Preocupa la ola de delitos en Gualeguaychú. Dos robos en comercios ubicados a pocas cuadras de la Jefatura de Policía, se suman a varios hechos ocurridos en el centro y a plena luz del día. Hay preocupación y malestar entre las víctimas.
Si bien en Gualeguaychú siempre han existido asaltos, robos y hurtos, en los últimos 30 días se ha notado un incremento acelerado en este tipo de delitos, que contrastan con las estadísticas oficiales. Las posibles causas: la crisis social y económica, el aumento del consumo de drogas, la impericia e interna policial y las cárceles atestadas de presos.
Que el delito en Gualeguaychú creció, está fuera de discusión. Habrá quienes tratarán de dibujarlo de una u otra manera, desempolvando números que disienten con la realidad, pero lo cierto es que se han cometido hechos a los que no se estaba acostumbrado y a los cuales no es bueno acostumbrarse.
Robos en domicilios y comercios
Las modalidades muchas veces se repiten y hasta han ocurrido casos que requieren de una inteligencia previa. Han entrado a viviendas de personas mayores para robar, las han golpeado, incluso mataron a golpes a un anciano de 84 años en agosto. También ha ocurrido un robo de película, como el de la pinturería Salto Grande, con un modus operandi que se repitió en una gomería y en una carpintería de aluminio en menos de 10 días. Han explotado vidrieras de comercios con piedras para sustraer el dinero de la caja, robos a mano armada. En fin, muchos casos en muy poco tiempo.
Bandas foráneas
En algunos se trata de bandas, de las cuales se sospecha que son foráneas, pero que sin duda tienen soporte en la ciudad. Es decir, mano de obra importada con trabajo de inteligencia local. En otros se trata de ladrones de poca monta que han contado con una cuota de suerte para no ser atrapados, apoyados en que muchas veces la burocracia judicial juega a favor de quienes delinquen, porque no se logra quebrantar el estado de sospecha y nunca son allanados.
La crisis económica en la cual está sumergida la Argentina desde hace tiempo puede ser un condicionante para que crezca el delito, personas que han sucumbido en la marginalidad como remedio a una situación personal, pero también hay quienes aducen que muchos de estos hechos son infringidos por aquellos inmersos en el mundo de las drogas, que sustentan su consumo en el arrebato, el hurto y el robo que en algunos casos llega a ser armado.
Esto se puede observar en la cantidad de personas que asisten a centros de rehabilitación de adicciones en Concepción del Uruguay y Malabrigo (Santa Fe) donde concurre un elevado número de gualeguaychuenses. Además se trasluce en las condenas de prisión condicional dictadas por el Tribunal de Juicios, donde en muchos casos obliga a los procesados -como una de las reglas de conducta- a realizar un tratamiento médico o psicológico, por su problemática de consumo de drogas.
Policía implicado sin detención
Pero también hay una cuota de gran responsabilidad en la impericia que ha mostrado la Policía en los últimos tiempos para prevenir este tipo de delitos, apoyado esto en una división que habría entre las mismas autoridades de la fuerza a causa de la investigación por narcomenudeo que terminó con una allanamiento en el barrio Zabalet y la detención de un funcionario policial perteneciente a la División Investigaciones a mediados de julio.
Este hombre de 48 años fue acusado en un primer momento de ser quien liberaba la zona para que los detenidos pudieran operar con tranquilidad en el barrio. Fue apartado de la fuerza mientras se continúa con la investigación, pero hasta el momento no habrían surgido informes que involucren directamente a este funcionario y, según confió a ElDía una fuente policial, no había elementos suficientes para avalar su detención.
Sin prisión
Otra cuestión, y de la cual se ha hablado en reiteradas ocasiones, está relacionada a las cárceles en Entre Ríos. Con la celeridad del sistema penal vigente, las unidades penitenciarias de Entre Ríos han incrementado notablemente la población y prácticamente no hay lugares para nuevos presos. Por ello en muchas ocasiones se decide desde la Justicia no aplicar penas efectivas en hechos menores para evitar esto, e incluso se trata de reemplazar una prisión preventiva con arrestos domiciliarios y la utilización de tobilleras electrónicas.
Los casos más resonantes
Es imposible iniciar un recuento de hechos sin antes mencionar el más grave de todos, que si bien no sucedió en septiembre, ocurrió a principios de agosto y fue el primer caso que inundó de interrogantes a la ciudad por unas horas, porque el supuesto autor fue atrapado dos días después durante un allanamiento en Campana.
El homicidio de José María Romero, el ex militar de 84 años que fue hallado en el departamento que alquilaba en calle San Martín, fue muerto a golpes para robarle poco más de 100 mil pesos . Por este crimen fue detenido Ariel Waldemar Morales, un bonaerense de 33 años que fue aprehendido durante un allanamiento en el barrio san Felipe de Campana. Allí encontraron el arma que era de la víctima, el DNI y otra documentación de Romero, precintos del mismo tipo que tenía el cuerpo en sus muñecas y secuestraron un VW Gol que había adquirido por poco más de 120 mil pesos el mismo día en que se conoció el crimen. La evidencia que lo incrimina es enorme.
