En el dato de julio, el agro redujo su caída y estiman que la tendencia continuó en agosto. De todas formas, la falta de divisas y la inflación pueden afectar la evolución de la economía en la última parte del año.
La variación desestacionalizada del Estimador Mensual de la Actividad Económica (Emae) de julio sorprendió a algunas consultoras privadas, al crecer 2,4 por ciento frente a junio. Una de las explicaciones fue una menor contracción del agro, que cayó 14 por ciento interanual frente al 40 por ciento promedio que había registrado en los tres meses previos. La tendencia, según estiman analistas, se habría mantenido en agosto: el impacto directo de la sequía en la actividad comienza a quedar atrás. Aunque, de todas formas, otros factores económicos se encienden como señales de alerta al proyectar la evolución de la economía en los últimos meses del año.
Por caso, el Índice General de Actividad que mide la consultora Orlando Ferreres, registró en agosto un aumento de 0,4 por ciento interanual y un alza de 0,4 por ciento en la medición desestacionalizada frente a julio. “Mirando a los sectores, el impulso proveniente de las actividades extractivas, junto con una desaceleración en la caída del agro, y especialmente la menor incidencia de la agricultura durante esta parte del año, son los principales motivos de la cifra positiva que surge de nuestra estimación”, señalaron desde la firma.
De todas formas, al proyectar lo que puede ocurrir en los próximos meses, analizaron: “Más allá de este rebote, hacia adelante anticipamos una contracción de la economía, afectada por la falta de divisas, una situación macroeconómica extremadamente frágil, y una incertidumbre extendida tanto en el ámbito económico como en el político”.
En la misma línea, desde LCG remarcaron que es difícil que la “recuperación registrada en julio sea sostenida en el tiempo”. “La devaluación implementada post Paso tuvo como correlato una nominalidad más alta, que erosiona más rápido el poder adquisitivo de los consumidores. En un intento de llegar competitivo a las elecciones generales, el Gobierno está volcando un acaudalado paquete de medidas en vistas de frenar el deterioro. En poco más de tres semanas, anunció complementos de ingresos o alivios fiscales por el equivalente a 1,02 por ciento del PBI. Esto podría sostener niveles de consumo, pero solo a corto plazo. Y el efecto podría ser marginal, si parte de estos mayores ingresos, principalmente los ofrecidos a los trabajadores de altos ingresos ante la suma del mínimo exento del Ingreso a las Ganancias, no se vuelcan a la compra de bienes (locales) si no a la compra de dólares paralelos a modo de cobertura”, detallaron desde la firma.
Asimismo, agregaron: “Sobre esta coyuntura se monta la permanente escasez de divisas y un escenario político incierto que paralizan proyectos de inversión, afectando así también el nivel de empleo y creación de puestos de trabajo. En síntesis, esperamos que la actividad económica acelere el deterioro de cara al segundo semestre del año, promediando una caída del 3 por ciento anual a diciembre”.
Proyecciones
Más allá de la incidencia del agro, otros sectores comenzaron a evidenciar contracciones en los últimos meses. Así lo explicaron desde la consultora ACM: “La industria manufacturera se contrajo en los dos últimos meses, tendencia que es poco probable que se revierta dado impacto de la devaluación en el mes siguiente y las mayores restricciones al acceso de divisas para las importaciones”. En ese escenario, proyectaron una caída en el nivel de actividad cercana al 3 por ciento anual.
Por su parte, desde Fundación Capital también hicieron mención que la “política económica de los últimos meses, sumada al incremento de la incertidumbre luego de las Paso, generará una profundización de la contracción económica”.
En ese sentido, un estudio de la firma hizo mención a un “nivel de nominalidad superior” luego de la devaluación y que las medidas anunciadas por el Gobierno ayudarán a “moderar la pérdida de poder adquisitivo, pero sin compensarla”.
“Aún más, las restricciones a la importación de bienes y servicios se profundizan fuertemente, mientras tanto la incertidumbre en ascenso en materia de elecciones, como la seguidilla de medidas que continúan socavando las arcas fiscales con su consecuente financiamiento monetario, derivarán en un nuevo período de tensión cambiaria, con impacto en la inflación y la actividad”, concluyeron desde Fundación Capital, que prevén “una baja del 3,6 por ciento en el PBI en el último trimestre (considerando sólo hasta el 10 de diciembre), finalizando el año con una caída del tres por ciento del producto y dejando un arrastre negativo de 2,2 puntos para la actividad de 2024”.