Los "Principios fundamentales de la economía política" es un libro publicado en 1871 por el austríaco Carl Menger, doctor en derecho. Fue el inicio de la serie de elucubraciones - tendentes sobre todo a demostrar la falsedad de los análisis económicos de Marx- que derivaron en la escuela austríaca, en el anarcocapitalismo y en nuestro país en Javier Milei, escaleras abajo.
La Argentina es un país que ha sufrido políticas de raigambre liberal bien instaladas al menos desde la batalla de Pavón en 1861, que resultó en una ciudad que succiona la riqueza de un gran desierto productivo que se extiende alrededor.
Fue una ciudad signada por una elite que aprendió a despreciar el campo que la enriquecía y a venerar el imperio anglosajón con el que comerciaba la carne y la sangre de su país, mientras se prosternaba ante la "gran cultura europea" que irradiaba de París, centro también de los ocios de los rastacueros.
Las ideas de Carl Menger y de los que lo siguieron en orden descendente: Eugen Böhm-Bawerk; Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Milton Friedman, Murray Rothbart, tuvieron interesados intérpretes locales que reconocieron su mucha conveniencia: Alvaro Alsogaray publicó "Experiencias de 50 años de política y economía" y José Alfredo Martínez de Hoz "Más allá de los mitos" como respaldo de sus actuaciones como ministros de economía inspirados en Hayek y en las tendencias políticas de la oligarquía argentina.
La escuela marginalista del siglo XIX de Menger, Jevons y Walras quería demostrar la falsedad de la teoría del valor trabajo, que Marx había tomado de Adam Smith y de David Ricardo, economistas británicos clásicos.
A esa tarea se aplicaron en el siglo XX Mises, Hayek y los que siguieron. Como representante de esa ciencia -o pseudociencia- se presentó Milei mezclando la venta de niños, de órganos y de armas con actuaciones furiosas en contra de la "casta" política, de los impuestos y del Estado. En nada fue original, tanto las ideas como el método electoral son de sus líderes intelectuales, sobre todo de Rothbart.
En esta perspectiva los perros muertos con los que habla, la identificación con el tartamudo Moisés, el judaísmo, las relaciones con Karina, las fuerzas del cielo y demás pueden no ser sino un decorado que disimula el proyecto que Hayek mostró sin adornos en "La desnacionalización del dinero".
En ese libro, von Hayek propone privatizar y desregular todo, porque todo se compra y todo se vende, en la línea que Milei dice haber tomado de su "padre intelectual" argentino, el veterano Alberto Benegas Lynch.
De Benegas es la frase que los anarcocapitalistas repiten a coro con Milei: ‘El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social’”.
La escuela austríaca, que declinaba sin pena ni gloria, tuvo su volver a vivir con el golpe contra Salvador Allende en Chile, que Kissinger propició desde los Estados Unidos para evitar un "efecto dominó" de movimientos populares que pudieran -según él- favorecer la toma del poder en Italia por el partido comunista, muy fuerte entonces, y que era su verdadera preocupación.
Hayek visitó Santiago poco después del golpe; junto a Pinochet dejó un poco de lado sus tesis libertarias y dijo preferir una dictadura liberal a una democracia inficionada por el socialismo.
La palmadita en la espalda a los que sufrían al dictador era que la dictadura -"dictablanda" según Pinochet tomando una ocurrencia de Miguel Primo de Rivera- duraría hasta barrer todo vestigio de socialismo.
Milei recogió sus ideas de Rothbart, al que menciona a menudo, y de Roberto Nozik. Son dos propagandistas divulgadores de la escuela austríaca, que no agregaron nada a ella pero recomendaron métodos útiles a sus secuaces políticos.
Según el analista argentino Néstor Kohan, se trata de divulgadores estadounidenses de los repetidores austríacos de los fundadores de la escuela neoclásica en el siglo XIX
Kohan advierte que los ataques de Milei al Papa Francisco son derivaciones de las teorías de Nozik, que consideró contra la encíclica Rerum Novarum que la justicia social es una aberración.
Milei, atento al método de exaltación recomendado por Rothbart, dijo que el Papa era comunista y representaba al Maligno (el diablo) en la tierra. Y todo porque Francisco se mantuvo en la línea de la encíclica de León XIII.
De la Redacción de AIM.
Dejá tu comentario sobre esta nota