La Fuerza Aérea de Israel lanzó en la madrugada de ayer su mayor operación sobre Siria desde la guerra de Yom Kipur, en 1973. Decenas de objetivos militares iraníes en el país árabe fueron destruidos, según la versión del Ejército hebreo, en represalia por el disparo de una andanada de 20 cohetes contra bases israelíes en los Altos del Golán, que no causaron bajas. Damasco trató de restar efectividad al ataque y limitó sus consecuencias a tres militares muertos y un puñado de instalaciones dañadas.
A la incursión de la aviación de combate israelí —los satélites rusos que dominan el cielo de Siria la cifraron en 28 cazas F-15 y F-16, que lanzaron más de 60 misiles— se sumó el disparo de una decena de cohetes tierra-tierra desde el Golán, meseta siria ocupada por Israel a partir de 1967.
La masiva operación de represalia israelí, sin duda la más amplia desde el inicio de la guerra civil en Siria hace siete años, fue desencadenada como reacción al bombardeo con misiles Grad y Fajr ordenado sobre el Golán por el general Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Al Quds, el cuerpo expedicionario de la Guardia Revolucionaria de Irán en el país árabe, de acuerdo con la información facilitada por un portavoz militar de Israel. El escudo antimisiles Cúpula de Hierro interceptó varios de los cohetes iraníes y el resto no llegaron a impactar sobre territorio bajo control del Ejército, poco después de la medianoche del miércoles.
Durante la madrugada de ayer fueron atacadas unas 50 posiciones de la Guardia Revolucionaria y de las milicias chiíes de Líbano (Hezbolá), Irán y Afganistán que tiene asociadas.
La escalada bélica entre Israel y las fuerzas iraníes ha desembocado en un primer enfrentamiento armado de acción y reacción, después de semanas de movimientos estratégicos y ataques preventivos israelíes.
El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, aseguró que Israel ha arrasado “casi toda la infraestructura militar iraní” en Siria para prevenir la consolidación de un frente enemigo en sus fronteras. “No buscamos un enfrentamiento abierto, pero nos defenderemos”, advirtió en la Conferencia de Seguridad de Herzliya, al norte de Tel Aviv, antes de recurrir al refranero judío: “Si la lluvia cae sobre nosotros, el diluvio se abatirá sobre ellos”.
Los objetivos del ataque israelí fueron los vehículos lanzadores de cohetes y los radares de la Fuerza Al Quds, sus centros e instalaciones de inteligencia, así como las bases logísticas, como la del recinto militar de Al Kiswah, cercana a Damasco. También fue destruido por los misiles de Israel un acuartelamiento situado al norte de Damasco y depósitos de munición de la Guardia Revolucionaria.
“La fuerza Al Quds ha pagado un alto precio [por su ataque con misiles contra el Golán], a los iraníes les llevará mucho tiempo recuperarse de este golpe”, aseguró el general Ronen Manelis, jefe de la oficina de información militar.
Las incursiones israelíes se cobraron la vida de al menos 23 combatientes alistados en las filas del régimen de Damasco, entre ellos 18 iraníes o miembros de las milicias chiíes, y cinco sirios, incluido un oficial, según un recuento del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
El ataque se produce poco después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retirara a su país del acuerdo nuclear suscrito en 2015 por las grandes potencias con Irán. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había viajado también la víspera a Moscú para tratar con el presidente Vladímir Putin sobre el despliegue iraní en Siria.
Netanyahu advirtió ayer de que Irán había traspasado una “línea roja” al lanzar ayer cohetes contra Israel, y que su país “reaccionó en consecuencia”. Sin referirse a los bombardeos en el Golán y Siria, el presidente de Irán, Hasan Rohaní, aseguró que su país “no quiere nuevas tensiones en la región” en una conversación telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel.
A pesar de la tensa madrugada que se vivió en los Altos del Golán, las comunidades fronterizas israelíes continuaron este jueves con su rutina. “Contamos con un sistema de alerta muy moderno que nos permite estar en todo momento informados sobre lo que sucede. Por primera vez en décadas tenemos una amenaza de este calibre pero confiamos en nuestro Ejército, por eso vivimos aquí”, asegura por teléfono David Spelman desde kibutz Ein Zivan, una pequeña población en los altos del Golan de unos 300 habitantes.
Según Spelman, los residentes del Ein Zivan —fundado poco después de que Israel ocupase militarmente los Altos del Golán sirios, en 1967— están muy organizados y preparados para lo que pueda venir. “Personalmente, no creo que nadie esté interesado en una escalada del conflicto pero, si se produce, cada uno sabe lo que tiene que hacer”, asegura
Yaron Dagen, número dos del Consejo Regional del Golán, tampoco cree que los ataques vayan a multiplicarse. “Por lo que tengo entendido, nuestro Ejército ha destruido gran parte de sus instalaciones, por lo que les va a ser difícil atacarnos de nuevo. Lo intentarán en algún momento, pero nuestra vida seguirá transcurriendo con normalidad”, explica.
Desde la administración local de las diferentes comunidades del Golán se organizan simulacros periódicos que ayudan a educar a la población sobre cómo actuar ante un aviso de alerta roja, bien sea porque suenan las alarmas antiaéreas o porque reciben un mensaje en su móvil. “La cadena de avisos está muy engrasada. Bien sea a través de WhatsApp, sms o por otras vías nos aseguramos de que todo el mundo esté avisado si sucede algo grave”, precisa Dagen.
A pesar de seguir técnicamente en guerra, la frontera de Israel con Siria ha sido tradicionalmente una de las más tranquilas. “Es cierto que escuchamos alguna explosión en la lejanía, y el ir y venir de aviones, pero en ningún momento nos alarmamos. En nuestra Jamal (acrónimo en hebreo para centro de coordinación frente a una amenaza bélica) hay gente que está pendiente las 24, y en contacto permanente con los oficiales del Ejército en la frontera con lo que sabemos que estamos en las mejores manos”, afirma convencido.
Militares israelíes aseguran que, ahora, es Irán quien deberá decidir si seguir o no la senda del enfrentamiento armado abierto con Israel. “Hemos lanzado un mensaje contundente a Irán a Siria y a Hezbolá y esperamos que lo entiendan. Ahora la pelota está en el lado iraní. No creo que Irán le pida a Hezbolá que participe (en una ofensiva contra Israel) porque saben cuál será el resultado si cometen ese error. Pagarán un alto precio”, asegura Nitzan Nuriel, general israelí en la reserva y exdirector de la Oficina de lucha contra el Terrorismo.
Cinco baterías antiaéreas sirias que trataron de interceptar a los cazas israelíes quedaron inutilizadas. Se trataba de sistemas de interceptación SA-5, SA-2, SA-22 y SA-17 de fabricación rusa. Todos los cazas israelíes que intervinieron en la operación regresaron indemnes a sus bases. La fuerza aérea rusa desplegada en Siria en apoyo del régimen de Bachar el Asad fue alertada por Israel antes de lanzar la operación de represalia, a fin de evitar enfrentamientos accidentales entre sus aviones.
La agencia estatal de noticias siria SANA solo informó de un ataque con misiles israelíes contra un depósito de armas, a una estación de radar y a cinco sistemas de misiles antiaéreos, sin proporcionar detalles sobre la presencia de fuerzas iraníes o milicias chiíes. Fuentes militares sirias y rusas aseguraron que la mitad de los proyectiles disparados por Israel habían sido interceptados por las baterías de defensa antiaérea.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que cuenta con informadores sobre el terreno, indicó que una base situada al oeste de Homs (centro del país), bajo control de la milicia libanesa chií de Hezbolá, fue también atacada por Israel.