Brutal asalto
Un caso de estas características para nada es común en una ciudad como Gualeguaychú, y en 30 días ya había muerto un anciano y dos mujeres habían sido fuertemente agredidas para robarles. Acá no hubo detenidos y ni siquiera hay sospechosos.
Exactamente un mes después, y cuando ya había bajado la espuma mediática del caso Romero, Gualeguaychú volvió a indignarse con lo sucedido a Elsa Raquel Saavedra. Esta mujer de 80 años fue violentamente atacada en su casa de calle Montevideo 120 junto a la enfermera María del Carmen Santos, de 61 años. Ese viernes 7 de septiembre por la tarde, dos delincuentes entraron a la vivienda por el frente del domicilio, las golpearon, las maniataron, las torturaron y se llevaron los ahorros.
"Me llevan de los cabellos al lavadero y me arrancaban mechones, y ahí prenden la plancha. Yo ya estaba precintada en las manos. Me acerca la plancha y me dice 'sentí el calorcito, te quemo la cara, te la quemo si no me das la plata'. También sacaron un cuchillo Tramontina en la cocina y me dijo te voy a matar, te lo voy a clavar en la yugular", relató Elsa Saavedra a ElDía tras el ataque.
Armados
El 19 de septiembre se detuvo a un joven de 21 años sospechado de haber asaltado a mano armada la agencia de quiniela ubicada en Pasteur y Gervasio Méndez. Según contó Mariela, la mujer de 51 años que fue víctima del asalto, el delincuente ingresó pasadas las 11 cuando ella estaba sola en el local, "se acercó al mostrador y me preguntó cómo estaba, que quería hablar conmigo y cuando le pregunté qué necesitaba, sacó el arma".
"Estábamos frente a frente, a 20 centímetros, y cuando me apunta con el arma me dice que era un asalto". Ella extendió su mano hasta la caja registradora y le dio un puñado de billetes, luego le entregó el dinero y el delincuente la obligó a tirarse al piso. Luego sacó unos paquetes de cigarrillos y se fue.
Dos en pocos días
Ese mismo día se conoció la triste historia de Celeste y Julián, un joven matrimonio que apostó a comprar un fondo de comercio, pero en menos de dos semanas se dieron cuenta que fue el peor negocio de sus vidas. En dos meses de abierto le robaron dos veces el kiosco que tienen en Artigas y Luciana Ríos.
En el primer robo ingresaron por el techo rompiendo parte del cielorraso, mientras que la segunda vez entraron por el patio de una casa vecina, cortando parte de un portón de chapa por el que solo pueden pasar personas de contextura mínima. "Muy posiblemente se trate de las mismas personas por la manera en que actuaron", opinó Julián.
"Hace dos meses que abrimos con mucha alegría y expectativa, pero en ese lapso nos robaron dos veces". La primera fue el 7 de septiembre de madrugada, "y nos dejaron con una mano atrás y otra adelante, porque nos llevaron todos los cigarrillos y mercadería por un valor de 15 mil pesos", contó Celeste a ElDía. El 19 de septiembre por la madrugada la mujer llegó a las 7 y antes de abrir la puerta se dio cuenta que algo había pasado. "Por el vidrio pude ver que había pisadas y barro en todas partes. Sentí mucho miedo y llamé a la Policía, que llegó a los 40 minutos".
Otro comercio
Al otro día de esto, otro comercio situado en Artigas casi Sarmiento fue blanco de la delincuencia. Parece increíble que en plena madrugada un delincuente haya martillado una pared y nadie haya escuchado. Pero así ocurrió. Pocos minutos después de la 1, un joven ingresó al depósito de un corralón vecino y desde allí rompió la reja de la ventana que comunica con el local Moto Sur.
Con todo el tiempo a su favor, martilló la pared hasta dejar a la vista los hierros que hacían de protección. Luego los dobló y por un pequeño espacio accedió al local. Allí encontró una computadora y unos 4 mil pesos que casualmente su propietario había dejado para abonar a proveedores. Las investigaciones policiales dieron resultado y se detuvo a un sospechoso de 27 años durante un allanamiento en calle Lavalle, pero nunca se logró dar con lo sustraído.
Con soplete
El 25 de septiembre se conoció el robo a la pinturería Salto Grande, del cual todavía no hay ninguna novedad. Quienes actuaron en este hecho lo hicieron con un profesionalismo pocas veces visto y es por ello que se cree que no se trata de una banda local, sino de delincuentes foráneos que tuvieron el apoyo de alguien en la ciudad para hacer el trabajo.
"Entraron por el techo a un depósito en la planta alta donde estaba la caja fuerte, antigua, empotrada, grande. Vinieron con soplete, serrucho, levantaron la chapa, cortaron unos tirantes, sacaron unas tejas. Vinieron preparaditos con todo. Sopletearon la caja, sacaron el dinero y salieron por el mismo lugar por el que entraron", resumió el responsable de la firma.
