Los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado superaron en los primeros días de agosto los $ 2 billones, un volumen inédito que refleja un aumento del 40 por ciento en los últimos cuatro meses, desde la implementación de medidas del Banco Central (BCRA) para garantizar rendimientos mínimos a los ahorristas.
Según el último dato disponible en los registros del Banco Central, el 6 de agosto, los plazos fijos tradicionales alcanzaron los $ 1.974.178 millones, mientras que los ajustables por Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) sumaron $ 36.230 millones, lo que suma $ 2.010.408 millones en depósitos a plazo.
El crecimiento sostenido de estos depósitos comenzó a mediados de abril, cuando el BCRA determinó que los bancos debían pagar a los depositantes una tasa mínima en proporción a la tasa de política monetaria de las Letras de Liquidez (Leliq), que es del 38%.
Desde entonces, los plazos fijos pasaron de $ 1,43 billones a los actuales $ 2,01 billones, con un aumento del 40%.
La última suba de intereses se aplicó a principios de este mes, cuando se fijó que la Tasa Nominal Anual (TNA) que los bancos pagan por los depósitos de hasta $1 millón sea equivalente al 87 por ciento de las Leliq, lo que implicó una rentabilidad del 33 por ciento para esto depósitos y una mejora de 3 puntos porcentuales respecto de la que regía hasta entonces.
Esta fue la tercera suba para depósitos de plazo fijo determinada por el BCRA en lo que va de la cuarentena, tras fijar en abril una TNA del 26,6 por ciento (70 por ciento del rendimiento de las Leliq) y un nuevo aumento en junio hasta el 30 por ciento (79 por ciento de las Leliq) tanto para pequeños como grandes ahorristas.
"Es lógico que haya aumento de los depósitos en un contexto de alta emisión monetaria. Los pesos tienen que ir a algún lado y, como no pueden ir al dólar por el cepo ni a gastos con tarjeta en el exterior porque no se puede viajar, terminan en un plazo fijo o en un Fondo Común de Inversión", apuntó a Télam el analista financiero Christian Buteler.
Los incentivos para ahorrar en pesos en detrimento de la compra de dólares son parte de una estrategia del Central para armonizar las tasas rendimientos de distintas variables como, por ejemplo, la que paga una operación de dólar futuro, que actualmente se ubica en 31 por ciento anual.
"Que se le dé un rendimiento positivo al ahorrista en pesos es una buena medida, pero en este contexto de incertidumbre la tasa no es lo más importante. Es el cepo, en realidad, el que fuerza a buscar alternativas para colocar el excedente", apuntó Buteler.
En ese sentido, la demanda para la compra del cupo de US$ 200 mostró un crecimiento exponencial en los últimos meses.
De hecho, según datos del balance cambiario de junio, la cantidad de gente que compró hasta US$ 200 aumentó un 1.000 por ciento entre marzo y junio al trepar de unos 400 mil compradores a cerca de 4 millones en ese período.
Por este motivo, el Central está buscando tentar a los ahorristas a "quedarse en pesos" al ofrecer un rendimiento en moneda local (3,3 por ciento al mes) por sobre el aumento del nivel de precios que fue del 2,2 por ciento en junio, según el Indec.
Según Buteler, la clave de cara al futuro para que esta estrategia sea exitosa será que el Tesoro financie una mayor parte de su déficit a través del mercado local -donde ayer tuvo una muy buena colocación al captar casi $ 50.000 millones-, y aminore la asistencia del BCRA que, en lo que va del año, emitió casi $ 1,48 billones en concepto de "adelantos transitorios" y "transferencia de utilidades".
"Si bien es muy difícil que baje el déficit en este momento por los gastos derivados de la pandemia, que el Gobierno logre financiarse en el mercado en lugar de con emisión es una señal positiva. Si se quiere que bajen las brechas, ése es el primer paso", aseguró.