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Política
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Decrecimiento y ecofascismo

Es posible que algunos de temas de  lucha social más encarnizada de estos tiempos tengan detrás   maniobras de manipulación calculadas para asegurar a un pequeño número el disfrute de bienes que al menos en promesa estuvieron hasta ahora al alcance de todos.

Los ecofascistas se mueven hacia regímenes de vigilancia  y espionaje  totales. de control policial exhaustivo de cada individuo, de represión tendente a crear  un mundo sumiso, temeroso y obediente.
Los ecofascistas se mueven hacia regímenes de vigilancia  y espionaje  totales. de control policial exhaustivo de cada individuo, de represión tendente a crear  un mundo sumiso, temeroso y obediente.

Federico Ruiz, de Ecologistas en Acción, da el nombre de ´ecofascismo´ a estas maniobras:  regímenes autoritarios que posibilitarían que pocas personas, con poder económico y militar,  sigan sosteniendo su estilo de vida acaparando recursos a cambio de que la gran mayoría, abandonada al exterminio, no acceda a los mínimos materiales de existencia.

Según él los usuarios de la palabra ´ecofascismo´  han cambiado:  la palabra era un arma de guerra ideológica de  la derecha liberal contra los ecologistas sociales, que postulaban regulaciones que estorbaban la total libertad del capital. Los ecologistas pretenden, por ejemplo, regular la  minería extractiva, de modo de para los liberales, se  perjudica su rentabilidad.

En coche al muere

Otro uso de la palabra ecología se refiere al resultado de las crisis que ya se están produciendo y que  podrían terminar con la historia del hombre sobre la Tierra

La ecología social propone medidas muy contundentes que limiten el deterioro ecológico para evitar que  un desastre  ponga en peligro la civilización y la vida en nuestro planeta. Sería sinónimo de un  programa decrecentista incomprensible para una mayoría de personas acostumbradas a  un sopor consumista que las mantiene  dormidas  y satisfechas sin ningún  horizonte más allá de las satisfacciones hedonistas.

Según Ruiz,  para acceder a un estado realmente sostenible sería necesaria una disminución en el uso productivo de recursos naturales y en la generación de residuos de tal magnitud que se reduciría el consumo actual de los países no empobrecidos en unas dimensiones inconcebibles para la mayor parte de sus habitantes.

Compre hoy, pague mañana

Durante más de un siglo las multitudes fueron engañadas por una propaganda aplastante que invitaba a invita a consumir sin medida ni necesidad los productos de oligopolios propiedad de los poderes mundiales; esas multitudes anestesiadas y amaestradas para que  tomen el consumo por felicidad deben ser sometidas ahora a otro amaestramiento casi enteramente contrario para que entienden que todo aquello se acabó.

Y se acabó porque por el camino del crecimiento ilimitado     solo conseguiriamos un gigante que se derrumbe por su propio peso. En esas condiciones  ni el capitalismo, ni el socialismo ni ninguna otra receta  funcionaría.

Todo pasa

La esperanza de mantener el confort consumista es que las historias sobre la catástrofe sean mentiras,  y al final nada va a pasar porque en realidad no hay cambio climático. Ruiz recuerda al sociólogo franco brasileño Miguel Löwy, quien dijo que las cumbres mundiales para tratar el tema concluye que la la crisis ecológica es tan seria que es urgente no hacer nada.

El estado de bienestar fue un periodo de abundancia generalizada que el poder real concedió a las masas cuando la lucha contra el comunismo arreciaba, con la finalidad de tenerla de su parte. Tras la caída del muro de Berlín y el derrumbe soviético, los gritos de triunfo se    confundieron con la liquidación en silencio de un bienestar prestado por poco tiempo.

La pretensión de la izquierda de revitalizarlo solo llevaría a presionar más las fuentes de materias primas, aumentar la presión y  la    vejación de la naturaleza  y a acelerar y profundizar los problemas ecológicos.

La guerra no cesa

Mientras tanto, las luchas políticas y sus ramificaciones militares se expresan en numerosos conflictos armados de ´baja intensidad´ que bien pueden ser el anuncio de otros más intensos, que enfrenten directamente a las grandes potencias.

El ecofascismo es justamente la doctrina que surge de los conflictos permanentes entre potencias, la acelaración del cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales, que hacen recordar la previsión de los planificadores estadounidenses, que en 1945 entendieron que todos los recursos naturales eran suyos, empezando por el resto de América: América para los americanos.

Las izquierdas  hoy

Las élites mundiales, que vienen procurando  con éxito el adormecimiento  de  las multitudes, han cortado el camino de cualquier alternativa que no sea su dominio. Por eso el ecofascismo aparece como  única posibilidad, cuenta con la resignación o la aprobación general y  con el apoyo de  movimientos presuntamente de izquierda que han adoptado sus fines y hasta sus métodos.

La finalidad no es evitar el colapso, que quizá  ya sea inevitable, sino garantizar la existencia de las élites  y permitir que mantengan su estilo de vida.

Los medios son la tiranía fría pero con guante de terciopelo,  una desigualdad enorme pero presentada como natural  y la inoculación de que el problema se debe al exceso de población remediable con guerras, enfermedades,  hambrunas,   campos de exterminio o reducción sistemática de la natalidad

Los ecofascistas se mueven hacia regímenes de vigilancia  y espionaje  totales. de control policial exhaustivo de cada individuo, de represión tendente a crear  un mundo sumiso, temeroso y obediente.

Habría entonces un pequeño número de subalternos al servicio del poder, que éste habría elegido para sobrevivir y que estarían agradecidos de mantenerse en el libro de la vida  y temerosos de ser borrados al menor error.

La perspectiva ecofascista

Los sistemas políticos serán en la perspectiva ecofascista puramente tecnocráticos, y  las decisiones se tomarán en nombre de la ciencia, único fuente de saber,  y no serán atribuibles a un autócrata. Cabe recordar una advertencia lanzada hace un siglo por Ezequiel Martínez Estrada: El día que permitamos que la ciencia nos gobierne la vida, estaremos perdidos.

Y justamente la ciencia, que ha sido monopolizada por las élites financieras, hará que la democracia deje de ser un producto de exportación al mundo ´atrasado´ para evitar que el pueblo interfiera con su  ignorancia, su sentimentalidad  y su  moralidad en las soluciones cientificas que estarán en poder de una ínfima minoría ilustrada

Ruiz entiende que la actualidad política está marcada por el  imperialismo, la globalización depredadora, el ultraproductivismo, las riquezas financieras ficticia, el poder en manos de oligarquías sociopáticas, las  desigualdades sociales, las guerras de rapiña.

La esperanza está como siempre en el ansia de libertad medio sepultada por la necedad organizada por el poder   y la servidumbre impuesta.

Otra vez el equilibrio

En resumen, en estos tiempos revueltos la lucha por el  futuro será entre una dictadura ecofascista o  una ecología social fruto de asociaciones libres de personas capaces de luchas en condiciones muy adversas para lograr vivir de nuevo en equilibrio con la naturaleza.

Será necesario archivar todo el legado del Renacimiento y la Ilustración y volver la mirada a los saberes de las sociedades tradicionales, entre ellas las de la América precolombina que a pesar del genocidio y la aculturación  han mantenido chispas que podrían encender el fuego que alumbre el futuro.

De la Redacción de AIM.

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