El elegido por Schiaretti para que lo suceda aventajaba al candidato opositor; el escrutinio se atrasó por problemas en la transmisión de datos y hubo quejas en ambos espacios; la abstención fue la más elevada desde 1983
El oficialista Martín Llaryora se encamina a convertirse en el gobernador electo de Córdoba al cabo de un escrutinio accidentado que le da un triunfo ajustadísimo sobre el opositor Luis Juez (Juntos por el Cambio). Así, el peronismo de Juan Schiaretti podría extender la hegemonía provincial que mantiene desde 1999.
Con el 93,7 por ciento de las mesas escrutadas, Llaryora suma 42,7 por ciento de los votos, mientras Juez -que había arrancado arriba en el recuento- tiene 39,7 por ciento.
El conteo se complicó por fallas en el nuevo sistema de transmisión digital de datos que eligió la Justicia Electoral, denominado Turing. Hubo problemas de conectividad en una gran cantidad de escuelas que obligaron a contar una importante cantidad de mesas de manera tradicional, según indicó la empresa Ocasa, encargada del servicio.
Pasada la una de la madrugada, el candidato de JxC se presentó en el escenario del bunker, acompañado de Rodrigo de Loredo y Patricia Bullrich. “El partido no terminó. Con toda esta tecnología que nos vendieron, están cargando las actas a mano”, dijo. Y agregó: “No sabemos en qué momento terminará la carga, pero tengo la obligación de esperar los resultados. Vamos a esperar a que se cuenten los últimos votos”.
Juez no se detuvo ahí. “La diferencia es de 40.000 votos [con Llaryora]y faltan contar 200.000. Por respeto a los cordobeses, tengo la obligación de esperar al escrutinio definitivo”, agregó, dando a entender que la contienda está lejos de encontrar una resolución.
Al final, dedicó un párrafo lapidario a Schiaretti, que basará su candidatura presidencial en la “gestión” como bandera. “Hace 16 años, Schiaretti entró por la claraboya del baño. Pudo irse por la puerta grande, pero se va por la claraboya”, dijo, en alusión a la elección de 2007, en la que Schiaretti venció a Juez por la mínima. El senador nunca dejó de plantear que le robaron esos comicios.
Bullrich tuvo una breve intervención, y la dedicó elípticamente a Schiaretti. “En la Argentina, la calidad institucional está ligada a la voluntad de hacer las cosas con transparencia y cuidando la democracia”, señaló.
Juntos por el Cambio tenía una ligera ventaja sobre el oficialismo en la contienda por la Legislatura unicameral.
Minutos después de que apareciera Juez en el escenario, llaryora se hizo presente en su búnker, acompañado por su vicegobernadora. Tras agradecer a sus votantes, criticó el escrutinio. “A esta altura los más perjudicados de esta jornada que no tiene resolución somos todos los cordobeses y en especial aquellos que tendríamos que tener el derecho de festejar con el esfuerzo que hemos hecho en esta campaña”, dijo. Y lamentó: “No podemos festejar como merecemos, pero hay una tendencia irreversible”.
Según expresó, su espacio resultó ser el “más perjudicados”. Y cuestionó: “Lo que tendría que ser para nosotros una fiesta de la democracia, se ve empañada por unos resultados que no están”.
llaryora destacó la jornada pacífica, agradeció a los fiscales y pidió que cuiden “cada voto”. “Nosotros sabemos porque tenemos nuestras mesas testigos. Vamos a estar en tres puntos de diferencia”, insistió.
La participación más baja desde 1983
Cuando acudieron a votar, tanto el mandatario Juan Schiaretti como Juez y Llaryora (Hacemos Unidos por Córdoba), insistieron en pedirle a la gente que concurra a las urnas. Lo mismo hicieron los postulantes de las fuerzas que buscan ubicarse en el tercer puesto. Al cerrarse el horario de la votación, la preocupación por una baja participación se extendió por todas las fuerzas: los reportes de fiscales partidarios hablaban de no más de 70 por ciento de participación en las ciudades que votaban también a sus intendentes. Finalmente, la justicia electoral informó que la asistencia fue del 67 por ciento.
Desde 1983 a la fecha es la participación más baja en Córdoba; el pico fue en el regreso de la democracia con 88,3 por ciento y desde entonces fue bajando: 86,08 por ciento en el ‘87; 83,5 por ciento en el ‘91; 78,7 por ciento en el ‘95; 79,1 por ciento en el ‘98. En el 2003 alcanzó 73,7 por ciento; en el 2007, 72,01 por ciento (la más baja hasta la de hoy); en el 2011, 75,9 por ciento; en el 2015, 74,97 por ciento y hace cuatro años, 72,7 por ciento
De las diez provincias que, hasta hoy, eligieron gobernador, solo en dos la participación electoral no llegó al 70 por ciento: Río Negro (68,15 por ciento) y Salta (69,46 por ciento).
En cuanto a los resultados, pasadas las 19.30 empezaron a cargar los primeros datos, que con cerca del 4 por ciento de los meses le daban la delantera a Juez, con el 45,5 por ciento de los votos, contra 37,9 por ciento de Llaryora.
Los cómputos de esta elección en Córdoba se hacen con el sistema turing que consiste en una impresora multifunción y una computadora con el fin de cargar, digitalizar y transmitir los resultados por escuelas -no por mesas- al Centro de Cómputos que se encuentra ubicado en el Salón de los Pasos Perdidos de Tribunales I. Desde la Justicia Electoral explicaron que así se evita “cualquier tipo de manipulación de los datos preparados para el proceso de consolidación y publicación”. Sin embargo, admitieron problemas de conectividad en algunos lugares del interior.
