Parece que muchos profesionales achacan las quejas o el sufrimiento de sus pacientes a un IMC alto. Esta tendencia hace que en muchas ocasiones no se realicen las pruebas exploratorias necesarias.
Hay un movimiento social reciente que pone el foco en un hecho muy concreto. Una parte de la comunidad médica parece discriminar a las personas con sobrepeso, hasta el punto de tener conductas de rechazo, como no prestarles la atención que necesitan. La llamada “gordofobia en la atención médica” provoca que todo problema de salud se explique en exclusiva por el exceso de grasa corporal.
Bien es cierto que no podemos generalizar. Es verdad que hay excelentes profesionales de la salud que no entienden de sesgos -o los tienen de manera mínima-, y que atienden a sus pacientes de manera rigurosa y adecuada. Sin embargo, en los últimos años es cada vez más común ver en foros y en redes sociales denuncias y quejas de personas que han sufrido este tipo de discriminación.
La gordofobia en el ámbito médico causa -en algunos casos puntuales- que las personas no reciban la atención que merecen y necesitan. Profundizamos en ello.
Son muchas las personas con sobrepeso que temen ir al médico por miedo a experimentar discriminación o situaciones de desprecio.
Gordofobia en la atención médica: ¿cómo aparece?
Ir al médico por una faringitis y que el paciente reciba un plan dietético y unas pastillas para perder peso. Sufrir una infección de orina y que el médico lo justifique por el sobrepeso, incidiendo en que las personas delgadas no tienen ese problema. Tener una depresión o un trastorno de ansiedad y que el profesional indique a la persona que si baja de peso se sentirá mejor emocionalmente.
Todos estos ejemplos pueden ser anecdóticos y, sin embargo, suceden y se denuncian. Tanto es así que son muchas las personas con sobrepeso que temen acudir a sus centros de atención primaria. Temen los comentarios fuera de lugar, la discriminación y el comentario de siempre “todo lo que te pasa se debe a esos kilos de más”.
Todo ello define lo que se conoce como “gordofobia en la atención médica”, es decir, un sesgo en los profesionales de la salud que deriva en desatención, y un examen deficiente de las dolencias de los pacientes con kilos de más.
Es cierto que la obesidad se relaciona con más de un problema de salud: diabetes, hipertensión, problemas óseos y articulares, apnea del sueño, problemas hepáticos, etc. Sin embargo, no basta solo con mirar a un paciente y emitir un diagnóstico a vuela pluma; son necesarias pruebas exploratorias y chequeos clínicos para emitir un dictamen riguroso y fiable.
Sesgo de peso entre los médicos, la realidad de una minoría
La gordofobia en la atención médica existe. La Universidad Concordia realizó una investigación en la que encuestó a 400 médicos canadienses y reveló que cerca del 18 por ciento evidenciaba incomodidad a la hora de tener que tratar a personas con sobrepeso. Otros trabajos han sacado a la luz el hecho de que la duración de las citas a pacientes con un mayor Índice de Masa Corporal (IMC) son más cortas, y se solicitan menos pruebas clínicas.
Es decir, se atribuye todo problema del paciente a su sobrepeso y la recomendación siempre es la misma: perder peso. No se les examina adecuadamente y, además, se les genera un daño emocional. De este modo, aunque la proporción de profesionales médicos que evidenciarían este sesgo es una minoría, no deja de ser un hecho de gran impacto.
Las consecuencias de la desatención y discriminación médica
En el 2018, Ellen Maud Bennett falleció de cáncer después de varios años buscando un origen médico a sus dolencias. El único diagnóstico que recibía era algo que los espejos de su casa ya le demostraban: tenía sobrepeso. Su caso no es el único. Son muchas las personas a las que no se les hizo ninguna prueba exploratoria hasta que fue demasiado tarde.
Por otro lado, tampoco podemos obviar otra consecuencia evidente de la gordofobia en la atención médica. El impacto psicológico del sesgo y el prejuicio cala en el paciente de manera profunda. En muchos casos, ese hombre o esa mujer desarrolla un rechazo al propio cuerpo, sentimientos de vergüenza y un claro desgaste en su salud psicológica.
Asimismo, no podemos descuidar otro hecho. A través del enfoque gordofóbico se refuerza la idea de que “delgadez es salud”; algo que no siempre es cierto y que puede abocar a más de una persona a caer en los trastornos de la conducta alimentaria.
Muchísimas veces, detrás de una persona con sobrepeso hay un problema psicológico desatendido.
No todos los problemas físicos y psicológicos se solucionan con una dieta
La universidad de John´s Hopkins reveló en un estudio que el sesgo de gordofobia existe y se manifiesta, básicamente, en falta de empatía con el paciente y en una atención ineficaz. Aunque este fenómeno solo aparece en un pequeño sector de la comunidad médica, pero el hecho de que esta realidad exista ya es un problema.
Hay muchas enfermedades que nada tienen que ver con el sobrepeso de una persona. En ocasiones, el cansancio y el dolor articular es consecuencia del lupus. E incluso el propio sobrepeso puede ser fruto de un problema psicológico que no se ha diagnosticado de manera correcta.
Es necesario que todo profesional de la salud revise sus propios sesgos y constructos sociales para ofrecer una atención integral, correcta y no discriminatoria a todo paciente que entre en su consulta.
Fuente: La Mente es Maravillosa
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