas de administración de tiempo y toma de decisiones.
Además, se recomienda a las personas con estrés crónico la práctica de técnicas de relajación y respiración profunda. Además, pueden ser beneficiosas actividades complementarias como el deporte, el arte, la música o la meditación. Se sugiere evitar conflictos con los horarios, intentar no sobrecargarse de actividades, priorizar tareas, dormir lo suficiente y alimentarse adecuadamente
Es importante recalcar que el estrés no emana de forma sorpresiva en el individuo, sino que se produce porque éste se encuentra dentro de un contexto caracterizado por diversas exigencias ambientales. Por ese motivo, no solo se deben intervenir los factores psicológicos como las habilidades de afrontamiento, sino procurar evitar situaciones excesivamente estresantes.
Fuente:psicoactiva
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