En la intimidad del mundo corporativo resurgen quejas y reproches hacia equipo económico. Critican su falta de reacción al desbarajuste cambiario. Además, hay un grupo que considera que algunas de las últimas decisiones oficiales tendrán un impacto negativo. El martes se renuevan Lebac.
La corrida tomó desprevenido al "círculo rojo" y lo sumió en un clima de incertidumbre, como no se veía desde la crisis del 2008.
El estado hiperkinético del grupo selecto quedó reflejado en la maratón de reuniones y cumbres que protagonizaron esta semana y que concluyó el viernes en la Casa Rosada, donde una decena de estos empresarios fueron recibidos por Mauricio Macri y parte de su gabinete.
El motivo de la audiencia extraordinaria fue la necesidad del presidente de trasmitirles tranquilidad, luego de la decisión de negociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Pero la convocatoria cursada por Macri también buscó mostrarlo rodeado de dirigentes poderosos -con varios de los que mantiene una tensión velada- y pedirles de nuevo que confiaran en el Gobierno.
El mismo día, el líder de Cambiemos había hecho algo similar con siete gobernadores, una cifra insuficiente si se quiere en el "poroteo" nacional, pero mejor que el apoyo mostrado inicialmente por sus interlocutores provinciales.
La renovada preocupación oficial por tender puentes coincide con la avanzada opositora contra la suba de tarifas, medida que provocó a la vez cortocircuitos con Elisa Carrió y la UCR.
En las más altas esferas del empresariado, hay un consenso implícito de evitar que la crisis se traslade al terreno político y cierta sensación sobre la conveniencia de una "tregua" con el oficialismo.
Con esa preocupación, buena parte de los hombres de negocios salieron a respaldar la decisión de negociar un crédito con el FMI, cuyos detalles se desconocen aún, pero que según analistas alcanzaría los u$s30.000 millones.
"La economía muestra una buena y positiva situación, por lo que ratificamos las medidas que está implementando al presente el Gobierno nacional", dijo uno de los participantes de la reunión del viernes, Eduardo Eurnekian, vicepresidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), una de las entidades más cercanas al Gobierno.
El repentino giro hacia el Fondo del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien en 2016 rechazaba volver al organismo, se sumó así al paquete anunciado el viernes previo, por el que se subió la tasa al 40 por ciento, se disminuyó la posición neta en dólares de los bancos y se ordenó recortar la obra pública en $30.000 millones.
Con esos instrumentos y las reservas, se intenta frenar la divisa, aunque sin resultados: la última semana siguió en alza y cerró en $23,70.
Igual de fluctuantes, en la intimidad del mundo corporativo resurgen quejas y reproches al equipo económico. En primer lugar, por su incapacidad de reacción al desbarajuste cambiario.
Pero sobre todo, se nota el descontento de aquellos que se ven perjudicados por las últimas decisiones oficiales, que según prevén tendrán un impacto negativo en la inflación, el consumo y la actividad.
Una prueba de fuego
La sensación predominante es que primero hay que "pasar la tormenta". La prueba de fuego para el Banco Central llegará este martes, cuando vencen Lebac por unos $640.000 millones.
El JP Morgan advirtió que "una falla en la renovación de las acciones de Lebacs en proceso de vencimiento generaría una oferta por desorden sobre el dólar y una salida de capital renovada".
En el sector financiero, también están expectantes por conocer el volumen del préstamo que negocia la Argentina con el FMI y las condicionalidades que se espera imponga el organismo.
"No vemos una situación grave, algunos se quejan de las tasas pero primero hay que resolver esto", dijo la mano derecha de un banquero privado al salir de un evento privado.
En la mesa de dinero de otra entidad comparten el "cambio de estrategia" adoptado por el equipo económico de Cambiemos para tratar de frenar la sangría de reservas que provocó un "desbalanceo cambiario".
La lectura optimista es que "el Banco Central volvió a tomar el timón" al elevar el 4 de mayo pasado en 1.275 puntos la tasa y dejar atrás el 28D.
El relajamiento de las metas de inflación a fines de diciembre fue leído por la banca como la victoria del ala política del gabinete sobre el el titular de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, quien redujo entonces la tasa al 27 por ciento, decisión que según los analistas financieros terminó por desembocar en una suba del dólar.
En la city financiera creen que hay una "migración hacia el dólar" motorizada por la devaluación de las monedas, el encarecimiento del financiamiento para la Argentina, el impuesto anunciado a la renta financiera y la falta de oferta de divisas del sector privado por la retención de liquidación de exportaciones de granos. Pero también responsabilizan al Banco Central.