En el interior de la provincia, particularmente donde se eligieron intendentes, hubo más movimiento en las escuelas. En total, 229 municipios y comunas (de los 427 que tiene la provincia) renovarán este domingo sus autoridades.
Al salir de la escuela donde votó, Llaryora instó a los cordobeses a participar: “El clima es muy lindo para venir a votar y luego disfrutar de las plazas y parques. Cumplimos 40 años de democracia y hay que sostenerla con el voto popular”. También subrayó que es “importante” el resultado de Córdoba en las elecciones a nivel nacional.
“Tenemos la oportunidad de que Schiaretti sea presidente del país. El modelo de Córdoba sacaría a la Argentina a del atraso”, afirmó Llaryora. E insistió con uno de sus argumentos de campaña: que con el gobernador comparten un “estilo de gestión, de hablar poco y hacer mucho, y que aburre. Si le dieran un lugar a un gobernador como Schiaretti, la Argentina sería un país distinto”.
“Muchos dirigentes viven del insulto, del odio, y cuando les toca gestionar no tienen con quién”, agregó Llaryora. Hablaba del escenario nacional, pero sus dichos parecieron dirigidos a su rival local, Luis Juez.
Juez concurrió a votar acompañado del radical Rodrigo de Loredo, candidato a intendente de la ciudad de Córdoba. Habló mucho y siempre bordeó la ruptura de la veda electoral, ya que repitió sus propuestas de gobierno y siguió con las críticas al oficialismo provincial. Admitió que había una “gran expectativa” de los referentes nacionales de su espacio en esta compulsa, pero dijo “nos vamos a manejar con mesura, con prudencia, ya nos conocen cómo somos”.
Volvió sobre la invitación de Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales para que Schiaretti se sumara a Juntos por el Cambio. “No necesitamos tutores del puerto”, ratificó. Al igual que su rival, Juez pidió no dejar de elegir: “No hay excusa para no ir a votar. Hace un día espectacular; hay que hacer que la gente vote. La apatía es funcional a la continuidad de los modelos”.
Schiaretti, quien a fin de año dejará el Poder Ejecutivo provincial luego de 24 años en los que se alternó con José Manuel De la Sota, cumplió con su cábala de votar con su tradicional campera roja, aunque esta vez no como candidato provincial, sino como aspirante a la presidencia.
En la charla con los periodistas -en la que no quiso responder preguntas sobre temas nacionales- pidió varias veces a los cordobeses que concurran “masivamente” a votar. “Se está votando con absoluta normalidad en toda la provincia. Quiero pedirle a todos los cordobeses que ejerzan su derecho a votar, que concurran masivamente a ejercer el voto”.
El fin de ciclo que puso en juego la elección
Si finalmente se impone el oficialismo, el nuevo ciclo cordobés estará dado por la renovación generacional que encabeza Llaryora dentro de la fuerza que llegó al poder con De la Sota en 1999, desplazando al radicalismo, que gobernaba desde 1983.
Juez también enfrenta su propio fin de ciclo. Dijo que esta, su tercera postulación a la gobernación, será la última. Continuará como senador, cargo para el que fue electo en 2021, pero en la provincia el “juecismo” deberá analizar cómo se reordena y quiénes son las figuras que cobrarán relevancia. En la UCR también ya comenzó un recambio: apellidos significativos como los de Mestre y Negri perdieron peso frente al ascenso de Rodrigo de Loredo (Evolución Radical), candidato a intendente capitalino en las elecciones del 23 de julio.
La campaña fue de baja intensidad y solo cobró temperatura en el sprint final, cuando Rodríguez Larreta y Gerardo Morales propusieron sumar a Schiaretti a la coalición opositora. Juez se subió al ring, donde mejor se mueve, para denunciar los designios “del puerto” y ganó protagonismo. Todos los referentes nacionales del ala dura de Juntos por el Cambio, incluso Mauricio Macri -con quien Juez estuvo distanciado- apoyaron al senador. La jugada pudo haberle costado muy caro a Larreta en el electorado cordobés.
El eje de la campaña de Juez pasó por la inseguridad, el pedido para que le den la “oportunidad” de administrar la provincia y culminó con la advertencia de que, de la mano de Llaryora, el kirchnerismo desembarcará en Córdoba. Llaryora ignoró esos planteos, argumentó en torno a la “continuidad” y a la “gestión”, que tiene como bandera a la obra pública. JxC apuntó a que esos 24 años en el poder son un “riesgo” y se deben terminar.
La última elección provincial, en 2019, fue atípica, porque lo que hoy es JxC se presentó dividido en tres. Juez se separó de la alianza y se postuló para la intendencia de la capital provincial y la UCR llevó una lista encabezada por Mario Negri y otra por Ramón Mestre. Schiaretti, en ese escenario, obtuvo una victoria aplastante. Con una participación del 72,5 por ciento de los electores, logró el 57,3 por ciento; Negri sumó 18,8 por ciento y Mestre 11,6 por ciento. Los votos en blanco, hace cuatro años, representaron el 5,8 por ciento.
Para el kirchnerismo, Córdoba es “terreno hostil”, como lo calificó el actual presidente Alberto Fernández. En 2015 llevó como candidatos a gobernador a Eduardo Accastello (hoy ministro de Schiaretti) y al humorista “Cacho” Buenaventura. Salieron terceros, con 17,7 por ciento. En 2019 no presentaron lista por una decisión del Instituto Patria y ahora -con el nombre Creo en Córdoba- postulan a Federico Alesandri (intendente de Embalse e hijo de un histórico dirigente peronista de Calamuchita) junto a Gabriela Estévez, referente de La Cámpora y diputada nacional. Estévez se anotó ayer como candidata a diputada nacional.