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Ramírez: “Trabajamos con las letras en Braille colocadas sobre el teclado para el reconocimiento táctil”

En el Día Internacional del Braille, representación táctil de símbolos alfabéticos y numéricos que utilizan seis puntos para representar cada letra, número y distintos símbolos, la docente de informática de la Escuela Integral Nº 1 Helen Keller, Alejandra Ramírez, explicó a AIM que: “En general trabajan en macrotipo primero y después con el Braille propiamente, para poder llegar al táctil bien chiquitito que tocan con el dedito dentro del cuadradito del teclado”.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 1.300 millones de personas en todo el mundo son no videntes o tienen discapacidad visual. El sistema Braille les proporciona acceso a la información, educación, expresión y fomenta su inclusión.

Desde 2019, cada 4 de enero se celebra el Día Internacional del Braille con el objetivo de concientizar sobre la importancia que este tiene como medio de comunicación para la plena realización de los derechos. Esta representación táctil de símbolos alfabéticos y numéricos que utilizan seis puntos para representar cada letra, número y distintos símbolos musicales, matemáticos y científicos.

Alejandra Ramírez es profesora de informática en la Escuela Integral Nº 1 Helen Keller de Paraná, la única que en la ciudad brinda espacios que son fundamentales para que niños, adolescentes y adultos con discapacidad visual se integren y transiten los procesos de aprendizaje y alfabetización. “Lo que hago es trabajar con cada una de los docentes de acuerdo a las pautas que se ponen como objetivo para cada estudiante. Con cada uno de ellos, trabajo de manera y con programas diferentes; en algunos hago alfabetización y utilizo Braille en el teclado, porque para chicos con ceguera y alguna otra discapacidad es necesario trabajarlo y a su vez poder incluirlos en tecnologías digitales”.

“Es un trabajo en equipo”, enfatizó Ramírez a esta Agencia. Se lo hace con “el equipo interinstitucional de la escuela, los docentes, y de acuerdo a cada estudiante se proponen contenidos significativos para que ellos puedan ir de a poquito desarrollando”.

Detalló que con los alumnos, “en general trabajamos con lectores de pantalla. Lleva su trabajo la apropiación de conocer el teclado físico, después de incorporar y poder trabajar con teclas y combinaciones de las mismas para realizar lecturas y diferentes cosas; desde la informática el estudiante puede buscar información en internet, escribir, dictar dependiendo de la discapacidad que tenga cada estudiante”. Con algunos de ellos, “trabajé en alfabetización, con lectura y escritura con distintos software; también con el Prócer III, un dispositivo que trabaja a través del scanner y una cámara para realizar lecturas de textos, lectores de pantalla, Nvda, Jaws, juegos porque todas las clases tienen parte lúdica muy necesaria para que ellos también se interesen y aprendan comando de teclas básicos”.

Ante el desarrollo tecnológico, explicó Ramírez que “con la alfabetización coordinamos con la docente qué es lo que están dando y lo profundizamos en la parte de informática. Busco material, que por ahí es un poco difícil, pero hay páginas en las cuales se puede buscar buen material para trabajar bien con los chicos”; de este modo, la enseñanza – aprendizaje “se complementa. Por otro lado, se tiene en cuenta que también se necesita que ellos aprendan a usar la computadora, el celular para estar conectados con todos; así que se intenta eso. Obviamente, se hace muy de a poquito”.

Con respecto a las personas con discapacidades más profundas, la docente explicó que: “También asisten al área de informática. Con ellos propiamente trabajamos lo lúdico, mediante pulsadores, estimulación mediante el sonido, todo ese tipo de software que permite que uno vea la respuesta ante lo que ellos puedan hacer”.

Dentro de la escritura, dijo la docente, “trabajamos ortografía, gramática, signos de puntuación, como también comandos básicos del lector de pantalla, porque siempre trabajamos ayudados por este. Además con computadoras de escritorio”. Tras trabajar durante el 2023 con uno de sus alumnos en la escritura de un cuento, “entre escrituras, borrones y correcciones; lo importante es que lo puede realizar él solo, puede volver a leer, releer, darse cuenta de dónde hay errores, qué es lo que pasa”. De este modo, la tecnología “aporta mucho para ellos, siempre se trata de trabajar eso, a partir de lo que pide la docente y el grado en el que están para ir ayudando en lo que sea necesario”.

Desde la informática, con algunos de los chicos con baja visión “trabajamos también contenidos propios de primaria porque eran necesarios reforzarlos; buscábamos un mapa de Entre Ríos, este se ampliaba, se buscaban los departamentos”. En alumnos con ceguera “tendríamos que trabajar solamente con textos descriptivos”, consignó Ramírez y agregó: “Tratamos de aportar en todas las áreas que necesitan, como también apoyar a los papás muchas veces para cambiar de formato el material, porque tienen un libro y necesitan que esté digital para que el chico pueda acceder y leerlo. Es bastante difícil, hay algunas editoriales que sí los tienen digital pero, por cuestiones de pago no pueden hacer la descarga, lo tienen que trabajar en línea, muchas veces no hay internet; entonces hay que descargar, hacer una copia del texto a mano, o utilizar OCR para esto”.

Algunos programas, explicó Ramírez, “ayudan para que los estudiantes aprendan a conocer el teclado; tiene muy variables los ejercicios para reconocimiento de teclas y de la función de cada una de ellas, como también ejercitación de dactilografía que es bastante esencial, sobre todo en los chicos que tienen ceguera”. Se utilizan además en ocasiones “accesorios adaptados: mousse, pulsadores, algunos son tipo joystick para algunas discapacidades motoras. Dependiendo del estudiante es lo que se busca, el recurso que se usa y lo que se quiere lograr. Hay muchas aplicaciones; el Prócer comenzó el año pasado a ocuparse un poco más porque habían empezado a dárselo a los alumnos a través del Iprodi, es un dispositivo argentino muy valioso y necesario para ellos para poder leer un texto, un libro. Obviamente necesita el proceso de aprendizaje de cómo usarlo”.

Vinculando al informática con la alfabetización, “trabajamos con las letras en Braille colocadas sobre el teclado para el reconocimiento táctil y en función a lo que me va diciendo la docente: aprendimos tal letra, trabajamos con tal letra, hacemos la ejercitación, la buscamos dentro del teclado utilizando el tacto. En general trabajan en macrotipo primero y después con el Braille propiamente para poder llegar al táctil bien chiquitito que tocan con el dedito dentro del cuadradito del teclado. Se van haciendo ejercitaciones, escrituras de palabras para ir estimulando que ellos reconozcan la letra y puedan trabajar”, concluyó Alejandra Ramírez.

Fuente: De la Redacción de AIM
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