La congresista demócrata Ilhan Omar vuelve a estar bajo el foco de la polémica. En esta ocasión, no es el Congreso quien presente una ley para condenar los supuestos ataques antisemitas de la política musulmana. Ahora ha sido el turno del presidente de Estados Unidos, que tiene anclado un mensaje con vídeo en su cuenta de Twitter con el que pretende desprestigiarla al acusarla de desdén hacia las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Desde entonces la legsiladora demócrata ha recibido amenazas de muerte en las redes sociales.
La razón de la nueva controversia tiene lugar en un discurso pronunciado por Omar el pasado mes de marzo durante un banquete organizado por el Consejo de Relaciones Americanas-Islámicas (CAIR, por sus siglas en inglés), donde la congresista declaró, en referencia a los atentados, después de que "alguien hiciera algo". El vídeo del discurso de Omar se ha reproducido ya más de nueve millones de veces.
Como tiene por costumbre, Trump recurrió a Twitter para expresar sus opiniones y con ello no ha hecho que exacerbar todavía más la animadversión contra Omar. “¿Que alguien hiciera algo?”, se pregunta una y otra vez Trump en su tuit.
De origen somalí y representante por Minnesota, Omar recibía el viernes una llamada en su oficina del Capitolio de Washington en la que se la amenazaba de muerte. Poco después era detenido en Nueva York el individuo que amenazó con "meter una bala en su jodido cráneo", en referencia a Omar.
Este domingo, la Casa Blanca se vio forzada a emitir un comunicado en el que declaraba que el presidente en ningún momento había incitado a la violencia contra la congresista musulmana, cuya presencia obligó a derogar una norma que imperaba desde hace 181 años por la que se prohibía llevar la cabeza cubierta dentro de las Cámaras del Congreso.
Su aterrizaje en la escena política de Washington dio lugar a declaraciones de principios —“nadie pone un pañuelo en mi cabeza excepto yo misma, es mi elección”, declaró Omar en noviembre—; ataques islamófobos —se colgó un cartel en el Capitolio de Virginia Occidental con una foto suya junto a las Torres Gemelas con la pregunta: "¿Ya nos hemos olvidado?”— y varias polémicas por comentarios considerados antisemitas que llevaron al Congreso a pasar una ley que condene esas prácticas.