En Wall Street ya dan como un hecho que la Argentina entrará en default también de su deuda emitida bajo ley extranjera en breve. El plazo para aceptar la propuesta vence el 8 de mayo y hasta el miércoles hay tiempo para manifestar el interés. Pero también es probable que se prorroguen los plazos ya que habría tiempo para seguir las negociaciones hasta el 22 de mayo, que es cuando la Argentina caería formalmente en default si no paga los intereses de tres bonos por 500 millones de dólares.
La fuerte caída que tuvieron los bonos ayer, cinco por ciento en promedio, marca justamente este clima muy negativo entre los inversores. Todas las series de bonos cayeron de los USD 30 y varios ya vuelven a roza los USD 25. Esto está en línea con la quita real que propuso el ministro de Economía, Martín Guzmán, pero también la visión negativa de que la Argentina permanecerá mucho tiempo fuera de los mercados financieros.
Un informe que divulgó el banco de inversión Morgan Stanley para sus clientes consideró que a USD 25 sigue siendo un buen precio de entrada para la compra de bonos argentinos. Pero al mismo tiempo se mostró escéptico sobre un acuerdo rápido. Hace un par de semanas había indicado que era probable alcanzar un acuerdo recién el tercer trimestre del 2020, es decir una vez que se despeje el efecto negativo de la cuarentena por el coronavirus. Pero ahora consideró que los plazos se pueden alargar todavía más.
“No es muy difícil que la oferta supere los USD 40. Alcanzaría con aumentar un punto porcentual los cupones de intereses que se pagan durante toda la curva de los bonos y reconocer los intereses corridos, algo que no aparece en la propuesta oficial”, indica el informe de Morgan Stanley.
Ahora la última esperanza está puesta en la contraoferta que realicen los acreedores. Los tres grupos estarían trabajando juntos para llevar adelante una propuesta distinta a Guzmán y eso determinará si hay margen para acercar posiciones. Por ahora, la diferencia entre lo que pide la Argentina y las exigencias de los inversores es demasiado grande como para pensar en un acuerdo rápido.
Lo que estaría ya totalmente descartado es la posibilidad de que el Gobierno pague un “endulzante” en efectivo, es decir que realice un desembolso antes del 2023, que es la fecha a partir de la cual se reanudan los pagos de la deuda.
El economista Emanuel Álvarez Agis, cercano al Gobierno, también fue protagonista en las últimas horas, al participar en varios “conference call” organizados por bancos de inversión de Nueva York y sociedades de Bolsa locales. “Un problema serio para cerrar el acuerdo es que el FMI no está participando de las negociaciones y tampoco ha mostrado voluntad por reducir los intereses de deuda que tendría que cobrar en los próximos años. Eso obliga a profundizar la quita sobre los bonistas privados”.