Investigadores de la UNL y de la UNR ya estudian los impactos de los incendios en las islas del humedal del río Paraná, que estuvieron bajo fuego casi tres años.
Investigadores de las universidades públicas de Rosario y de Santa Fe avanzan en el estudio de los efectos sobre el humedal del Delta del Paraná de los incendios que, entre principios de 2020 hasta entrado este año, devoraron centenares de miles de hectáreas de este delicado ecosistema. Cambios en la identidad natural del territorio, menor biodiversidad y alteraciones en las propiedades naturales de los suelos son algunas de las primeras marcas en el territorio de los focos que de forma intencionada arrasaron buena parte del Delta medio del gran río marrón.
Desde la UNL se realizó un relevamiento para evaluar la pérdida de biodiversidad y describir el estado del suelo tras las quemas en la zona, tanto para proveer información sobre la pérdida de biodiversidad, como para poder generar un modelo predictivo a futuro. En tanto que en la UNR desde hace tres años un grupo de profesionales de Ciencias Agrarias viene trabajando en torno a las consecuencias del fuego en cinco vectores: suelo, insectos, agua, aves y flora.
Los humedales como los que conforman el delta del Paraná tienen importantes funciones ecosistémicas: al ser sumideros de carbono ayudan a mitigar el cambio climático, regulan la retención de agua en caso de inundaciones o sequías, filtran nutrientes y retienen elementos que de otra forma se liberan y contribuyen al efecto invernadero. El fuego a gran escala alteró esa capacidad natural del ecosistema de proveer servicios ambientales.
Cronología negra
A pesar de la enorme variedad de beneficios que los humedales aportan al conjunto de la vida en sociedad, desde principios de 2020 hasta ahora se calcula que se quemaron alrededor de un millón de hectáreas solo en el territorio llamado Piecas Delta del Paraná, que va desde la ciudad de Santa Fe al norte hasta Campana (provincia de Buenos Aires) al sur.
Según los registros que lleva el Museo de Ciencias Naturales Antonio Scasso de la ciudad de San Nicolás, desde 2020 a esta parte hubo en total alrededor de 90.000 focos de calor (40.000 en 2020, 15.000 en 2021, 26.000 en 2022 y más de 9.400 este año).
Se estima que cada foco cubre unas 14 hectáreas, lo que da un total acumulado de más de 1,3 millones de hectáreas para todo el período, unos 13.000 kilómetros cuadrados o el equivalente a 69 veces la superficie de la ciudad de Rosario. Más de la mitad de la superficie del delta, que tiene 2,3 millones de hectáreas, se quemó una o varias veces en ese lapso.
¿Es posible la restauración del Delta del Paraná?
Una de las preguntas que se hicieron los investigadores de la UNL (autores del trabajo “Efectos de los incendios intencionales en los humedales del río Paraná en Argentina: perspectivas de la restauración ecológica”) fue saber si es posible la restauración de los territorios después de un episodio prolongado e intenso de quema, de qué manera podría ocurrir esto y cuánto tiempo demandaría. “El avance del fuego sobre diversos ecosistemas va destruyendo la biodiversidad y desplazando comunidades. Esto viene asociado a la expansión de la frontera agropecuaria, pudiendo identificar como actividades principales la siembra de granos y el desarrollo de la ganadería”, dijo la investigadora Paola Peltzer, del Laboratorio de Ecotoxicología de la FBCB-UNL y del Conicet.
El grupo del que forma parte relevó 17 sectores de islas y humedales en la confluencia que se extiende desde Resistencia (Chaco) hasta Diamante (Entre Ríos). Según los datos que los investigadores presentaron en el Segundo Encuentro Nacional de Restauración Ecológica de la Argentina, sólo un escaso número de especies se regeneran naturalmente a mediano plazo, mientras que la recuperación de especies leñosas requiere de un plazo mayor a un año y depende del cese de las actividades tensionantes (como la ganadería) y/o incendios reiterados, como también de las precipitaciones.
También estimaron que la recuperación de los depósitos de carbono quemados llevará decenas de años, dependiendo de los ciclos de bajantes y crecientes en parte alterados por la crisis climática planetaria.
Pérdida de identidad
Por su parte, los científicos que desde hace casi tres años trabajan desde la Plataforma Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario en un monitoreo del impacto y la recuperación del humedal tras las quemas destacaron que –a modo de primeras conclusiones– los incendios provocaron una marcada disminución en la biodiversidad y un cambio en la composición específica de las comunidades de insectos, aves y plantas.
“En una medida aún difícil de estimar, se han generado cambios en la identidad del ecosistema, que perdió su singularidad y empieza a mostrar algunos indicios de “pampeanización”, por ejemplo, respecto a su flora” explican en el documental "Las huellas del fuego", realizado por Unicanal Rosario y estrenado hace pocas semanas atrás.
Las opiniones de los académicos son unánimes: las quemas atentaron y modificaron la identidad de este ecosistema. “El modelo productivo desplegado en el humedal del valle de inundación del río Paraná genera amenazas al ecosistema, que se potencian y multiplican por el cambio climático. La trilogía bajante extrema, sequía generalizada y quemas por acción humana terminó generando severos impactos en la salud de las personas y de la naturaleza” destacó Guillermo Montero, ingeniero agrónomo y coordinador del trabajo.
Fuente: Aire de Santa Fe