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Pasto y hojas secas: Cuidados a la hora de quemarlas

Atravesamos el otoño y la costumbre de quemar malezas y hojas secas, se extiende en el campo y también en las ciudades. Esta práctica provoca problemas y peligros que todos debemos tener en cuenta. Cómo evitarlos y qué hacer ante una situación extrema, en esta nota de AIM.

Hojas secas, campos secos, viento, y otros factores, hacen que ante la quema de pastizales haya un elevado riesgo y peligro de ocurrencia de incendios.

Recordemos que en muchas ocasiones, los incendios ocurridos como consecuencia de quemas incontroladas ocasionaron pérdidas importantes no sólo en plantaciones forestales sino que además ponen en riesgo la vida humana y contaminan los asentamientos poblacionales cercanos a los focos ígneos.

Las quemazones se realizan generalmente para renovar pastizales o quemar lo que molesta, las hojas que cambian los árboles en esta temporada, etc.. Sin embargo, si no se realiza de manera controlada pueden destruir un ecosistema, incluyendo toda la biodiversidad existente, un patio, una vivienda, o cualquier lugar, si las cosas no se hacen con recaudos.

Muchos usan la quema como método de limpieza, pero es un peligro a que se descontrolen.
Al problema de daño al ecosistema se suma la generación de humo que contamina el aire y emite gases de invernadero. El material creado por la quemazón, la ceniza, produce un daño a la salud y en muchos casos hasta trajo problemas para transitar en rutas y otros caminos.
La quema de pastizales es una práctica rápida y económica para limpiar los terrenos de malezas pero a la larga perjudica al terreno mismo, afectando la microfauna y la biodiversidad que pueda tener ese suelo.

Existen ciertos parámetros para realizar una quema controlada, que incluyen los vientos, el tipo de terreno, y las condiciones del tiempo.

Sin fuego no hay incendios
No enciendas fuego en el campo o bosques, ni para quemar rastrojos o pastos, ni para utilizar parrillas o fogatas, (ni tan siquiera en las áreas recreativas habilitadas a tal efecto). En la época de alto riesgo de incendios, cualquier chispa o llama, por pequeña que sea, puede dar lugar a un desastre.

No arrojes al suelo fósforos, colillas, cigarrillos u objetos en combustión, ni tampoco papeles, plásticos, vidrios o cualquier tipo de residuo o material combustible susceptible de originar un incendio. Lo mejor: es no fumar en el campo.

En los terrenos forestales no utilices desbrozadoras, motosierras, grupo de soldadura, amoladora o radial.

A las personas cuya vivienda se encuentre ubicada o circundada por terrenos agrícolas o forestales, se les recomienda que no pongan setos de especies que arden con facilidad, y que no construyan barbacoas en los límites de la finca, o al menos, que nunca las utilicen los días de viento. Igualmente, se debe solicitar a la comunidad de vecinos la elaboración de un plan de autodefensa (instalación de hidrantes en las calles, mantener las calles y caminos aledaños despejados de vehículos y de vegetación, construcción de depósitos de agua, etc). Deposita la basura y los restos de poda en los contenedores o vertederos habilitados, nunca te deshagas de ellos amontonándolos junto a la vivienda o quemándolos.

Si ves un incendio llama urgente a algún teléfono de emergencia, Bomberos, Policía, 911. Indica en tu aviso el camino más adecuado para llegar, teniendo en cuenta hacia donde avanza el fuego. Es recomendable, además, conocer los servicios de emergencia locales y como contactar con ellos.

Las personas que se encuentren cerca de un incendio, deben intentar ir a un claro donde el fuego no les pueda alcanzar, tratando de alejarse por las zonas laterales del incendio y más desprovistas de vegetación; si circulan en coche deben cerrar las ventanillas e intentar dirigirse a una zona fuera de peligro.

Más sobre la quema de hojas
Es una práctica habitual entre los jardineros y las amas de casa de juntar las hojas secas y prenderles fuego.

La quema de materia orgánica produce dioxinas y furanos. Estos compuestos químicos clorados que resultan a partir de procesos involuntarios de combustión, son peligrosos para la salud, en especial en los niños, no son solubles en agua, pero sí en aceites, lo que hace que se adhieran a tejidos grasos y se aumenten los riesgos de contraer enfermedades graves, trastornos hormonales y neurológicos, y debilitan el sistema inmunológico.

Estas dioxinas integran un grupo de productos que se denominan Contaminantes Orgánicos Permanentes (COP). Estos son muy persistentes y no son fácilmente degradables por agentes químicos o biológicos, viajan a grandes distancias y se encuentran en todos lados; arrastrados por el aire o las corrientes marinas pueden cambiar de un ser vivo a otro y también cambiar de estado, de líquido a sólido y gaseoso, lo que facilita su arrastre y depósito en alimentos.

Esta absolutamente prohibida esta práctica por el Convenio de Estocolmo, un tratado internacional al que adhirió la Argentina en 2004 por el que se compromete a reducir la emisión, eliminar la producción y prohibir el uso de una serie de sustancias a las que denomina contaminantes orgánicos persistentes (COP). Y también por Ley: 8751 de Manejo Del Fuego, de la provincia de Córdoba.

Las hojas secas crean una protección natural del césped, ante las heladas, reduciendo el traspaso de las bajas temperaturas al suelo y además conservan su humedad.

Podemos contribuir al medio ambiente agregándolas al compost o secas y estrujadas pueden ser un liviano y útil mantillo.

Es responsabilidad de todos terminar definitivamente con la quema de hojas secas y de cualquier otro resto de materia orgánica.

otoño

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