"Está tomando medidas con agresividad, pero no todas fueron bienvenidas", admitieron en un banco privado.
Los analistas cuestionan la demora en reaccionar y la eficacia de incrementar las tasas a niveles récord. Pero tampoco ven con buenos ojos la orden dada a los bancos de reducir del 30 al 10 por ciento su posición general neta en dólares.
"Ellos quieren que se pesifique el mercado, pero si buscaban forzar a los bancos a vender divisas en el spot o futuros, no fue efectivo", explicó un operador.
Desde la entidad aseguran que el sector público es el que posee una mayor tenencia de dólares, entre ellos el Banco Nación. Otra lectura posible es que el "mensaje" apuntó a evitar una recompra de dólares de los privados, antes que a un desprendimiento de moneda extranjera. Sería una manera de inducirlos a absorver Lebac este martes.
Interna empresaria
Con el pasar de los días, el temor a un agravamiento de la corrida terminó por unificar o al menos dejó en segundo plano la interna entre un sector de empresarios que salió a respaldar sin fisuras al Gobierno frente a la embestida opositora para frenar la suba de tarifas y, por otra parte, un arco heterogéneo de industriales, el campo y el comercio, molestos por los aumentos en las boletas y el impacto de las últimas medidas sobre la economía.
Con familiares de los funcionarios en su seno, la Cámara de Comercio mantiene un apoyo cerrado al Gobierno. En sus comunicados dejó en claro que las decisiones oficiales apuntan a "fortalecer las finanzas de la economía a fin de darle mayor certidumbre y estabilidad a nuestro país en un contexto externo más adverso y volátil".
Asimismo, respaldaron la iniciativa de lograr el apoyo financiero del FMI "de manera preventiva", ya que de ese modo -sostienen- la tasa de interés sería "significativamente menor" a la que podría ofrecer el mercado de capitales.
En tanto, el comité ejecutivo de la UIA decidió llevar calma con la difusión de un comunicado el martes pasado de tono neutral en el que se aseguró que "las áreas responsables de la política económica (Bcra, ministerio de Hacienda y ministerio de Finanzas, entre otros) cuentan con los instrumentos y los activos necesarios para brindar previsibilidad cambiaria y financiera de largo plazo.
"No estamos en el 2001, la idea es esperar que pase todo esto para volver al rumbo productivo", tradujo José Urtubey.
De ese modo, los industriales optaron por la prudencia después de debatir durante tres horas si publicar o no un comunicado.
Dentro de la central fabril persisten diferencias entre los "optimistas y pesimistas" sobre la política económica. Mientras los sectores exportadores piden paciencia, las industrias ligadas al mercado interno reclaman una reacción urgente.
La UIA quedó envuelta en un conflicto semanas atrás, cuando apareció acompañando como parte del Foro Convergencia el rechazo del Gobierno a bajar las tarifas.
"Hay un quilombo tremendo en UIA con las tarifas porque el 98 por ciento son Pymes y muchos quedan fuera de mercado con los aumentos", reconoció el directivo de una alimenticia de primer nivel.
En algunos sectores empresarios, ven que el aumento de las tasas y el recorte a la obra enfriará aún más la economía, mientras que el esquema de tarifas llevaría la inflación a entre el 23 y 25 por ciento. La preocupación es compartida por industriales, la Cámara de la Construcción e incluso inversores que esperaban un despegue de la actividad en el segundo semestre.
"Seguimos sin tener un programa industrial, el tema es cómo generas dólares genuinos", dijo a este medio Silvio Zursolo, directivo de la cámara de industriales bonaerenses Adiba y miembro del comité de la UIA.
Por lo pronto, el Gobierno enfrentará mayores dificultades para cubrir sus pasivos. Con una menor perspectiva de producción, inversión y exportaciones, la economía no generará los recursos suficientes para reducir el rojo provocado por la salida de dólares vía importaciones (entre ellas las de combustibles) y turismo.
La balanza comercial acumuló en el primer trimestre del año un saldo negativo de u$s2.494 millones, más del doble que los u$s1.177 millones del año pasado. Sin una fuente propia de dólares y la toma de nueva deuda, los intereses seguirán en ascenso.
En ese contexto, los economistas ya hablan de los "ganadores y perdedores" del plan de emergencia que según Macri busca preservar la estabilidad financiera y el "gradualismo".
"En la foto, los sectores exportadores se benefician por el tipo de cambio, y se perjudican los que venden al mercado interno y se financian en el mercado local en pesos, al igual que los asalariados", explicó a este medio Marina Dal Pogetto, directora de EcoGo.
