La colección de vestidos más grande del mundo no está en el depósito de un diseñador: está en la casa de Paul y Margot Brockmann.
“Si veía un vestido que realmente me gustaba, bueno, lo compraba. No quería que mi esposa llevara dos veces el mismo vestido”, dice Paul, de 83 años, quien le obsequió a su esposa 55.000 vestidos durante 61 años, que llenan su garaje de East Mesa, Arizona, en un armario especialmente diseñado y tres contenedores de 15 metros de largo.
La historia de amor de Paul vistiendo a Margot se remonta a la noche en que se conocieron, en un salón de baile en su Alemania natal (Margot no puede recordar el vestido que tenía puesto, pero asegura que “según él, era muy bonito”).
“Cuando entré, estaba Margot”, recuerda Paul. “Bailamos toda la noche y nos enamoramos”.
Desde entonces, le ha regalado vestidos, la mayoría de ellos de segunda mano y de época, de acuerdo con el amor de Paul por las modas de los años 50. “Ese era el momento en que tenían faldas anchas y enaguas”, dice. La mayoría fueron comprados en ventas de garaje y liquidaciones. Paul incluso se conectó por un tiempo con Sears: “Cuando los estilos estaban cambiando, me llamaban y me vendían los vestidos a un precio muy razonable”.
Con ofertas o no, compró su último vestido en 2014, cuando la pareja simplemente se quedó sin espacio. Paul espera vender toda la colección en lote, guardándole unos 200 para Margot. Acaban de seleccionar las vestimentas para su viaje al festival Karneval Alemán en Las Vegas este fin de semana.
Pero, ¿qué piensa Margot de todo esto? “Bueno… a ella no le interesan tanto los vestidos”, admite el marido.