En el medio de la causa por narcotráfico, la Procuración General detuvo al hombre de mayor confianza de Varisco por el reseteo de un celular. Las pruebas en las dos causas que tiene José Escobar ya estaban en manos de la Justicia, pero el Ministerio Público Fiscal avanzó con el secuestro del móvil y la presión preventiva por 21 días. El show de Comodoro Py, del que Jorge García se jacta de no hacer en Entre Ríos, se empezó a transmitir. La teoría de la conspiración vuelve a aparecer en la verba de quienes frecuentan la política y los tribunales.
“¿No será mucho?”. La pregunta resonó, el lunes al caer la tarde, en el celular de varios periodistas. Celulares que, según la política criminal que se viene aplicando, pueden ser secuestrados en cualquier momento. Se está ante la permanente sospecha de ser escuchado. Sobrevuela en el ambiente la idea del Cripto-Estado que George Orwell definió como el “Gran Hermano” en la maravillosa tesis publicada en la obra “1984”. A los trabajadores de prensa, hace tiempo, se los evita atender por teléfono. Funcionarios de cualquiera de los tres poderes del Estado y abogados prefieren una conversación personal que hablar por un móvil.
El secretario de Medios y Comunicación de la Municipalidad de Paraná, José Escobar, fue detenido por “obstruir” a la Justicia. Reseteó su celular y borró información que podía servir para las investigaciones que recaen sobre su persona. Una por violencia de género denunciada por Josefina Etienot; la otra por amenazas impulsada por Daniel Enz.
La solicitud de arresto llevó la firma del fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull y fue habilitada por la jueza de Garantías Elisa Zilli. Luego de pasar una noche en Alcaidía se determinó una prisión domiciliaria de 21 días. En esa decisión también estuvo el fiscal coordinador Álvaro Piérola. Quizás valga la pena retomar la pregunta de los colegas que luego se expandió a otros actores: ¿No será mucho?
En la causa de Etienot las pruebas fueron evidentes. Quedaron atrapadas en las propias cámaras del Concejo Deliberante la semana pasada durante la escandalosa sesión. La de la amenaza tiene como prueba un audio que aportó Sergio Cantero, administrativo de la Revista Análisis, a quien le llegó la supuesta intimidación del funcionario municipal. En la resolución de Zilli donde aprueba la detención no está la desgrabación completa del audio que es la única prueba. Falta la parte más jugosa e incluso entretenida. La jueza privó al gran público del único momento de distensión. Le tiene terror a los periodistas.
¿Borrar un celular, pese a que la prueba ya la tiene el fiscal porque la aportó el mismo denunciante, es motivo de una detención? ¿Es necesario privar a una persona de su libertad y luego mandarla a la casa por 21 días con domiciliaria? El material de un celular reseteado se puede reconstruir. La amenaza pareciera venir de los tribunales. En fin.
El fiscal Ramírez Montrull dio las explicaciones en el programa de radio que conduce el denunciante y que se emite por FM De la Plaza. Por si faltara algo, Cantero parece que confesó ser amigo de Escobar de toda la vida y que “en ningún momento recibió aprietes o amenazas de José”. Una delicia.
El caso de Escobar lleva al barro a un sector del Poder Judicial. En rigor a la Procuración General. Peor aún, profundiza dudas sobre el accionar de la cabeza de ese organismo que se jacta de ser vertical cuando fija una política criminal. Lo que se haga o se deje de hacer en materia de persecución penal en el territorio de Entre Ríos lo deciden el procurador y su adjunta, Jorge García y Cecilia Goyeneche.
Con los acontecimientos de los últimos días vuelven a aparecer las sospechas sobre una mano negra en el Ministerio Público Fiscal que motoriza causas en contra de la gestión Varisco, sobre todo ahora que el Intendente pasa su peor momento político ante el avance de la escandalosa causa de narcotráfico. Esa mano negra es adjudicada una persona que tiene una relación allegada a Etienot, la verdugo de Varisco. Por fuera de la sociedad líquida que traga lo que se publica como el agua, se están haciendo lecturas conspirativas interesantes.
La primera sospecha sobre esa mano negra asomó cuando en el medio de allanamientos y detenciones en la causa por narcotráfico que tiene a Varisco como procesado y que lleva adelante el juez federal Leandro Ríos se elevó a juicio otra que tramita en la Justicia ordinaria y que involucra al jefe comunal por el pago a una mutual. Cuando la noticia tomó estado público, radicales que frecuentan los pasillos del palacio de justicia fruncieron el ceño. Les pareció muy PRO. Enseguida se vieron reflejados en el show que se vio el año pasado en Comodoro Py cuando ex funcionarios nacionales desfilaban a Ezeiza con o sin causa y, antes que le pongan el casco, veían su cacería en vivo y en directo en su televisor. García ha dicho que no quiere caer en ese espectáculo. ¿Quién entonces no está tomando los recaudos para evitar el papelón? Adivinanza.
Se podrá decir que la Justicia no tiene por qué leer los tiempos políticos para tomar una medida procesal, pero sólo un ignorante desconoce que el Poder Judicial antes de actuar lee la sección política de los medios. Es posible que Ramírez Montrull se haya engolosinado con tener también su detenido de la Municipalidad de Paraná. Más aun cuando advirtió el tuiter de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, desairando a Varisco.
Ramírez Montrull, que se desempeña en Paraná pese a haber ganado un concurso para Nogoyá, suele receptar las consignas más embarazosas. Mejor que las cumpla, no vaya a ser que lo manden a donde debería ejercer su función.
El “supermartes” cerró con los allanamientos de la Policía Federal a Emanuel Gainza en la causa de narcotráfico. Fueron en simultáneo a la audiencia de Escobar que se desarrollaba en los tribunales de Paraná. Varisco, Escobar y Gainza son los enemigos más detestables para Etienot. A la doctora se le han juntado los planetas.
Federico Malvasio
De la Redacción de Página Judicial