Obviamente que los datos que manejaban estos delincuentes eran concretos. De antemano hicieron un estudio del barrio para asegurarse de que no los tomara ninguna cámara de seguridad, luego eligieron el lugar por el cual iban a acceder al techo de la pinturería, conocían el lugar exacto donde estaba la caja fuerte, sabían que en ese lugar no había alarmas, estudiaron muy bien dónde hacer el hueco en el techo, llevaron las herramientas necesarias para todo imprevisto. No caben dudas que tenían datos precisos de una persona allegada a la empresa.
La pregunta es cuánto actuaron. Y por la logística realizada no pueden haber sido menos de dos las personas que entraron y salieron con todas las herramientas, más un bolso cargado con 1.500.000 pesos.
Dos hechos
En la madrugada del domingo 30 de septiembre sucedieron dos hechos en la zona oeste de la ciudad, a una cuadra de distancia uno del otro, casi en forma simultánea y sus autores no tienen relación entre sí. Un joven con amplios antecedentes policiales y con un gran problema de adicción, fue detenido esta semana en relación al robo que habría cometido en la vivienda del médico Hugo Gorla, director del Hospital Centenario.
Este joven habría sido quien ingresó a la vivienda situada en calle Luis N. Palma, en el barrio Parma, y mientras la familia dormía en la planta alta de la vivienda, sustrajo casi mil dólares que sacó de una valija. Luego se dirigió a tomar una cerveza a una estación de servicio y quedó grabado en las cámaras su recorrido.
Robo de la moto
En ese mismo momento y en calle Urquiza, a metros del boulevard Daneri, donde funciona la gomería La Cueva, un delincuente ingresó por los techos y se llevó una moto Yamaha FZ que el empleado del comercio, Néstor Rojas, había dejado para que el rodado no se ensuciara con la tormenta que se avecinaba.
Este delincuente levantó el portón principal y se fue con la moto en dirección al oeste. Luego, tras una investigación que realizó el propio afectado, trató de vender el rodado en España al sur y como no encontró quién la comprara la dejó abandonada en un terreno. Cuando Rojas la localizó, su moto ya había sido desmantelada por completo, al punto de haber quedado inutilizada.
Por los techos
El lunes 1 de octubre rompieron una reja e ingresaron por un ventiluz al gimnasio MM Fitness Gim, ubicado en Primera Junta y Montana. "Al abrir vi que estaba todo revuelto y cuando comencé a revisar me di cuenta que me faltaba indumentaria deportiva y zapatillas de una marca deportiva que estaba comenzando a comercializar, además de un faltante de dinero de la caja", relató la damnificada Mariela Mendoza.
La semana pasada, el 3 de octubre, entraron a la carpintería de aluminio y vidriería, propiedad de Eduardo Bernardone, ubicada en Primera Junta 139. Como sucedió en la pinturería Salto Grande, los delincuentes ingresaron por el techo durante la madrugada, levantaron dos chapas y se llevaron el dinero que el hombre tenía destinado para el pago quincenal de sus empleados.
Dos robos en la agencia
"La culpa la tiene la Justicia. Si entran por una puerta y salen por otra. Lo que está mal es la Justicia. El día que los jueces empiecen a cobrar por rendimiento no queda uno solo", expresó el comerciante, notablemente enojado por la situación. Por este hecho no hubo detenidos.
Luego vinieron los dos robos que sufrió la agencia de quiniela "La Mosca Loca" en menos de 48 horas y con la misma modalidad. El primer robo sucedió el miércoles pasado por la madrugada y el segundo el viernes también de madrugada.
En el primer hecho rompieron con un pedazo de escombro el vidrio de la puerta del local, situado en Boulevard Montana, y se llevaron casi 12 mil pesos que la víctima tenía en la caja por la cobranza de Entre Ríos Servicios.
Además de lo sustraído, debió reponer el vidrio de la puerta y gastó 1300 pesos, pero no todo quedó allí, porque 48 horas después volvió a sufrir un caso idéntico. También con un gran trozo de escombro volvieron a destrozar el vidrio de entrada a la quiniela, y por el hueco se introdujo el delincuente, aunque esta vez había sólo 200 pesos que la dueña había dejado de cambio.
Local de ropa
El viernes por la madrugada ocurrió un hecho calcado, pero esta vez en un local de ropas infantil en Luis N. Palma al 200. "Este es mi despertar hoy", escribió la comerciante en su muro de Facebook con una foto del vidrio roto. "Como siempre quedándome con el miedo que no pase más y agradeciendo que no estaba con mi hija que es quien me acompaña toditos los días a trabajar, con lo que nos cuesta todo día a día. Estoy angustiada por lo que me cuesta todo", agregó. Robaron dinero, un celular y zapatillas de niños, y abandonaron el lugar porque la alarma comenzó a sonar.
Para muchos este es el sentimiento. Descorazonados, inseguros y abandonados por un Estado que hoy no parece encontrar la solución a un planteo de la sociedad que viene desde hace largo tiempo, y que sin dudas se ha acrecentado en este último tiempo.
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