Los ataques de pánico pueden aparecer en los instantes más insospechados: mientras trabajas o cuando estás en casa sentado en el sofá. ¿A qué se deben estas experiencias tan desagradables? Lo detallamos en el siguiente artículo.
Inesperados, abrumadores y hasta terroríficos. Quizás que en algún momento te has preguntado por qué tienes ataques de pánico. Esa sensación súbita de que te falta el aire, de que el corazón te va a mil revoluciones y el miedo atenaza cada fibra de tu mente y cuerpo, es algo muy desagradable. Todo escapa a tu control. Y si hay un aspecto que genera aún más pavor, es la repetición de estas sensaciones.
Lo esencial a saber es que estas experiencias son más comunes de lo que crees. Por ejemplo, el Journal of Affective Disorders señala que en España el 9,5 por ciento de la población las sufre, en especial aquella comprendida entre los 30 y 49 años. No es, por tanto, algo inusual; por ello, conocer las causas es de ayuda. Indaguemos más.
Los síntomas de un ataque de pánico pueden confundirse a menudo con los signos previos a un ataque de miocardio. También con un problema respiratorio.
¿Qué es un ataque de pánico y cómo se manifiesta?
Un ataque de pánico es como un tsunami: una experiencia de miedo desmedido, profundo y desesperante, sin que exista un desencadenante real. Son vivencias, además, que se acompañan de una intensa sintomatología fisiológica. Tal es así que muchas personas acuden a urgencias pensando que están a punto de sufrir un infarto cardíaco. El dolor físico es real; tanto como la propia turbación emocional.
Por otro lado, a la hora de diagnosticar estas condiciones, solemos recurrir al Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, (DSM-5). Lo primero que se nos dice es que son oleadas de miedo y malestar intenso que duran solo unos minutos. Nunca más de 10. Resultan, por tanto, episodios breves, pero no por ello menos desconcertantes. ¿Cómo se manifiestan? Veamos, a continuación.
Síntomas de un ataque de pánico
El primer ataque de pánico nunca se olvida. Podríamos decir que, dentro de las experiencias en el campo de la psiquiatría, es una de las más angustiosas que alguien puede sufrir. La percepción de que se está a punto de morir es muy frecuente. Destaquemos, no obstante, en qué consiste la sintomatología.
· Síntomas físicos
· Mareos.
· Temblores.
· Taquicardias.
· Dolor torácico.
· Sensación de asfixia.
· Náuseas, malestar estomacal.
· Parestesias (hormigueo corporal).
· Escalofríos y sudoración al mismo tiempo.
· Síntomas emocionales y cognitivos
· Miedo desmesurado e irracional.
· Sensación de que se está a punto de morir.
· Despersonalización (desapego de uno mismo).
· Percepción de que uno se está «volviendo loco».
· Desrealización (sensación de que todo lo que nos envuelve no es real).
Cabe señalar que, de momento, no se encuentra un vínculo directo entre los ataques de pánico y las enfermedades cardíacas. Metaanálisis como los publicados en Systematic Reviews reseñan que dicho vínculo es muy tenue. Aunque lo creamos, esto rara vez sucede.
No obstante, quien ha sufrido un primer ataque de pánico retroalimenta aún más su miedo ante la posibilidad de que dicha experiencia se repita. Es así como se inicia y refuerza el ciclo de estas vivencias.
Detrás de los ataques de miedo desmedido tal vez exista cierta predisposición biológica y genética; es más, sabemos que las mujeres suelen experimentarlos con mayor frecuencia.
Razones por las que tienes ataques de pánico
Si te has preguntado en algún momento por qué tienes ataque de pánico, debes entender que la razón no está en factores como la debilidad o la incompetencia emocional. No te sanciones o te autocastigues por ello: todos podemos experimentarlos. Hay variables que elevan el riesgo de que los padezcas y, saberlo, es conveniente. Profundicemos en los motivos, enseguida.
1. Causas biológicas y genéticas
Si bien es posible que cada uno de nosotros viva un ataque de pánico en algún momento, hay quien lidia con ellos de forma frecuente. La causa de esta realidad clínica tan limitante estaría en factores genéticos. Trabajos como los compartidos por Human Molecular Genetics destacan que es visible un exceso de alelos en el gen de la monoaminooxidasa en mujeres.
Los ataques de pánico son, por término medio, más frecuentes en el género femenino, y esta particularidad genética incrementa el riesgo de su aparición.
2. Alteraciones funcionales en la amígdala cerebral
Si te preguntas por qué tienes estos ataques, el motivo estaría en tu amígdala cerebral. Este centro neurálgico para el procesamiento emocional podría presentar ciertas particularidades que incrementan el riesgo de que padezcas, en mayor grado, estas experiencias.
