La cerveza arrastra cierto lastre político desde el fallido "putsch de la cervecería", cuando en 1923 un todavía desconocido Adolfo Hitler y algunos partidarios entraron en el "Bürgerbräukeller" de Munich e interrumpieron a balazos un acto político. Pero la cerveza está por encima de esas asociaciones negativas; ya era común entre los sumerios, la primera civilización de la que hay registros escritos. Las devotas de la diosa Ninkasi, "la que sacia el corazón", preparaban pan de cebada que colocaban en tinajas de agua. A los pocos días, las levaduras hacían su trabajo de fermentación y el líquido alcohólico se podía beber con pajitas para evitar los sedimentos sólidos.
Aquel líquido se llamaba "sikaru", que significaría "lo que la boca desea", y se terminaba de preparar en hornos de malteado que ya eran capaces de cambiar a pedir de boca el color del deseo, rubio o negro.
En el antiguo Egipto la cerveza era "zithum", para ellos un regalo de Osiris, esencial en la dieta con el pan y la cebolla. En tiempos de Ramsés II, hace 33 siglos, Egipto producía cuatro millones de litros por año. Era tan popular que se usaba como moneda para el comercio.
La gran popularidad de la cerveza en el antiguo Egipto no fue indiferente para los contemporáneos griegos, que en muchos aspectos eran discípulos de la cultura egipcia. Ocho siglos antes de nuestra era, el "vino de cebada" egipcio -que con frecuencia era de trigo porque la cebada era muy cara- se hizo común en el mundo helénico.
De esa época es una cerveza como hoy no hay, hecha a base de cebada, uvas y miel, que la arqueología molecular ha permitido reconstruir en el siglo XXI.
En tiempos de Julio César, Roma conoció la "cerevesia" como una bebida apropiada no para ellos, que preferían el vino, sino para los bárbaros con que los romanos guerreaban. Pero de todos modos, los romanos aceptaron con gusto los barriles de madera que los galos usaban para fermentar la cebada.
Del nombre latino "cerevesia" proviene el castellano "cerveza", que no ha prosperado en otras lenguas europeas. El italiano "birra", el alemán Bier, el francés bière, el inglés beer, derivan todos del latín "bibere" que significa beber.
Santa Hildegarda fue abadesa del monasterio de Bingen, junto al Rin, en el siglo XII; era una polímata benedictina visionaria, compositora, escritora, filósofa, naturalista, médica y profetisa. De su enorme creatividad surgió quizá uno de los primeros feminismos programáticos, próximo al de las beguinas, pero también música sacra para la liturgia cantada por mujeres, himnos, una teología feminista y el agregado de lúpulo a la cerveza antes de la fermentación, para prolongar su duración y darle el gusto amargo característico.
Antes del lúpulo que debemos a Hildegarda, la cerveza se preparaba con "gruit" que era una mezcla de hierbas como milenrama, mirto, ajenjo, brezo, tomillo, romero, salvia, espliego, hiedra, anís, enebro, regaliz y jengibre.
En 1516 el duque Guillermo IV de Baviera dictó la ley llamada "de pureza", que obligaba a los fabricantes de cerveza a usar solo agua, cebada, lúpulo y levadura. Podían agregar otros ingredientes, pero entonces no debían llamar cerveza (Bier) al resultado.
Fueron apareciendo desde entonces algunas variedades derivadas de diferencias de procedimiento en la fabricación, como la cerveza Lager y la Pilsen, que es la dorada que conocemos hoy.
Actualmente hay entre otras witbier (cervezas belgas de trigo), y las cervezas pale de la India, que habían desaparecido pero han vuelto desde que se ha popularizado la producción casera, "artesanal" de cerveza en nuestros días.
La chicha es una bebida similar a la cerveza, tradicional en los pueblos andinos, que la preparan todavía. Era fundamental en la cultura wari, que prosperó en la costa peruana hace aproximadamente un milenio y desapareció antes de llegar los españoles.
En las fiestas que organizaban los wari la chicha corría abundante con la finalidad de estrechar lazos familiares, políticos y económicos con pueblos vecinos.
La cerveza de los wari tenía una graduación alcohólica del cinco por ciento, similar a la actual, identificada en restos arqueológicos que tienen 1100 años.
La bebida wari tenía semillas de vilca, una planta de efectos psicotrópicos usada como alucinógeno por las élites de entonces. La vilca incorporada a la cerveza tenía efectos similares a los de la ayahuasca.
La chicha se bebió y se bebe desde la Patagonia hasta Panamá. La preparación tenía significado religioso, terapéutico y festivo y estaba reservada a mujeres, que tomaban un poco de maíz, lo ablandaban en una olla y lo masticaban. Luego escupían dentro de una vasija de barro y esperaban la fermentación favorecida por enzimas de la saliva que transformaban el almidón del maíz en azúcar. El maíz fermentado se hierve entre tres y cuatro horas para una vez frío y espeso, colarlo y obtener una bebida embriagadora.
Según algunos estudios, sin duda favorecidos por propagandistas, la cerveza levanta el ánimo y calma la sed, pero además previene varias enfermedades si se la ingiere moderadamente
Un informe elaborado de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial y el Centro de Información Cerveza y Salud expone diez razones para disfrutar la bebida:
1) La cerveza está formada en un 93 por ciento por agua, lo que contribuye a la hidratación, algo muy esencial para los que padecen hipertensión arterial.
2) Tiene una concentración muy baja de sodio, un elemento que en exceso puede provocar desde derrames cerebrales a problemas renales. La Organización Mundial de la Salud recomienda ingerir no más de dos gramos diarios. Una caña cuenta con nueve miligramos de sodio.
3) Según los científicos, la cerveza contiene altos niveles de potasio y por lo tanto produce un efecto diurético.
4) Las personas hipertensas que no toman cerveza corren más riesgo cardiovascular que las que realizan un consumo moderado de cerveza.
5) Aumenta el colesterol 'bueno': la cerveza y el vino pueden aumentar el nivel de lipoproteínas de alta densidad que son capaces de retirar el colesterol de las arterias y transportarlo de vuelta al hígado para su excreción, lo que ayuda a evitar enfermedades como la arteriosclerosis.
6) Es rica en la vitamina B, que es esencial para el sistema nervioso y la regeneración de las células
7) Los minerales que contiene, como el silicio, magnesio o fósforo, ayudan prevenir o retrasar las enfermedades óseas.
8) Los citados minerales también disminuyen los riesgos de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
9) El consumo responsable ayuda a mejorar los síntomas de la menopausia. Diversos estudios científicos han demostrado que el consumo de fitoestrógenos naturales, presentes en algunos de los ingredientes de esta bebida, puede llegar a retrasar la menopausia en unos dos años.
10) Dados los antioxidantes naturales que contiene, tomar una o dos cañas al día reduce los fenómenos oxidativos, responsables del envejecimiento.
De la Redacción de AIM.
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