Los lácteos siempre despiertan mucha controversia. Algunos dicen que los lácteos pasteurizados bajos en grasa son saludables y que deberían ser consumidos dos o tres veces al día, mientras que otros dicen que los lácteos crudos y altos en grasas son beneficiosos. Y otros insisten en que no deben consumirse del todo. Alrededor del 60 por ciento de las personas en todo el mundo son, aunque sea un poco intolerantes a la lactosa. En mi opinión, debemos dejar de consumir lácteos, no son necesarios y menos en la vida adulta.
Somos la única especie que tomamos leche de otra especie. Los niños para su crecimiento e inmunidad necesitan leche materna, al igual que el becerro necesita la leche de la vaca. Los seres humanos, al igual que otros mamíferos, producen leche para un propósito específico: para alimentar a sus bebés hasta que estén listos para asimilar alimentos sólidos.
Cuando por alguna circunstancia no puedes darle leche materna a tu hijo, pues lo alimentamos por un tiempo con fórmulas de leche de vaca, siendo mejor la de cabra u oveja, pero como adultos no la necesitamos.
Hay estudios que indican que los lácteos más allá de perder peso o ganar peso, son proinflamatorios, tienen el factor de crecimiento IGF-1, vinculado con algunos tipos de Cáncer, entre estos el de próstata y Ovario.
Los lácteos pueden contener contaminantes dañinos derivados de los antibióticos, hormonas de crecimiento y pesticidas y el alimento que dan a las vacas puede ser genéticamente modificado.
Las grasas alimentadas con granos y soja (cuando deben ser alimentadas con pasto) son altos en ácidos grasos omega-6, no tienen un balance entre Omega 6 y Omega 3, predomina el Omega 6 (proinflamatorio) sobre el Omega 3 (antiinflamatorio), lo cual contribuye a más inflamación y son más bajos en contenido de vitamina D3.
De hecho, muchas veces la intolerancia a la lactosa realmente está vinculada con dificultad para digerir la caseína, esta proteína produce inflamación y es responsable de eczema o dermatitis atópica, otitis a repetición, sinusitis, goteo postnasal, cefalea, colon irritable, gases, acné, fibromialgia, síndrome de ovario poliquístico, entre otras.
Estudios demuestran que las poblaciones con bajas tasas de osteoporosis son las que menos consumen lácteos. Otros estudios demuestran que más importante que el Calcio es la Vitamina D para prevenir fracturas.
Si la vaca ha sido inyectada con hormonas, todas esas hormonas pasan a tu organismo. Además, las vacas embarazadas son ordeñadas con frecuencia, lo que resulta en que el humano consuma leche alta en hormonas. Incluso la Leche orgánica, que está libre de hormonas sintéticas, antibióticos, fertilizantes químicos, pesticidas y sustancias genéticamente modificadas, todavía contienen hormonas de crecimiento naturales de la vaca.
La pasterización e irradiación matan bacterias malas, pero otras que pueden ser potencialmente beneficiosas también.
La homogeneización ocasiona la ruptura de moléculas de grasa, lo que hace que la leche se vuelva rancia.
El queso es adictivo, pues existe una sustancia en él llamada caseomorfina que provoca esa adicción, además es un alimento super procesado.
Los beneficios reportados en algunos estudios son de aquellas alimentadas con pasto, que contiene cinco veces más ácido linoléico , altos en contenido de ácidos grasos omega-3 y vitamina D3.
La leche de cabra y oveja es más rica en nutrientes y no tiene estos riesgos mencionados.
Mi Consejo: traten de dejarlos o disminuirlos considerablemente si desean estar saludables. Hemos sido criados con lácteos y no es fácil, pero tampoco imposible. No es algo de un día para otro, pero no puedes cegarte tampoco a las evidencias. Aprende a hacer leche vegetal.
Fuente: Sascha Fitness.-
Dejá tu comentario sobre esta nota