¿Cómo podemos determinar el impacto que tiene el tiempo dedicado a las pantallas en la salud general de los niños y adolescentes? Hablamos sobre los factores asociados y las intervenciones sugeridas a los padres y madres en este tema.
Actualmente, con la era tecnológica, las pantallas son las protagonistas de nuestro día a día. También en niños y adolescentes, quienes en la última década han aumentado de manera exponencial su uso. La falta de información genera que los padres y las madres permitan el uso de estos dispositivos desde edades muy tempranas, creyendo que los programas educativos que en ellos se encuentran ayudarán en el desarrollo del niño.
Por ello, es recomendable concientizar a la población sobre las implicaciones negativas asociadas a su uso excesivo, así como también la importancia de la interacción con el mundo real para un adecuado desarrollo del menor. Seguidamente, profundizaremos en la temática para aportar claridad en el marco de la educación y las nuevas tecnologías.
Pegados a la pantalla
Cuando hablamos del tiempo en la pantalla, nos referimos al tiempo de visualización de varios tipos de pantallas, como ordenadores, televisores, videojuegos, teléfono y tablets. El mismo se ha asociado tanto con beneficios como con riesgos para la salud de niños y adolescentes.
Algunos de los beneficios que tiene su uso incluyen la exposición a formas didácticas novedosas y que pueden encajar más con su estilo de aprendizaje natural, más oportunidades para el contacto social y facilidad para acceder a mensajes e información de promoción de la salud.
Los riesgos incluyen efectos negativos para la salud con respecto al peso, el sueño y el estado de ánimo, la exposición al contenido y contactos inapropiados o inseguros, además de que la privacidad y confidencialidad se vean comprometidas.
Factores asociados al excesivo uso de pantallas
A continuación, expondremos más ampliamente algunos de los efectos que se dan cuando un niño o niña le dedica un tiempo desmesurado a las pantallas. Estos efectos interpelan directamente en la dinámica diaria y el desarrollo interno y externo del ambiente familiar.
Sedentarismo: el tiempo de pantalla excesivo en niños y adolescentes se asocia predominantemente con comportamientos sedentarios, lo cual influye en el desarrollo físico, social, emocional y cognitivo de este.
Obesidad: el aumento de la visualización de pantallas se ha asociado a cambios perjudiciales en la dieta que influyen en el aumento de peso, pues el tiempo dedicado a mirar televisión o jugar en el ordenador está inversamente relacionado con la calidad de la dieta en los niños.
Mala alimentación: los niños frecuentemente miran televisión mientras consumen comidas en casa, lo cual está asociado con la ingesta de ciertos grupos de alimentos que en su mayoría no son saludables.
Horarios inadecuados de sueño y no dormir lo suficiente: el uso generalizado de dispositivos electrónicos y la normalización de los dispositivos de pantalla en el dormitorio se acompaña de una alta prevalencia de falta de sueño, que afecta a la mayoría de los adolescentes y al 30 por ciento de los niños pequeños, preescolares y en edad escolar.
Alteración en el desarrollo: se ha asociado significativamente con retraso de las habilidades motoras, retraso del desarrollo cognitivo y del lenguaje, además de un peor rendimiento académico.
Bienestar psicológico: el bienestar psicológico es progresivamente más bajo si se le dedica desde una hora al día hasta siete o más horas de tiempo frente a la pantalla, especialmente en los adolescentes. En niños pequeños se ha asociado con una menor curiosidad, autocontrol y estabilidad emocional.
Problemas de conducta, atención y menos tiempo de aprendizaje.
Padres y madres: los referentes principales de sus hijos
El hecho de que los niños compartan el tiempo de exposición al medio televisivo con sus padres y madres afecta a la calidad en la recepción de los mensajes. Los niños que tienen límites claros para el consumo de contenido a través de pantallas presentan un mayor nivel de actividad con el medio, comprenden con más claridad los valores y contravalores que se introducen en las imágenes y son más hábiles a la hora de diferenciar la realidad de la ficción.
Por el contrario, quienes no acostumbran a conversar con sus padres al respecto y, por tanto, no cuentan con pautas, suelen confundir la interpretación de los significados. Por ello, para llegar a “la televisión de calidad que queremos…”, los padres tienen que tomar conciencia de la importancia de su labor como guías de los contenidos que sus hijos consumen en la pantalla.
La realidad de la interacción con pantallas
Cabe indicar que, de forma generalizada, la mayoría de los niños afirman que suelen adecuarse a las preferencias televisivas de sus padres más que sus padres a las de ellos. Una evidencia que lo apoya es que son pocos los padres que ven con los niños los dibujos animados, al contrario de lo que sucede, por ejemplo, con los informativos -un programa que no suele gustarle demasiado a los niños-.
En consecuencia, quedan abiertas algunas cuestiones, como las siguientes: ¿por qué los padres afirman que no tienen tiempo para ver la televisión con sus hijos cuando el cómputo de minutos al día de los adultos supera en más de una hora el de los niños? ¿Por qué los padres no se interesan por aquello que están viendo sus hijos cuando estos ven con ellos programas que no les gustan?
Intervenciones y sugerencias indicadas
La Academia Americana de Pediatría propone facilitar a los padres con las siguientes recomendaciones:
Educar sobre el desarrollo del cerebro en los primeros años.
Instruir en la importancia del juego práctico y social para desarrollar habilidades lingüísticas, cognitivas y socioemocionales.
Mantener todos los dispositivos de pantalla fuera de los dormitorios de los niños.
Evitar usar los medios tecnológicos como la única forma de calmar a los hijos.
El contenido importa: rehuir de programas violentos y de miedo.
Evitar pasar tiempo frente a la pantalla durante las comidas y una hora antes de acostarse.
Fijar límites apropiados para la edad del niño con respecto al tiempo que pasa frente a una pantalla.
El tiempo de pantalla no debe interferir en el descanso reparador, ni en el ejercicio regular u otras actividades saludables y educativas.
“Internet lo construyes tú junto a muchos más, así que entre todos debemos conseguir que sea un sitio seguro y positivo. El uso que hagas de la tecnología dirá quién eres, contará lo mejor y peor de ti y será la llave para poder tener una vida -real y digital- inteligente, divertida y útil”. María Zabala-
La Sociedad Canadiense de Pediatría menciona que la calidad del tiempo frente a la pantalla es tan importante como la cantidad, por lo que recomienda aconsejar a los padres a estar presentes y participar cuando sus hijos usan pantallas. Además de fomentar el uso de aplicaciones educativas, activas y sociales sobre aquellas que son pasivas y solitarias. Todas estas sugerencias contribuyen a que el niño tenga un desarrollo general más saludable.
Fuente: La Mente es Maravillosa
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