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Caleidoscopio
Caleidoscopio

El general San Martín

Se cumplirán el 17 de agosto 172 años de la muerte en Boulogne sur Mer, Francia, donde estaba exiliado, del general José Francisco de San Martín y Matorras, libertador de la Argentina, Chile y el Perú.

San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, a orillas del río Uruguay, parte de las Misiones Jesuíticas que dependía por entonces del virreinato del Río de la Plata y que luego estuvo brevemente bajo jurisdicción de la efímera república de Entre Ríos que creó Francisco Ramírez.

Se trasladó a España junto con sus padres en el año 1786 donde ingresó al Seminario de Nobles de Madrid. En 1789 comienza su carrera militar en el regimiento de Murcia. Luchó en la campaña de África combatiendo en Melilla y Orán.

En 1797 es ascendido a subteniente por sus acciones frente a los franceses en los Pirineos.

Tras la invasión de Napoleón, San Martín se destacó en Baylén, victoria que permitió al ejército de Andalucía recuperar Madrid.

En enero de 1812, San Martín se embarca hacia Buenos Aires en la fragata inglesa George Canning.

A los pocos días de su arribo, le fue reconocido el grado de teniente coronel y el Triunvirato le encomendó la creación de un escuadrón, que luego fue el célebre regimiento de Granaderos a Caballo. Durante el año 1812 se ocupó de instruir a la tropa en las modernas técnicas de combate que conocía por su extensa actuación europea contra los ejércitos de Napoleón.

Además, se ocupó de organizar una sociedad secreta que se denominó la Logia de Lautaro, por el caudillo araucano que defendió la libertad de su pueblo a los comienzos de la conquista española.

El 12 de setiembre de 1812 se casa con María de los Remedios de Escalada, mujer joven y bella, que pertenecía a una de las distinguidas familias del país.

Con las derrotas de Belgrano en el norte, el triunvitato envió a San Martín a reemplazarlo. El ejército realista, a cuyo frente estaba el general Pezuela, amenazaba las provincias de Salta y Jujuy.

San Martín advirtió que era imposible llegar a Lima por el Alto Perú, e ideó cruzar la cordillera y hacer el camino por el mar, hasta Lima.

Se instaló en Cuyo cuando la revolución del que se llamaba en aquel entonces "Reino de Chile", estaba en peligro y la revolución americana parecía derrotada.
San Martín emprendió la creación del Ejército de los Andes.

Al conocer que ya derrotado Napoleón España se disponía a mandar un gran ejército para aplastar la revolución, San Martín escribió: "Es llegada la hora de los verdaderos patriotas. Se acerca al Río de la Plata una expedición de diez mil españoles. Ya no se trata de encarecer y exaltar las virtudes republicanas, ni es tiempo de exhortar a la conservación de la fortunas o de las comodidades familiares. El primer interés del día es el de la vida: este es el único bien de los mortales. Sin ella, también perece con nosotros la patria. Basta de ser egoístas para empeñar el último esfuerzo en este momento único que para siempre fijará nuestra suerte. A la idea del bien común y a nuestra existencia, todo debe sacrificarse. Desde este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos… Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. El empleado que no quiera donar lo que deja de percibir recibirá un boleto par su abono en mejores circunstancias. Yo graduaré el patriotismo de los habitantes de esta provincia por la generosidad… Cada uno es centinela de su vida."

Luego de la derrota de Rondeau en Sipe-Sipe, en el Alto Perú, San Martín cree que ya ha llegado el momento de promover su idea de la conquista de Lima por el Pacífico. Envía entonces a su delegado, Manuel Ignacio Molina, a Buenos Aires para convencer al Director de la conveniencia de la expedición a Chile. El Ministro de Guerra era Tomás Guido, amigo de San Martín y miembro de la Logia, que ya estaba al tanto de la idea del Libertador, pero el gobierno no estaba convencido aún. La misión de Molina, si bien no pudo convencer al gobierno de autorizar la expedición, al menos consiguió una ayuda de 5.000.- pesos mensuales para el ejército.

