La demonización del Islam, identificado por alguna prensa con los mercenarios de Isis en Medio Oriente, es parte del "choque de civilizaciones" del profesor Samuel Huntington, que puede tener otro capítulo ahora en Irán. Semejante choque es útil a la industria de las armas como los choques de autos son el pan diario de los chapistas.
La doctrina de Huntington lleva implícita la idea del progreso como propia de la civilización occidental y como algo bueno sin discusión. Por otro lado, la modernidad occidental es responsable de algunos de lo peores males de la historia, como el genocidio de la población originaria americana, por ejemplo.
Teodoro Wiesengrund Adorno (filósofo alemán de la escuela de Frankfurt) vio el holocausto judío como un fruto genuino del desarrollo de la modernidad, apuntando a los campos de concentración nazis, y no como una irrupción inexplicable de barbarie en el país más culto de Europa.
Cabe preguntarse si Hiroshima es parte de la modernidad occidental o si la destrucción de la naturaleza, que ya parece irreversible, no está implícita en el paradigma técnico que impuso occidente al mundo.
El norteamericano John Anthony West afirma que cuando comenzó su ciencia, la egiptología, los eruditos eran hijos de la Ilustración y creían estar en el apogeo de la civilización.
Entonces apareció la teoría de la evolución y fue herejía suponer que los antiguos sabían algo, porque tal suposición socavaba la fe en el progreso.
Dice que era imposible entonces para la gran mayoría conocer la naturaleza auténtica del progreso, a pesar de unos pocos artistas como William Blake, Goethe, Novalis o Dostoievsky y de filósofos como Nietzsche, Schopenhauer o Kierkegaard.
Concluye contundente: "Hoy un hombre tiene que estar loco para creer en el ´progreso´; hace un siglo bastaba con que fuera insensible".
Por lo menos habría que entender porqué hay países hambreados que están bajo el control del sistema financiero mundial, que es el divulga doctrinas como la de Huntington.
El Islam no es responsable del Banco Mundial, tampoco el budismo ni el hinduismo, pero todos ellos están para el "choque".
La niña mimada de Occidente en Medio Oriente, Arabia Saudita, ha procurado adaptar el islam al modelo de Estado occidental, desconocido en Oriente hasta hace poco, respondiendo al dictado de occidente. De allí resultó el control estatal de los ciudadanos y el disciplinamiento mediante la "educación" que domestica, la cárcel y el cuartel.
En Arabia Saudita el islam desfigurado se ha vuelto compatible con la modernidad y sobre todo con el sistema financiero, que es la base de todo el edificio.
El pensamiento tradicional, del que occidente se apartó para promover la discordia, el consumismo, la felicidad en cuotas y la vida sin horizontes, afirma que todos estamos vinculados con la realidad-una y que existimos por ella y dentro de ella.
No hay entonces compatibilidad entre el saber inmemorial y la modernidad occidental, como no la hay con ninguna otra doctrina tradicional incluidas las de América (Abya Yala), que tratan de hacerse oír después de medio milenio de genocidio.
De la Redacción de AIM.