El efecto del agua de mar que ha inundado la ciudad de los canales sobre las columnas que sostienen al templo es “irreversible”.[{adj:63239 alignright}]
Venecia sigue aturdida por los daños causados por el ‘Aqua alta’ de la noche del martes. Una de las cosas que más preocupa ahora es la basílica de San Marco, cuya ubicación está en la parte más baja de la ciudad, donde las crecidas de la marea se hacen más fuertes.
La iglesia anegada de agua y su cripta ha quedado sumergida por culpa de la marea que ha afectado el 80 por ciento de la ciudad. Funcionarios y sacerdotes han explicado que el agua entró impetuosa, dañando las zonas más preciadas y delicadas y agrediendo los extraordinarios mosaicos y columnas antiguas que sostienen la catedral.
La basílica está anegada de agua y su cripta ha quedado sumergida por culpa de la marea
Solo cuando el agua se retire se podrán evaluar los daños de la sal que se filtra entre los valiosos mosaicos y los mármoles. El patriarca de San Marco, Francesco Moraglia, aseguró que nunca había visto nada igual a las olas enormes que surcaba la pasada noche la plaza.
Es peor que el incendio de la catedral de Notre Dame de París, que afectó sobre todo la estructura exterior de la basílica” ha escrito la especialista Silvia Giulia. “En San Marco, el agua y sobre todo la sal marina han ya causado una corrosión irreversible. “Es como la explosión nuclear de Chernobyl: la acción las mareas afectan como las radiaciones, van carcomiendo silenciosamente una estructura que se remonta a casi un milenio.”
Solo cuando el agua se retire se podrán evaluar los daños de la sal que se filtra entre los valiosos mosaicos y los mármoles
San Marcos ya quedó gravemente afectada en la inundación de octubre del año pasado, que obligó a realizar una restauración de suelo y de las columnas. Justo ahora que parecía que se recuperaba, ha vuelto a recaer.
Venecia mira ahora al futuro preocupada, porque en tantos siglos, únicamente seis veces ha penetrado el agua en la basílica. Y la mitad ocurrió en los últimos veinte años. Una consecuencia clara del cambio climático.
Fuente: La Vanguardia.