Una vez obtenido el apoyo político a su proyecto, San Martín se dispone a realizar los preparativos de la empresa. La maestranza estaba a cargo de fray Luis Beltrán, natural de Mendoza, quien dejó los hábitos y, comandando trescientos trabajadores, fundió cañones, balas, granadas y preparó todos los implementos necesarios para la difícil marcha. La armería estaba a cargo del mayor De la Plaza y la fábrica de pólvora la dirigía el mayor ingeniero José Antonio Álvarez Condarco. Para los uniformes, Beltrán construyó una tejeduría y una tintorería para proveer los paños que las damas de Mendoza luego cosían.

El 14 de febrero, después de Chacabuco, San Martín entró triunfal a Santiago de Chile. El cabildo se reunió el día 18 aclamando al Libertador como gobernador de Chile. Renunció a ese honor y fue entonces electo O´Higgins Director Supremo del Estado de Chile.

Pocos días después de la victoria de Maipú, San Martín emprende el camino a Buenos Aires llegando con sigilo para sustraerse a las manifestaciones de la muchedumbre. No obstante ello, el Director Supremo, Pueyrredón, prepara una recepción pública en el Congreso que se realiza el 17 de mayo, en honor al héroe de Chacabuco y Maipú.

Cuando San Martín se dispone a embarcar el ejército para completar la última fase de su plan continental, América era el único lugar donde la llama de la libertad ardía. En Europa, luego de la caída de Napoleón, gobernaban los monarcas absolutos que formaban la Santa Alianza y se oponían a el control de los parlamentos.

El 20 de Agosto de 1820 partía de Valparaíso la expedición bajo el pabellón chileno, en medio de las salvas de la artillería y las aclamaciones del pueblo y las damas de Santiago. El almirante Cochrane encabezaba la expedición en la O´Higgins mientras que el Libertador y su estado mayor navegaba en el San Martín.

Victorioso en el Perú, San Martín proclama la independencia del país: " El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad de los pueblos y de la justicia de su causa que Dios defiende." Levantó la bandera roja y blanca y fue aclamado por la multitud.

Más adelante, abandonado por el gobierno de Buenos Aires, San Martín debe declinar su posición ante Bolívar, después de la conferencia de Guayaquil.

San Martín había enviado a Buenos Aires al comandante Antonio Gutiérrez de la Fuente, a pedir ayuda económica para la guerra de liberación. Tuvo amplio apoyo de todas las provincias del interior por las que pasaba, pero el presidente Rivadavia se negó a reconocer que fuera enviado del general, y fue devuelto de nuevo al norte, sin poder disctir nada con quien en realidad quería negarle todo apoyo.

El ministro de Rivadavia, Manuel García, dijo en esos momentos ante la junta de representantes que al país "le era útil que permaneciesen los españoles en el Perú".

Esta fue en síntesis la causa de la declinación de Guayaquil, que algunos historiadores han querido convertir en un milagro, en todo caso transparente.

Mientras iniciaba su viaje al otro lado de la cordillera y luego ponía el océano Atlántico entre él y su patria, los ejércitos de Bolívar, al mando del general Sucre derrotaban definitivamente a los realistas en las batallas de Junín (6 de agosto de 1824) y Ayacucho (9 de diciembre de 1824), liberando a todo el continente.

Cuando estaba en Mendoza, el 3 de agosto de 1823 muere su esposa, Remedios de Escalada. Parte entonces para Buenos Aires donde se encarga de su hijita Mercedes. El 4 de diciembre llega a la ciudad y permanece hasta el 10 de febrero de 1824 cuando se embarca hacia Francia.

En 1829 regresa a Buenos Aires pero permaneció en Montevideo y sin desembarcar en Buenos Aires regresó a Francia para no volver. Falleció el 17 de agosto de 1850 en la localidad de Boulogne-sur-Mer.
De la Redacción de AIM.

Libertador Jose de San Martin

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