Hasta el miércoles 14 de noviembre, la Defensoría del Pueblo incorporará en su registro a aquellas personas que quieran trabajar voluntariamente como mediadores comunitarios durante el año que viene. Quienes deseen inscribirse, deben contar con 100 horas de capacitación avalada por el Ministerio de Justicia de la Nación. Pero la importancia de que una sociedad cuente con personas con vocación para abrir caminos de diálogo en situaciones conflictivas la explica en detalle a AIM la coordinadora del Departamento de Mediación de la Defensoría, Irina Chausovsky.
La convocatoria reúne a profesionales de distintas disciplinas, como así personas con vocación para mediar en los más de 400 casos que se reciben en el área de Mediación. No obstante, se aclara que no se trata de un curso de formación sino un llamado a personas que ya tengan la formación dictada por las instituciones idóneas. La capacitación debe estar avalada y los participantes deben presentar un breve currículum vitae, fotocopias del título de mediador y de certificados del nivel educativo realizado.
—¿Cuál es la importancia de tener mediadores comunitarios en la sociedad?
—Todos los mediadores somos personas que habilitamos habilitamos diálogo y conversación. Particularmente, los mediadores comunitarios nos dedicamos a fortalecer los lazos sociales y propiciar estos diálogos en vínculos cotidianos. Se trata de vínculos que tienen que ver con la convivencia y la vecindad. Cuando los vínculos son muy intensos, a veces los conflictos lo son también. Y el foco del mediador comunitario no está puesto tanto en el acuerdo como en la reconstrucción de esos lazos o vínculos sociales.
—¿La gente está harta de confrontar?
—Los conflictos agotan, porque ya, de por sí, la vida cotidiana cansa y tiene su desgaste en la convivencia a partir de estar con el otro. Se hace difícil. En este sentido, hay una necesidad muy grande de contar con más espacios de diálogo, de encuentro, donde cada uno pueda sentirse escuchado. Y a esto es lo que apunta la mediación comunitario, para que las personas puedan encontrarse valorando y, desde la diversidad, poder construir a partir de la diferencia. Si el vecino pone la música fuerte, tiene derecho a hacerlo, así como el vecino que tiene el perro y a veces ladra o causa temor. Pero el otro también tiene el derecho al descanso o tiene otros parámetros de convivencia. Entonces, se trata de ver cómo compatibilizamos esos derechos y necesidades para vivir en una sociedad más armónica donde la convivencia cotidiana sea menos desgastante.
—¿Hay problemas más frecuentes que otros?
—Hay uno que siempre ha tenido un alto porcentaje, que es el de las filtraciones de humedad. Ha sido el más numeroso. Y hay otros a los que nosotros llamamos cuestiones de convivencia y que no podemos enconsetar en un caso particular. A veces hay casos como el árbol, la basura, o el juego con la pelota que golpea en la pared del vecino, o sea, situaciones que podemos identificar muy bien. Pero hay otras situaciones que son parte de la convivencia en sí misma, por ejemplo en el hecho de cruzarte con el otro, de decirse cosas, o de estar desconfiando o teniendo temor. O sea, a veces son una suma de temas y otras no sabemos por qué nos estamos peleando. Y esto es casi el 40 por ciento de los casos.
—¿De qué forma se tiene que capacitar una persona que quiere ser mediadora comunitaria?
—Tienen que contar con formación, dictada por una institución avalada por el Ministerio de Justicia de la Nación. En cuanto a la formación académica sólo es necesario tener la secundaria completa . Pero sobre todo hace falta como una gran vocación por las personas. No sólo por el diálogo. Hay un aspecto de amor hacia las personas. Y esto es un espacio que se abre desde la Defensoría del Pueblo para personas voluntarias, ad honorem, donde no se abona ningún honorario.
—¿Qué lugares hay para capacitarse?
—Desde hace 12 años la facultad de Ciencias Económicas brinda formación en mediación. A veces lo hacen también los colegios profesionales y otras instituciones privadas. Desde la Defensoría también pudimos hacerlo dos años de manera gratuita y por convenio con el Miniterio de Justicia de la Nación. Tenemos la expectativa de poder hacerlo en otro momento, porque hay muchísimos interesados. Y a esto lo vemos cuando hacemos la convocatoria para el registro.
—¿Qué cantidad de personas reciben cada año?
—Son más de 100 todos los años. Algunos renuevan su inscripción y todos los años se inscriben mediadores nuevos. Lo hacen por una vocación de servicio y también por un compromiso cívico de volver o brindar a la sociedad lo que pueden aportar de positivo y constructivo, y sus habilidades para generar diálogos saludables en la comunidad.