Se desconoce con exactitud cuáles eran las preparaciones favoritas de nuestros próceres, pero algunas de las preferidas del general Manuel Belgrano “eran las torrejas y la carbonada”, contó a AIM el chef Julián Ibarra quien destacó que los platos más comunes por aquel entonces eran “los guisos, caldos, pollos y corderos” y agregó que “se tomaba oporto y bebidas alcohólicas muy fuertes”.
En diálogo con esta Agencia, Ibarra destacó que no existen datos precisos acerca de cuál exactamente era la comida que el creador de nuestra bandera nacional consideraba un manjar, aunque aseveró que entre las que figuraban primeras en su lista de preferencias estaban “las torrejas y la carbonada”.
También destacó que en la época colonial lo más común en las cocinas era la presencia de “los guisos, caldos, pollos y corderos” y que se consumían “locros con pedacitos de mondongo y diferentes cortes de carne, ya que era mucho más accesible que ahora”.
Todo indica que Belgrano así como sus coterráneos y coterráneas también consumían muchos guisados con “cogote de vaca, vísceras, orejas, huesos con carne y patas de cerdo y varios tipos de chorizos”, contó el chef.
Hoy como ayer
“La gastronomía de esa época tenía presentes preparaciones sencillas que hoy seguimos comiendo en estas fechas de festejo, como las empanadas, pastelitos y mazamorra”, indicó.
“Hoy todavía disfrutamos de un locro o carbonada y tomando chocolate caliente, con churros o pastelitos cuando se celebra una fecha patria y a muchos de nosotros nos repartían esas meriendas en la escuela, después de los actos escolares”, recordó el chef.
Comida y clases sociales
Investigadores del área de la historia de la vida privada aseguran que conocer el origen de la comida y los alimentos es un dato fundamental para reconstruir la propia identidad de los pueblos.
Así, del mismo modo que hoy, durante la época colonial existía una división social en cuanto a lo que se servía en la mesa para comer.
Esa división se traducía en el reparto de las calorías y los cortes. A la “clase baja” le tocaban los “platos de olla”: guisados con largas cocciones que permitieran ablandar los cortes de carne más duros, que eran más económicos.
En tanto, las clases altas tenían acceso a manjares como la codorniz y los dulces, cuya elaboración demandaba ingredientes más caros y de difícil acceso.
De la Redacción de AIM
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