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Política
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Argentina pospandemia

La cuarentena extrema que se pretendió programar para esta etapa que se extiende hasta el próximo viernes tiene sus límites, no solo temporales: los que imponen los propios encargados de mantenerla, que lo hicieron en la medida que pudieron y desearon. Algunas actividades vedadas siguieron o volvieron a desarrollarse en la medida que el ingenio y la audacia lo permitió. Los peluqueros, por ejemplo, que trabajan a puertas cerradas o a domicilio, pues nadie podría imaginar que pudieran sobrevivir con cuatro meses de facturación cero.

Argentina pospandemia
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Ese es solo un ejemplo entre tantos, periférico. La actividad plena y que cuenta sigue semiparalizada y aun aquellas que se han mantenido abiertas estos más de cien días han tenido bajas. Toda la actividad se ha resentido en este tiempo.

El Estado lo sufre en sus cuentas; la impresión de billetes es la única actividad que se aceleró en este tiempo y la emisión es un desvelo que preocupa con vistas a la pos pandemia, por el riesgo de una hiper. Con el objeto de acotar la expansión del gasto fue que las autoridades planificaron limitar los alcances del IFE, pero finalmente el presidente cedió ante el pedido de los gobernadores. La continuidad este mes de ese beneficio para los más de nueve millones de personas alcanzadas fue el dato principal de la videoconferencia que mantuvo Alberto Fernández el miércoles pasado con los mandatarios de los 24 distritos del país. Querían reducir esa asignación este mes a 3 millones, pero se extenderá entonces un mes más a la totalidad del listado, lo que implica una erogación superior a los 90 mil millones de pesos.

La impresión de billetes es la única actividad que se aceleró en este tiempo y la emisión es un desvelo que preocupa con vistas a la pos pandemia, por el riesgo de una hiper.

El ATP sí fue reducido este mes a las zonas que mantienen restricciones por la cuarentena más extrema, léase Amba y Chaco, fundamentalmente. Este fin de semana el ministro Matías Kulfas confirmó que esa asistencia se mantendrá en aquellos lugares donde siga el aislamiento hasta el final.

Pero con las cuentas al rojo, el Gobierno piensa en el día después. Sobre todo, cuando las autoridades se animaron por fin a hablar de la posibilidad de que estemos transitando finalmente el pico de la enfermedad, lo que hace presuponer entonces que la curva comenzará a descender. Los especialistas aclaran que eso se sabrá recién cuando la montaña quede atrás, pero en situaciones extremas es bueno cuando se infiere que comienza a verse la luz al final del túnel.

En efecto, todos dicen que este es el peor momento de la pandemia, pero propios y extraños coinciden en un detalle que puede resultar chocante, aunque es real: los casos siguen siendo pocos -tiene que ver con el nivel reducido de testeos- y los muertos no son tantos. Las cifras han crecido, pero no se han multiplicado y con esta última cuarentena extrema impuesta no se espera que eso suceda. ¿Y si cuando se flexibilice, como todos coinciden que se hará, repunta? Volverán a cerrarse actividades.

La estrategia pareciera garantizar resultados positivos en materia sanitaria, mas resulta letal para las empresas y la economía en general. Los datos lo siguen certificando: la construcción se derrumbó en mayo un 48,6 por ciento respecto del mismo mes del año pasado, y el acumulado de enero a mayo marca un 42 por ciento; la producción industrial, en el mismo mes, mostró una brusca caída del 26,4 por ciento. Son datos del Indec.

¿Y si cuando se flexibilice, como todos coinciden que se hará, repunta? Volverán a cerrarse actividades.

El exministro de Gobierno bonaerense Joaquín de la Torre fue muy crudo en la semana cuando al ser entrevistado por Carlos Pagni alertó sobre la grave situación del Conurbano y las consecuencias de una cuarentena tan extensa. Y paradójicamente aclaró que este momento en el que la situación económica es más grave, precisamente es cuando no se puede salir de la cuarentena por sus consecuencias sanitarias. El error, a su juicio, fue entrar de manera tan temprana y cerrada.

El Gobierno tiene asumido que no hay margen para mantener a la zona más poblada del país en Fase 1 después del 17 de julio, por eso está preparando el terreno para una flexibilización. Rodríguez Larreta le anunció ya al presidente que reabrirá actividades y hasta volverán los runners y algunos deportes individuales. Y pensando ya en el post pandemia comenzaron a trascender papers que el gobierno nacional prepara con las medidas a implementar cuando se instale la nueva normalidad.

