"Siempre pienso que esto no puede empeorar, pero sí que puede". Con esa frase, el canadiense Bruce Beach explica por qué destinó cuatro décadas de su vida a trabajar en un búnker.[{adj:16778 alignright}]
Su plan de supervivencia se ubica al norte de Toronto y se llama Ark Two Shelter. Está hecho con 42 colectivos y busca protegerlo del apocalipsis nuclear que -asegura- llegará en cualquier momento.
Los primeros autobuses los puso en 1980 y a lo largo de los años fue perfeccionando el proyecto. Sus paredes y la forma de la construcción, está especialmente diseñada para que la radiación no llegue al refugio.
Según afirma, está convencido de que tarde o temprano habrá una catástrofe. Pero para cuando eso ocurra, él y otras 499 personas tendrán un refugio en el que protegerse de un ataque nuclear, al menos durante tres semanas.[{adj:16779 alignright}]Ahora el refugio consta de más de 50 habitaciones distribuidas en 42 autobuses escolares enterrados, que ocupan más de 900 metros cuadrados. El refugio está diseñado para albergar a 96 niños.
Sin embargo, pese a su pronóstico, Bruce Beach es optimista de que esta posible catástrofe sea un avance social: "Después de ese evento esperemos que la humanidad establezca la paz mundial y progrese a partir de ahí".