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Tres formas de romper la comunicación con la pareja

La ruptura de la comunicación es uno de los peores síntomas sobre la continuidad de una pareja. De ahí que sea necesario en ocasiones intervenir de manera directa y cambiar ciertas dinámicas para que esta no se rompa.

Así como hay maneras de incrementar y enriquecer el diálogo con la persona que se ama, también hay formas de romper la comunicación con la pareja. Esto es grave ya que se trata de uno de los pilares de la relación. Si la interacción comunicativa no es fluida y valiosa, es probable que aparezcan problemas en otros terrenos.

Una relación está hecha sobre todo de conversación. Los grandes amores son diálogos enriquecedores que se extienden en el tiempo. Si, en cambio, la interacción se debilita y de forma paulatina se llega al punto de romper la comunicación con la pareja, lo más seguro es que esto termine acabando con el amor.

Cuando hay un diálogo sincero y afectuoso se puede resolver cualquier problema que se presente. En cambio, si se levantan barreras o se inhibe la expresión de los involucrados, hasta una pequeña dificultad se transforma en una gran contrariedad. ¿Cuáles son esas conductas que llevan a romper la comunicación con la pareja? Las siguientes son tres de las más habituales.

1. Extenderse en cada detalle sin necesidad
Hay personas que hablan, hablan y hablan. Lo más habitual es que esa verborrea sin fin sea una expresión de estrés o de ansiedad. También es posible que se trate de alguna forma de narcisismo no elaborada. Lo único cierto es que esos monólogos interminables rara vez impresionan, pero en cambio sí fatigan.

Una de las formas de romper la comunicación con la pareja es precisamente incurriendo en esa conducta de hablar sin medida, al tiempo que se tienen grandes dificultades para escuchar. Las personas que esgrimen ese tipo de comunicación suelen referirse a cualquier cosa entrando en detalles ínfimos.

Esa actitud de dedicar demasiado tiempo a lo superficial revela en ocasiones una necesidad de protagonismo que empaña la comunicación; incluso un mensaje valioso puede quedar sepultado por un montón de frases intrascendentes. La concreción y el interés por aportar en vez de por acaparar es una virtud que ayuda a que el diálogo fluya.

2. Hablar de los problemas íntimos frente a otros
A todo el mundo, o al menos a una gran mayoría, les mortifica que los asuntos privados de la pareja sean ventilados con terceros. Esta es una práctica muy común y el problema está en que muchas veces las personas no saben identificar el límite entre lo que eventualmente se puede compartir con otros y lo que no.

Es habitual que cada uno de los miembros de la pareja comente situaciones personales con sus amigos cercanos. Sin embargo, es positivo que en ocasiones ciertos fenómenos o acontecimientos que se dan en el seno de la pareja queden dentro de él.

Es frecuente que una persona se sienta traicionada y resentida cuando el otro comparte información que creía confidencial. En estos casos, la confianza puede verse muy resentida. Por norma, la familia no necesita conocer por qué discutimos ayer o cómo lo resolvimos.

Por otro lado, aquello que compartimos puede cambiar la percepción que nuestro entorno tiene de nuestro compañero; de esta manera, podemos proyectar una imagen muy sesgada e injusta en un momento en el que no controlamos demasiado nuestras expresiones.

3. Dejarlo para “más tarde”, otra forma de romper la comunicación con la pareja
Si para el otro es importante tratar un tema, no se debe pasar por alto esa necesidad. Incluso si uno piensa que el asunto no es tan relevante, lo cierto es que si la pareja tiene prisa por abordarlo es porque para él o para ella sí tiene trascendencia.

Dejarlo para “más tarde” o para el fin de semana es una forma de darle la espalda al otro. No es fácil escuchar después de un día duro de trabajo, o cuando se tienen planes de ver una película, en lugar de hablar de problemas. Sin embargo, la necesidad de ser escuchado que puede tener el otro nunca se debe tomar como un asunto menor.

Quien quiere hablar necesita atención. No dársela es una forma de abandonar a esa persona a su suerte. Es obvio que esto causa dolor, pero también sensación de soledad y, probablemente, resentimiento. No es tan difícil dejar lo que se está haciendo y escuchar al otro.

La calidad de los intercambios dice mucho de la salud de una pareja. Expresarnos con inteligencia implica saber hablar, pero también sabe callar. Contar, guardar silencio, y elegir con acierto la información que compartir con el exterior va a facilitar que la comunicación dentro de la pareja sea uno de sus pilares.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com

Pareja relaciones psicología

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