La última estática social que conoció Occidente terminó en el Renacimiento europeo. Hasta entonces los hijos vivían la misma vida que los padres en el mismo mundo, aparentemente sencillo y ordenado por un poder indiscutible: en el mismo lugar, con las mismas costumbres, las mismas herramientas y sobre todo las mismas expectativas para esta vida sufrida y para la otra prometida.
Arrancó entonces una agitación que con el tiempo se fue valorando como deseable, y se tomó como prueba de que la civilización camina en sentido ascendente, de lo inferior a lo superior, de lo peor a lo mejor, de lo simple a lo complejo, de la impotencia a la omnipotencia. Según este esquema, el pasado es sinónimo de inferior y el futuro de superior.
Soñando con estrellas
En este clima intelectual surgieron los tres tipos de civilizaciones futuras propuestos por el astrónomo ruso Nikolai Kardashev, que a pesar de tener fundamento científico parecen hiperbólicas, la más fantástica de las novelas.
Kardashev murió en agosto de 2019 en Moscú a los 88 años. Era miembro de la academia de ciencias de Rusia, creador entre muchas otras cosas de métodos que permitieron "ver" los agujeros negros y "meterse" dentro de los cuásares, objetos lejanísimos que emiten enormes cantidades de radiación, miles de millones de veces más que las estrellas.
Hace más de medio siglo Kardashev estableció cómo sería posible comunicarse con civilizaciones extraterrestres, determinó las características de las señales óptimas para establecer contactos y cómo se vería el espectro de una fuente artificial de radiación.
Creyó identificar emisiones artificiales en dos fuentes, que luego se revelaron como cuásares. En el mismo escrito, de 1964, aparecía una teoría que sigue alimentando la imaginación hoy en día: la clasificación de las civilizaciones extraterrestres según el desarrollo de la explotación de los recursos y sobre todo del consumo de energía.
Los niveles del futuro
Distinguía tres niveles: en el primero, que todavía no alcanzó la humanidad, es posible usar todos los recursos energéticos disponibles en el planeta. Falta bastante para llenar el requisito de usar el equivalente a toda la energía que recibimos del sol.
Una civilización del segundo tipo, en cualquier lugar del universo, usaría toda la energía de su estrella, no solamente la que recibe naturalmente de ella.
Las de tercer tipo capturarían toda la energía de su galaxia y serían en el nivel de la ficción algo semejante al Imperio Galáctico de Star Wars.
Las civilizaciones del segundo y tercer tipo tendrían la posibilidad de colonizar toda su galaxia, cosa que está muy en pañales entre nosotros, que publicitamos ampliamente un descenso en la Luna hace poco más de medio siglo pero no volvimos más.
Obviamente, las capacidades del segundo y tercer tipo implican también la posibilidad de colonizar el espacio a escala estelar o galáctica. En síntesis, el primer tipo domina los recursos de su planeta de origen, el segundo tipo de su sistema planetario, y el tercer tipo de su galaxia.?
El físico estadounidense de origen japonés Michio Kaku supone que los seres humanos, constituidos en una civilización única, llegarán al primer tipo de Kardashev en alrededor de un siglo; pero que faltan milenios para alcanzar el segundo tipo. Por supuesto, los cálculos se basan en desarrollos dentro de las intenciones, la inteligencia y la estructura social actuales.
Estas ideas, en parte científicas, en parte fantásticas, en parte escapistas, en parte expresivas de una voluntad colonialista naturalizada, han tenido tratamiento en la ciencia ficción, por ejemplo en el ciclo de las Fundaciones del novelista y químico ruso Isaac Asimov.
La del primer tipo, que estaríamos próximos a alcanzar, es una civilización capaz de usar toda la potencia del planeta, la del segundo tipo toda la energía de su estrella y la del tercer tipo toda la energía de su galaxia. Entenderemos el descomunal crecimiento implicado si consideramos que la vía láctea, nuestra galaxia, tiene unos 300 mil millones de estrellas como el sol o mayores.
Volar sin perder las plumas
Las ideas de Kardashev no se limitaron a lo que puede acontecer dentro de algunos millones de años con la explotación de una cantidad de energía inimaginable, sino que siguieron más allá. Una civilización de cuarto tipo puede aprovechar la energía de un supercúmulo como el de Virgo, del que forma parte la Vía Láctea, o incluso de todo el universo. Este sería el límite teórico de las ideas de Kardashev, que tampoco se detuvo acá y pensó en el quinto tipo, que aprovecharía la energía de universos múltiples.
Hoy por hoy, la civilización humana es capaz de aprovechar una fracción de la energía disponible en la Tierra, por eso se ha dicho que está en el tipo 0.
En 2015 los científicos concluyeron de un estudio de las emisiones galácticas que las civilizaciones del tercer tipo de Kardashev son muy poco comunes o inexistentes; pero el descubrimiento en octubre de ese año de un extraño patrón de la luz que rodea la estrella KIC 8462852 -entre las constelaciones del Cisne y la Lira- levantó especulaciones sobre una esfera de Dyson rodeándola.
Al trabajo con Dyson
La esfera de Dyson es una estructura artificial hipotética de dimensiones astronómicas, del radio de una órbita planetaria, que permitiría retener dentro de ella la energía que emite la estrella.
Actualmente, no hay manera de usar el equivalente de energía solar absorbida por la Tierra sin recubrir completamente la superficie con estructuras artificiales, como la esfera de Dyson.
La Tierra intercepta sólo dos millonésimos de toda la energía que emite el sol. En la década de 1960 el físico Freeman Dyson expuso -tras leer obras de ciencia ficción- la hipótesis de una esfera que envolviera al sol y tuviera el diámetro de la órbita de Marte. Dentro de semejante estructura se podría retener toda la emisión solar y no solo dos millonésimos. Pero por supuesto, construirla es un trabajo que no soñó Heracles. Dyson se limitó a reconocer las dificultades, dio algunas soluciones para un futuro indefinido y dejó la inquietud para una civilización capaz de mover planetas como nosotros movemos los naipes en el truco.
No disponemos de la tecnología pero grandes satélites de energía solar espacial, harían alcanzables los niveles de energía del primer tipo en la dirección de las ideas de Kardashev, según las previsiones más optimistas.
Cuidado con los sacudones
En las ocasiones en que la humanidad fue sometida a transiciones de gran escala, como la revolución industrial, se crearon períodos de conmoción social que a mayor escala podrían implicar el riesgo de autodestrucción.
La transición al primer tipo podría implicar una catástrofe maltusiana por carencia de espacio necesario para la expansión. El uso de energía sin eliminar el calor involucrado terminaría haciendo de la tierra un lugar inadecuado para la vida, como vemos en el rumbo que está tomando la civilización.
De la Redacción de AIM.
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