En apenas 50 años, entre 1970 y 2020, en el mundo se ha producido “una disminución catastrófica” de 73 por ciento en el tamaño promedio de las poblaciones de especies de vida silvestre, reveló en un informe este jueves 10 el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés).
Las poblaciones de América Latina y el Caribe han sido las más afectadas, con una disminución promedio de 95 por ciento, seguidas de las de África (76 por ciento), Asia-Pacífico (60 por ciento), Estados Unidos y Canadá (39 por ciento) y Europa y Asia Central (35 por ciento).
Las disminuciones son menos marcadas tanto en Europa como en Estados Unidos y Canadá porque los impactos a gran escala sobre la naturaleza en esas regiones ya eran evidentes antes del inicio del índice en 1970, lo que explica que se registre una tendencia menos negativa.
El informe “Planeta Vivo 2024” advierte que el planeta se está acercando a puntos de inflexión regionales peligrosos, impulsados por la combinación de la pérdida de la naturaleza y el cambio climático, que plantean graves amenazas para la humanidad.
“La naturaleza proporciona la base para la salud humana, un clima estable, la economía mundial y la vida en la Tierra. El informe actualiza la tendencia de cuánto hemos perdido en un periodo de 50 años y los puntos de inflexión que se avecinan”, dijo el director ejecutivo de WWF en Estados Unidos, Carter Roberts.
El índice que emplea el informe, proporcionado por la bicentenaria Sociedad Zoológica de Londres, rastrea casi 35 000 poblaciones de vertebrados (mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces) de 5495 especies, entre 1970 y 2020.
Refleja el cambio proporcional promedio en los tamaños de las poblaciones animales monitoreadas en sitios de todo el mundo, no el número de animales individuales perdidos ni el número de poblaciones perdidas.
Indica que las especies de agua dulce del mundo se han visto afectadas de manera desproporcionada, con una disminución promedio de 85 por ciento, seguidas de las pérdidas terrestres (69 por ciento) y luego las marinas (56 por ciento).
Estudios de casos mostraron una disminución de 57 por ciento en las tortugas carey hembras que anidan en la isla Milman en la Gran Barrera de Coral, en Australia, entre 1990 y 2018, o una disminución de 88 por ciento en el salmón real o chinook en el río Sacramento, en California, suroeste de Estados Unidos.
También una disminución de 65 por ciento en los delfines rosados del río Amazonas. Más de 330 delfines del río Amazonas murieron en solo dos lagos durante un período de calor extremo y sequía en 2023.
Puntos de inflexión regionales, como la destrucción de la selva amazónica y de los bosques de pino en América del Norte, o la muerte masiva de los arrecifes de coral, tienen el potencial de crear ondas de choque mucho más allá de la región inmediata, afectando la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y las economías.
Por ejemplo, la pérdida de poblaciones de grandes animales frugívoros (tapires, tucanes, tamarinos, ciervos), que actúan como dispersores de semillas en la Mata Atlántica brasileña, pueden llevar a una disminución en el almacenamiento de carbono de los bosques tropicales.
Cuando esos animales se pierden debido a la caza y el comercio ilegal, ya no se dispersan las semillas de los árboles más grandes de madera dura y el bosque pasa a estar dominado por árboles más pequeños de madera blanda, que almacenan menos carbono, lo que agrava el cambio climático.
Según WWF, la pérdida, degradación y sobreexplotación del hábitat, impulsadas principalmente por el sistema alimentario mundial, son las principales amenazas para las poblaciones de vida silvestre en todo el mundo, seguidas de las especies invasoras, las enfermedades y el cambio climático.
Roberts dijo que se trata de una “catástrofe que sucede en cámara lenta” y consideró al informe “un llamado de atención de que tenemos que actuar, y rápido”.
El índice también revela las poblaciones que se han estabilizado o aumentado gracias a los esfuerzos de conservación efectivos, como un aumento en la subpoblación de gorilas de montaña, de tres por ciento anual, entre 2010 y 2016, en las montañas Virunga, en África oriental.
También hubo un aumento, de prácticamente cero a 6800, en las poblaciones de bisontes en Europa central entre 1970 y 2020.
Pero el informe advierte que los compromisos nacionales y las acciones en sitio están muy por debajo de lo que se requiere para los objetivos de detener y revertir la pérdida de naturaleza según el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Biodiversidad adoptado por las Naciones Unidas en 2022.
WWF valora el aporte que puedan hacer las próximas cumbres internacionales sobre biodiversidad (COP16) que debe comenzar el 21 de octubre en Cali, Colombia, y sobre el cambio climático (COP29) el mes próximo en Bakú.
Junto con planes nacionales en torno a la naturaleza y el clima, y la reducción del consumo excesivo de alimentos y energía en el mundo de manera equitativa, WWF insta a invertir mejor en naturaleza y eliminar con rapidez las actividades de gobiernos y empresas con impactos negativos en la biodiversidad.
“Consecuencias casi impensables”: América Latina pierde biodiversidad más rápido que ningún otro lugar en el mundo
Fuente: Agencia IPS