Los chilenos Felipe Osiadacz y Fernando Candia acababan de llegar a Malasia. Felipe se había recibido de ingeniero comercial y Fernando de chef. Era el primer día de sus vacaciones y salieron a un bar. Tomaron algo y luego de un par de horas regresaron a su hostel, pero un hombre los abordó en el camino. Tras forcejeos, el malasio muere y los jóvenes son acusados de homicidio, delito por el que podrían ser condenados a la pena de muerte.
Los chilenos ingresaron al hostel. El hombre, malasio y según el informe forense "bajo los efectos de diversos estupefacientes", continuó junto a ellos y comenzó a insultarlos. Luego se puso aún más agresivo. Ellos, según el relato de sus familias, le pidieron al recepcionista que llamara a la Policía.
Como respuesta a la agresión física del malasio forcejearon, lo contuvieron y lo inmovilizaron en defensa propia. En ese momento, el hombre sufrió un paro cardíaco y murió. Desde esa noche de agosto de 2017, los chilenos están detenidos en la cárcel de Sungai Buloh, Kuala Lumpur, capital del país. Están acusados de homicidio, delito por el que podrían ser condenados a la pena de muerte.
Según lo publicado en el diario chileno La Tercera, el juicio se iniciaría en agosto. Los familiares de Felipe y Fernando estuvieron organizando un viaje para inicios de ese mes. También irían el senador Francisco Chahuán y el abogado Juan Carlos Manríquez, posiblemente junto a otros penalistas que asesoraron a los padres de los jóvenes.
Por homicidio culposo, los jóvenes podrían morir en la horca. Sin embargo, hubo gestiones entre el gobierno chileno y el del país asiático que podrían cambiar la situación. "Son momentos clave", dijo a La Tercera una fuente que conoce la causa. Para impedir el desenlace fatal, tendrían que modificarse los cargos y pasar a ser homicidio negligente, una figura por la que pueden recibir cadena perpetua.
A casi un año del hecho, fuentes dijeron al diario chileno La Tercera que Felipe y Fernando comparten la misma celda, perdieron mucho peso y están bajo gran estrés.