Entre los ganadores figuran los fondos especulativos que desarmaron posiciones en pesos e iniciaron la corrida a favor del dólar.
Pero también, el complejo cerealero que aporta el 44 por ciento de las exportaciones argentinas y se beneficia de la devaluación, que desde diciembre ya acumula un 25. Lo mismo ocurre con los productores que retienen granos.
En los primeros cuatro meses, el polo agroexportador liquidó u$s6.000 millones, pero las autoridades esperaban un mayor volumen.
Si bien la sequía en el campo redujo el nivel de cosecha previsto y las lluvias en los últimos 15 días dificultaron la llegada de camiones a los puertos, los operadores admiten que "es un momento complejo para liquidar porque cada sector especula".
Contra ellos se despachó Carrió, sorprendida por la reacción del sector que se ve también beneficiado por la baja gradual de retenciones.
"Nosotros acompañamos al campo en los momentos difíciles, bajamos las retenciones, la sociedad acompañó... ahora les digo a ellos: Hagan patria, no retengan la soja, empiecen a liquidar para que ingresen divisas", rogó la diputada días atrás.
Incertidumbre política
Una de las cuestionas que genera desconcierto en el "círculo rojo" es la capacidad política del Gobierno para encauzar su programa económico, cuestionado desde dentro de la alianza oficialista como desde la oposición y una parte del empresariado. Los ejecutivos siguen de cerca las encuestas que muestran una menor simpatía de la ciudadanía por Cambiemos.
"La confianza se derrumbó como un castillo de naipes", explicó uno de los principales miembros de la UIA.
Según un estudio de la consultora Analogías realizado el 6 y 7 de mayo en la provincia de Buenos Aires, la desaprobación del Gobierno alcanza el 60,1%, un aumento de 8,1 puntos desde abril, mientras que la imagen positiva descendió 20 puntos desde las elecciones legislativas de octubre pasado.
La caída en la valoración positiva del desempeño presidencial se extendió incluso a la percepción sobre la gobernadora María Eugenia Vidal, que hasta ahora se mantenía indemne. En tanto, el paquete de medidas contra la corrida recibió un rechazo mayoritario entre los bonaerenses, del 67 por ciento y se impone incluso en segmentos que simpatizan moderadamente con el macrismo.
Ahora, se espera que el regreso al tutelaje del FMI impacte aún más en la imagen de Macri. Un relevamiento realizado a inicios de este mes por las consultoras D´Alessio Irol y Berensztein, reveló que el 75 por ciento de los encuestados considera "inadecuado" pedir ayuda al organismo internacional.
Al igual que el sondeo de Analogías, el rechazo no solo proviene de quienes votaron a la oposición sino también de los votantes de Cambiemos, en el cual llega al 58 por ciento.
Los empresarios tomaron nota del escenario político más adverso. Si bien aseguran que no hay una oposición que capitalice la pérdida de apoyo del Gobierno, creen que el peronismo está en condiciones de especular con dar la pelea en un eventual ballotage.
Un alto ejecutivo de la Cámara de Empresas Alimenticias (Copal) vinculó los nuevos vientos con la caída de las expectativas económicas de la gente. En la entidad ya aseguran que el primer trimestre fue "malo para el consumo" y que, si bien prevén nuevos aumentos de precios en los próximos 15 días, aseguran que el traslado de mayores costos por los insumos dolarizados tiene un límite.
El consumo masivo cerró el primer trimestre del año con una caída del uno por ciento frente al mismo período del año pasado, según la consultora Kantar Worldpanel.
Salvo dos sectores (bebidas y alimentos secos), el resto de los rubros (lácteos, congelados, infusiones, cuidado personal y cuidado de higiene) registraron caídas de hasta el nueve por ciento.
Según datos de la Copal, la manteca cayó seis por ciento, quesos 5,7, yogures cinco por ciento y pastas frescas 4,5. La caída de las ventas se sintió hasta en el papel higíenico, que registró una baja del cinco.
La menor demanda coincide con un nuevo retroceso en la percepción sobre la situación económica futura y un deterioro en las percepciones sobre el momento para la compra de bienes durables. Según un estudio de Kantar TNS, un 53 por ciento dice no tener el dinero para vivir según las necesidades y expectativas para su propia vida.
"Esta situación se acentúa principalmente en los niveles socioeconómicos medio bajos y bajos y, en el Gran Buenos Aires, dato que marca una disminución del poder adquisitivo respecto a los últimos dos años", explicó Mercedes Ruiz Barrio, Investigadora Senior de la consultora.
Fuente: Iprofesional