Habrá un nuevo blanqueo de capitales -todos los gobiernos han tenido el suyo, ninguna oposición se los traba en el Congreso-; una nueva fórmula para la movilidad jubilatoria; y medidas de reactivación económica, más un plan Ahora 18 que incluye tres meses de gracia, de modo tal que el que compre ahora comience a pagar recién en noviembre. Tal vez con devolución total o parcial del IVA. Esto va para la clase media, tan golpeada en esta crisis epidemiológica.

Hay un pedido impulsado por las organizaciones sociales que ganó adeptos en el Gobierno, mas no es bien visto por los que tienen que armar el presupuesto, sobre una asignación universal, una suerte de oficialización permanente del IFE, al menos por un plazo determinado pero extenso. Las arcas endebles, con un déficit disparado, difícilmente puedan contemplar semejante erogación, pero nada se descarta.

Pensando en todo eso el presidente convocó a todos los sectores a la quinta presidencial el jueves pasado, con motivo del día de la Independencia. Fue la misma escenografía que la que usaron el 25 de mayo, pero ya no mostrando al equipo propio, como entonces, sino esta vez a Fernández rodeado de empresarios y sindicalistas. Con ellos buscará recrear el Consejo Económico y Social, que el presidente prometía desde antes de llegar al gobierno y del que en las primeras semanas en el poder anticipó varias veces el inminente envío al Congreso del proyecto de ley para crearlo. En esa foto faltaron los movimientos sociales y la Iglesia, dicen, más por una cuestión de espacio que por falta de disposición.

La oposición estuvo contenida -a los ojos del Gobierno- en la presencia de los gobernadores opositores. Los que representan la oposición que le sienta bien al Gobierno, porque no la considera obstructiva como al resto. Tiene sentido: son los que necesitan llevarse bien con el Ejecutivo por razones de administración de sus propios territorios.

Cuando pase el 17, nosotros estamos pensando, con todos los que están aquí, en el futuro”, dijo Fernández rodeado por dirigentes del Grupo de los 6 y la CGT.

Alberto Fernández buscó allí ser inclusivo, y llamó “mi amigo” a Horacio Rodríguez Larreta. El abrazo del Ejecutivo nacional al jefe de Gobierno porteño le genera cuestionamientos internos en las redes sociales a Rodríguez Larreta, pero sobre todo le complica la relación con Mauricio Macri y los sectores más duros de Juntos por el Cambio. Pero Larreta no cambiará su postura, que considera “lógica y necesaria”, sobre todo en el actual contexto de pandemia. En rigor, más allá de la incomodidad que podría generarle su postura cercana al presidente en el interior más duro del electorado opositor, la pandemia le permitió al jefe de Gobierno porteño un nivel de exposición inesperado a nivel nacional. La instalación a nivel nacional que necesita para eventualmente ser candidato presidencial en 2023 -aunque rechacen hablar del tema él y su entorno- se le facilitó por estas razones inesperadas.

“Cuando pase el 17, nosotros estamos pensando, con todos los que están aquí, en el futuro”, dijo Fernández rodeado por dirigentes del Grupo de los 6 y la CGT, aunque siempre el temperamento le juega una mala pasada y deslizó a continuación la frase “vine a terminar con los odiadores seriales”. Mejor hubiera usado la palabra “odio”, en lugar de “odiadores”, dirigido a la oposición que más desprecia y a la que quisiera ver dividida. Separándola de los más dialoguistas, como su “amigo” Larreta o los intendentes del PRO con los que se reunió el día anterior en Olivos, Néstor Grindetti y Jorge Macri. Un objetivo en el que se ilusionaban los más optimistas del albertismo, que esperaban para estas alturas tener a Emilio Monzó armando por afuera de Juntos por el Cambio, y también hicieron correr días pasados la especie de una Elisa Carrió candidata el próximo año, por afuera de JxC.

Nada más lejano a la realidad: si bien son cada vez más notorias las diferencias en la principal oposición, les queda claro que no tienen destino separados. Hechos como las reacciones que generó lo de Vicentin, la liberación de Lázaro Báez y la masividad de las marchas del 9 de Julio -más allá de los incidentes-, refuerzan ese concepto.

A sus referentes legislativos convocaría también Alberto Fernández. Iba a ser este lunes, según trascendió. Exploró la posibilidad el miércoles pasado Sergio Massa con los presidentes de los bloques de la oposición, pero después del sondeo no volvieron a hablar del tema.

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