Análisis como los desarrollados en la Universidad Ewha Womans, en Corea del Sur, resaltan que la amígdala, el centro de las redes de procesamiento del miedo, tendría vínculos tanto con los ataques de pánico como en su versión crónica: el trastorno de pánico.
Lo que ocasiona esta región cerebral es situarnos siempre en un estado constante de «alarma». Esa hiperactivación nos encapsula en una percepción de temor persistente y de que algo muy malo sucederá.
Durante los episodios de pánico, el córtex prefrontal, asociado a la lógica y el razonamiento se desconecta y ofrece mayor poder al cuerpo amigdalino, ligado al procesamiento emocional como el miedo.
3. Estrés crónico o presión continuada
Aunque el estrés es un mecanismo natural que nos permite afrontar desafíos y amenazas puntuales, en ocasiones, escapa a nuestro control. Cuando las situaciones estresantes y la presión se alargan en el tiempo y las demandas superan a nuestros recursos psicológicos, aparecen los ataques.
El organismo y el cerebro evidencian en esas situaciones un nivel muy elevado de cortisol, norepinefrina y adrenalina. Toda esa tensión acumulada «estalla» en cualquier momento. Asimismo, sabemos que hay personas con una menor resistencia al estrés; bien por factores neurobiológicos o por unas estrategias de afrontamiento inadecuadas. Esto potencia la aparición de los ataques.
4. Cuando el miedo agobia: los desafíos de la vida
Los ataques en cuestión surgen solos o son comórbidos con otros trastornos como la ansiedad o los traumas. La vida nos sitúa en circunstancias difíciles que no siempre sabemos manejar y que se acompañan de una sensación persistente de miedo. Veamos algunos ejemplos:
· Afrontar una pérdida.
· Tener a un ser querido enfermo.
· Lidiar con un trauma psicológico.
· Perder el empleo y enfrentar problemas económicos.
· Padecer fobias, como, por ejemplo, hablar en público.
· Confrontar a cambios vitales muy intensos, como una ruptura de pareja.
5. Otras causas por las que tienes ataques de pánico
Este dato puede llamarnos la atención, sin embargo, la ciencia lleva décadas advirtiendo sobre tal factor: el tabaco eleva el riesgo de padecer ataques de pánico.
Un estudio publicado en Archives of General Psychiatry enfatiza este punto. De algún modo, se pone una vez más en relevancia cómo el tabaquismo incide en la aparición de ciertos trastornos psicológicos, como es el caso también de la ansiedad. Por otro lado, no se puede omitir que el consumo de ciertas drogas psicoactivas deriva con frecuencia en estas experiencias.
Todos podemos tener estos ataques. Sufrir uno es solo un toque de atención ante un hecho que debemos atender. En caso de experimentar estos eventos más veces y ver cómo se altera nuestra calidad de vida, ya es necesario solicitar ayuda especializada.
¿Qué hacer cuando tengo ataques de pánico?
Un ataque de pánico es un síntoma subyacente de una realidad emocional que debemos atender; es un toque de atención. Si lo experimentamos una vez y tenemos clara la causa, es necesario abordarla.
Ahora bien, en caso de no comprender qué nos sucede y vivir más de un ataque de pánico en un mes, es necesario buscar ayuda especializada. Las siguientes son algunas pautas que contribuyen.
Consejos para manejar un ataque de pánico
Cuando se desencadene el ataque de pánico en tu cuerpo y en tu mente, no luches y ten presente que no ocurrirá nada malo. No vas a morir; tu corazón está bien. Comprende que es una reacción psicofisiológica ante una experiencia de estrés o angustia mantenida en el tiempo. Es como una explosión de síntomas ante el miedo no regulado. ¿Qué hacer? Toma nota:
· Repite para ti mismo que estás a salvo.
· Visualiza imágenes relajantes y positivas.
· Quédate donde estás y toma respiraciones lentas y profundas.
· Debes decirte a ti mismo que esa experiencia terminará pronto.
Consejos para prevenir los ataques de pánico
Para prevenir los ataques de pánico debes conocer la raíz de su aparición. Si estás lidiando con un momento complejo, pide apoyo o respáldate en tu círculo cercano. Asimismo, te serán de ayuda estrategias como las que ahora listamos:
· Haz ejercicio, pasea cada día.
· Practica el yoga o el mindfulness.
· Apóyate en las personas que te quieren.
· Aprende recursos para solucionar problemas.
· Iníciate en la relajación muscular progresiva.
· Aprende técnicas de relajación y respiración profunda.
· Introduce técnicas para regular el estrés y las emociones.
· Mejora tus hábitos de vida: evita el alcohol, haz ejercicio, duerme bien.
Por último, ten presente que enfoques como la terapia breve estratégica resultan efectivas para abordar los ataques o los trastornos de pánico. No dudes en dar el paso para recuperar el control de tu vida y alcanzar el bienestar que mereces.
La Mente es Maravillosa.-
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