Estancieras porteñas de hace un siglo escucharon al filósofo español José Ortega y Gasset decirles "criollas" con la intención de halagar a mujeres que lo trataban a cuerpo de rey. Ortega advirtió en Buenos Aires que la palabra "criollas" -que él les lanzaba como un madrigal- era recibida con sobresalto, con cierta incomodidad, como si en lugar de la miel con la que él la creía cargada contuviera vinagre y bilis.
Ortega supo tarde qué entendían aquellas damas en su sueño dorado por "criollas" y lamentó que algunas palabras hayan tenido un destino equívoco con el tiempo y la distancia. Aunque él no lo sabía cuando la pronunció, "criollas" sonaba en esos oídos como "gauchas" o "chinas", justamente el extremo opuesto de lo que ellas pretendían ser.
Hay muchas palabras con destino funesto, por lo menos torcido o intencionalmente desviado; una de ellas es "quilombo", que de campamento pasó a significar en diferentes épocas libertad, jaula, prostíbulo, embrollo.
En los orígenes africanos, pertenecía al idioma angoleño kimbundu, una de las lenguas bantúes más habladas de Angola. En Africa designaba un campamento, pero el negocio de la esclavitud en América, que sufrieron 60 millones de personas cazadas o vendidas en Africa a lo largo de tres siglos, convirtieron al quilombo, al campamento organizado por los esclavizados que huían de los esclavistas, en sinónimo de libertad.
El historiador uruguayo Gonzalo Abella, en una conferencia en la escuela Mendoza de María Grande, explicó la cercanía de la libertad en campamento propio con la casa de prostitución con una expresión de los esclavistas: "¡quién sabe qué harán esos negros ahí". Es decir, librados a sí mismos, en libertad, en los esclavos solo podía aflorar su naturaleza inferior y debían decaer; lo correcto era que volvieran a la esclavitud.
La palabra quilombo, entonces, lejos de significar la libertad pasó a significar un rasgo de la conducta lujuriosa y desviada que se atribuía a los esclavos, aunque los amos...
Actualmente, ya lejos incluso del sentido que la palabra tomó después en el lunfardo rioplatense, conservó su carga negativa pero para aludir a contratiempos, complicaciones o problemas, a "líos" como los que recomendó Francisco a los jóvenes, a situaciones embrolladas o caóticas.
Los habitantes de los quilombos, que ahora son legales en el Brasil, donde hay muchos, se llaman quilombolas. Una muy famosa, emblema de la libertad y símbolo de las mujeres negras americanas, fue Tereza de Benguela, nacida en el Mato Grosso, alrededor de 1700, en el bosque amazónico atravesado el río Guaporé, cerca de la frontera de Bolivia.
Tereza era una esclava que huyó del capitán Timóteo Pereira Gomes, y se casó con el jefe del quilombo de Quariteré, José Piolho.
Cuando Piohlo murió cerca de 1750, Tereza se convirtió en reina del quilombo do Quariterê, en la sierra dos Parecis, Mato Grosso. Como líder de su comunidad, Tereza resistió dos décadas a los esclavistas con armas arrebatadas a los blancos. Instauró un sistema que transformaba parte de las armas de hierro en instrumentos de trabajo para labrar la tierra. Para eso fue necesario crear en el quilombo una industria de fundición de metales.
Siguiendo tradiciones ancestrales, Tereza mantuvo un consejo de ancianos y jefes tribales, que tuvo cierta similitud con un sistema parlamentario de diputados y senadores.
Había telares que permitían trabajar el algodón y producir tejidos que luego intercambiaban por porotos, maíz, mandioca o bananas.
La experiencia de libertad de negros y también de indígenas terminó el 22 de julio de 1770, hace 253 años. Una expedición de esclavistas preparada especialmente para acabar con el mal ejemplo derrotó a los quilombolas a pesar de la resistencia encabezada por Tereza con armas de fuego y flechas.
Tereza fue apresada y murió por los malos tratos y la falta de alimentos, porque dejó de comer. Le cortaron la cabeza al cadáver y la expusieron en la plaza del quilombo, para escarmiento de los que opten por la libertad.
El Estado brasileño nunca toleraría la insolencia de un espacio de libertad y resistencia negra e indígena que permitiera otra forma de vida y economía. El reino de Tereza era una referencia positiva para los esclavizados que se animaban a huir a la libertad y el Estado no estaba dispuesto a permitirlo.
El 25 de julio es en el Brasil el día nacional de Tereza de Benguela y también el día internacional de la mujer negra.
De la Redacción de AIM.
Dejá tu comentario sobre esta nota