¿Alguna vez has pensado "si me pongo a tener sexo ahora no voy a dormir nada"? Por desgracia, este pensamiento es cada vez más común...
Llegar a casa sin que las obligaciones y las demandas hayan terminado: hijos, compras, mantenimiento del hogar… Para cuando llega el momento de tener un poco de tiempo en el que las obligaciones no existen, solo quieres irte a la cama, abandonarte al sueño, sin pensar en nada más. Así pasan los días, las semanas, los años. Solo de vez en cuando nos asomamos al precipicio del tiempo y nos damos la vuelta, porque lo que vemos nos da mucho miedo.
¿Por qué la mayoría de las parejas afirman que querrían tener relaciones más a menudo? No se trata solo de una cuestión de la intensidad del impulso sexual individual, sino que en general las personas tienen menos sexo del que querrían bajo su propio criterio.
Por eso, varios profesionales se han lanzado a investigar qué se esconde bajo el descenso de los encuentros sexuales. Así, en este artículo identificaremos las causas que están contribuyendo a esta tendencia.
Las parejas tienen cada vez menos sexo: las cifras
La realidad vital de muchas personas rara vez se desmarca del trabajo y las tareas cotidianas. Cuando se trata del ocio, las opciones son infinitas, en especial en el ciberespacio. ¿Qué lugar queda para el sexo en este escenario?
Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos ha intentado obtener datos indicativos de la tendencia, encontrando que la frecuencia de las relaciones sexuales se ha reducido notablemente.
En 2010, los adultos tenían 9 veces menos sexo que 20 años atrás. Esto se acrecentaba, sobre todo, en las parejas estables, en aquellas que tenían hijos en común y en las personas que no consumían pornografía.
En cuanto a las prácticas sexuales, aquellas más reducidas eran las coitales y de penetración en parejas heterosexuales estables. Según los testimonios intergeneracionales, antes el sexo era concebido como una actividad diaria más, una forma de pasar el rato haciendo algo divertido.
En la actualidad, se prefiere la calidad ante que la cantidad en las relaciones sexuales.
Por qué en la actualidad bajan las estadísticas
¿Qué ha ocurrido en estos 20 años de comparación del estudio? 10 años después de esta publicación, las cifras siguen la misma tendencia. Los expertos también se han esforzado en encontrar las causas, encontrando las que enumeramos a continuación.
1. El sexo como rutina
Hace 30 años, la sociedad era bastante más simple que ahora; y no solo en pensamiento, sino también en el modo de vida. Las opciones de ocio, los estilos de vida o lo referente a lo laboral eran también mucho más reducidos. Digamos que el sexo tenía menos competidores.
Esto dejaba una ventana amplia a la cotidianidad, en la que el sexo tenía más peso como opción para pasar un buen rato. Esto, de hecho, nos lleva al siguiente apartado.
2. Vivir para dormir y preparar la comida de mañana
Las jornadas laborales son interminables. Y no solo en el sentido literal de aquellos que pasan 12 horas (o más) trabajando, sino también en el de aquellos que siguen recibiendo órdenes de su jefe a través del móvil cuando salen por la puerta. Muchas veces, la línea entre la vida cotidiana y el trabajo se desdibuja, por lo que las ganas de tener relaciones disminuyen.
Además, con la incorporación del teletrabajo, aún se debe trabajar y regularizar la extensión de la jornada laboral. Cuando se duerme y se trabaja en el mismo espacio físico, puede costar desconectar y, por tanto, pensar en el sexo.
3. Cansancio y capitalismo
Todo lo anterior lleva a un estado físico y mental generalizado a la población: el cansancio. Las mujeres y las personas a cargo de hijos son quienes más sufren de la cronicidad de esta falta de energía. Aunque la tendencia general parece avanzar hacia la equiparación, las diferencias entre géneros siguen siendo notables.
El capitalismo castiga a toda persona que cargue con responsabilidades más allá del trabajo, parece que en especial a aquellas que no son hombres blancos. No obstante, en aquellos países donde los derechos de las minorías y la igualdad están más desarrollados, se registran mejores cifras de satisfacción sexual.
4. Ansiedad y depresión
La salud mental es otro de los temas pendientes del mundo occidental. La ansiedad y la depresión son las dos patologías mentales que más inciden en el deseo sexual y en la satisfacción sexual. Como es obvio, nadie que padezca sufrimiento psicológico se sentirá en condiciones de practicar sexo de forma asidua.
Por otro lado, los ansiolíticos y los antidepresivos también tienen un efecto sobre la libido, reduciéndola.
La depresión disminuye el deseo sexual.
5. No más, pero sí mejor
Otra de las diferencias intergeneracionales en cuanto al sexo es su propia concepción: de rutina diaria a actividad de ocio y muestra de intimidad. Si bien siempre se ha asociado el sexo al placer, los nuevos tiempos traen también nuevas normas en cuanto a su práctica.
La ideología que rodea al sexo de las últimas generaciones es otra de las razones por las que las parejas tienen cada vez menos sexo: se prefiere la calidad a la cantidad.
El acto sexual se mide, muchas veces, al milímetro para crear la mejor de las experiencias. Por eso, si no se tiene demasiado tiempo para emplearse a fondo en ello o garantizar la satisfacción de ambos, se prefiere dejar para después.
Si bien esta última razón es una buena justificación para tener menos sexo, todas las anteriores son problemas por solucionar en nuestra sociedad. Como siempre, el argumento es el mismo: se puede vivir sin sexo, pero no sin salud. Cuando las personas tengan garantizada una calidad de vida digna, seguro que las cifras sexuales aumentan.
Fuente: La Mente es Maravillosa
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