La conexión entre la razón y el corazón parece que sí existe y que un gran disgusto puede derivar en el conocido como síndrome del corazón roto o miocardiopatía de Takotsubo.
¿Quién no ha escuchado alguna vez eso de «me han roto el corazón»? ¿Quién no se ha sentido identificado en alguna ocasión con canciones que hablaban sobre que nos habían roto el alma y hecho el corazón a pedazos? Pues bien, resulta que no solo es un modo de hablar y que, efectivamente, existe eso del corazón roto.
El síndrome del corazón roto, también conocido como miocardiopatía de Takotsubo, se trata de una cardiopatía que se da cuando una persona sufre un estrés tanto emocional como físico muy fuerte. Puede aparecer en personas totalmente sanas, que no presenten ninguna otra enfermedad.
El corazón deja de bombear sangre en una parte del órgano que se queda en cierta manera paralizada. Esto produce una alteración cardíaca pese a que, el resto del corazón sigue funcionando de manera correcta.
Miocardiopatía de Takotsubo: factores que pueden afectar
Aunque, como en todas las patologías, puede darse en otras circunstancias, se considera que existen una serie de premisas que pueden condicionar la aparición del corazón roto:
Se han dado muchos más casos en mujeres que en hombres. Por tanto, las mujeres serían una población de riesgo para esta patología.
Se ha visto que, una vez superada la barrera de los 50 años, las personas son más propensas a padecerlo.
Las personas con trastornos neurológicos tienen más riesgo de sufrir este síndrome.
Del mismo modo, las personas con diagnosticadas con algún trastorno de ansiedad serían más propensas a padecerlo.
No obstante, puede presentarse un cuadro de corazón roto y no cumplir ninguna de las circunstancias anteriores.
Síntomas del corazón roto
Según diversos estudios científicos, los síntomas que acompañan a la miocardiopatía de Takotsubo son bastante similares a los de un ataque cardíaco. Algunos de estos síntomas son:
- Dificultad para respirar.
- Dolor en el pecho.
- Hipotensión.
Soplos y Arritmias.
Es muy importante que, ante cualquier tipo de síntoma se acuda a un centro médico donde nos puedan atender.
Debemos tener mucho cuidado con esto porque de no tratarse adecuadamente, podría desembocar en la muerte del paciente, por eso es muy importante acudir a profesionales que nos traten y valoren lo que estamos sufriendo.
¿Por qué sucede?
No podemos decir que exista un origen que valga para todos los casos. Sin embargo, como bien hemos indicado anteriormente, cualquier tipo de situación de estrés intenso, tanto emocional como físico, puede comprometer al sistema cardiovascular.
Algunos de los desencadenantes más comunes son:
- Muerte de un ser querido.
- Fuertes discusiones.
- Accidente de tráfico.
- Fuerte estrés laboral.
- Malas noticias.
- Ataque de epilepsia.
Tratamiento del corazón roto
Según varios estudios, no se puede decir que exista un tratamiento concreto para la miocardiopatía de Takotsubo. Así, lo que se hace en muchos casos, a nivel de farmacología, es utilizar medicación destinada en origen a la intervención sobre trastornos de ansiedad.
Por ello, en determinados casos, se deja que sea el paciente quien se recupere y posteriormente se le recomiendan ciertos ejercicios físicos y mentales, como puede ser la terapia o la meditación para que su organismo se mantenga en ese equilibrio recuperado.
Los amantes de Teruel: un caso del corazón roto
Son muchas las leyendas que a lo largo de la historia nos han contado de que ciertas personas murieron de amor por no poder soportar la imposibilidad de un final feliz. Un buen ejemplo de esto es la leyenda de los amantes de Teruel.
Ciertamente, se comenta que esta historia sucedió en la realidad o al menos tuvo un paralelismo con la leyenda. Diversos estudios históricos abalan la existencia de Isabel de Segura y Diego de Marcilla.
Sin embargo, aunque la historia dice que Diego murió de amor por Isabel, desde un punto de vista médico solo se podría justificar a través del síndrome del corazón roto; nadie muere de amor, pero sí lo puede hacer como consecuencia de un fuerte impacto emocional.
Por supuesto, aquellos tiempos no son los actuales. Hoy día, como se ha indicado anteriormente, se considera una patología tratable. Con el tiempo, la persona podría recuperar la normalidad.
Por Silvia Carrasco para La Mente es Maravillosa.-
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