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Política
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La pandemia en el país de la tierra arrasada

Por María Quintero, de revista PPV, especial AIM. Ante la crisis económica que atraviesa el país, desde el sector oficialista proponen crear un impuesto a la riqueza que será destinado a un fondo de ayuda para los sectores más vulnerables que sufren hoy las peores consecuencias de la pandemia y para la protección del empleo. Parte del fondo también servirá como ayuda a las Pymes, a quienes hoy se les agudizó la crisis debido al parate ocasionado por el aislamiento, social, preventivo y obligatorio decretado por el Gobierno nacional para frenar la propagación de Coronavirus en el país.

La pandemia en el país de la tierra arrasada
La pandemia en el país de la tierra arrasada

El impuesto a la riqueza es un proyecto propuesto por los diputados Carlos Heller y Máximo Kirchner y afecta solamente a 12 mil personas, porque solo lo pagaran aquellos que tienen fortunas de más de tres millones de dólares.

Este es un impuesto que, además, ya existe en otras partes del mundo Francia, España, Noruega, Suiza, Uruguay y Colombia, entre otros.

El contexto de pandemia, con sus más de 170 mil muertos en el mundo, ha abierto muchos interrogantes y teorías sobre cómo será el mundo, la sociedad, las relaciones sociales y la economía tras el Covid-19. Algunos vaticinan el fin del capitalismo, otros su recrudecimiento. Lo cierto es que para lo que vendrá hay más incertidumbres que certezas. Sin embargo, lo certero es el presente que estamos atravesando, y ese presente nos muestra muy claro, y de la manera más cruel, las profundas desigualdades sociales.

En nuestro país, la decisión del gobierno nacional fue priorizar las vidas a la economía. Y cuando el temor a la enfermedad y a la muerte fue real, esa decisión tuvo un fuerte consenso y aceptación por parte de la mayoría de la sociedad, tanto así, que Alberto Fernández logró más de un 90 por ciento de imagen positiva.

Priorizar la vida a la economía en un país en el que la economía y la vida de los más pobres han sido, durante cuatro años de profunda crisis neoliberal, vapuleadas, desordenadas y olvidadas, no es tarea fácil para un gobierno que lleva solo cuatro meses de gestión.

Un gobierno al que a nivel mundial el 2020 lo recibió con una pandemia mundial y, en Argentina, con una realidad que tuvo (y tiene) su traducción como la crisis de la pandemia en el país de la tierra arrasada.

En este marco, ¿cómo se sale de la crisis sin poner en riesgo la vida de las y los argentinos?, ¿quiénes fueron los sectores más beneficiado con las políticas neoliberales que arrasaron con los sectores más vulnerables?

La respuesta a la primera pregunta, sin dudas, resonó durante todo este tiempo: nadie se salva solo. Y el mejor sinónimo es la solidaridad.

¿Quiénes se beneficiaron con las políticas neoliberales? Sin dudas, es importante recordar, aunque parezca reiterativo en esta nota, que Argentina entra a este 2020 luego de los cuatro años del gobierno de Cambiemos, que sumió al país en una profunda crisis económicas y social bajo un modelo que estuvo al servicio de las grandes corporaciones económicas y que aplicó políticas que beneficiaron solamente al sector más rico del país.

El egoísmo será televisado

Hoy es ese mismo sector el que se opone al impuesto a la riqueza. Son esas 12 mil personas con las mayores riquezas del país, que aumentaron sus patrimonios durante el gobierno de Cambiemos a través de la especulación financiera, la condonación de deudas,  la desregulación impositiva y fuga de divisas,  mientras se eliminaba el Ministerio de Salud, se aseguraba que abrir hospitales era un gasto innecesario, se vaciaba la educación, se perdían fuentes de trabajo, se aumentaban los servicios básicos y esenciales a los sectores más pobres y a las clases medias, cerraban las pymes y la pobreza aumentaba a más de dos dígitos.

Ante esta realidad, ante una pandemia mundial que pone en riesgo la vida de personas, ante una pandemia que afecta a un país con más de dos dígitos de pobreza, ¿a alguna de esas personas que representan los sectores más ricos del país se le ocurriría despedir gente y quitarles sus puestos de trabajo y el plato de comida a más de 1500 familias? La respuesta es sí, fue lo que hizo Techint, de Paolo Roca, ni bien comenzó la cuarentena obligatoria. Es lo que justificaron algunos medios de comunicación mediante sus periodistas, los mismos que hoy agitan las pantallas contra el gobierno nacional por la crisis económica, porque es, sin lugar a duda, el argumento que encontraron para tratar de desprestigiar a un gobierno con más del 90 por ciento de imagen positiva y de atacar al bloque oficialista que hoy intenta consensuar en el Congreso un impuesto a la riqueza para salvar vidas.

Presente y futuro: redistribución y solidaridad

Entonces, hasta acá tenemos algunas certezas de nuestro presente:

-El país está en crisis, pero no puede ponerse en lo inmediato a la economía en marcha porque eso implicaría poner en riesgo vidas mediante la propagación del virus.

-Hay un sector más rico, 12 mil personas, que concentran la mayor riqueza del país y que han sido los beneficiados históricamente por los gobiernos neoliberales en desmedro de los sectores más vulnerables.

-En nuestro presente para paliar la crisis económica y salvar vidas hay que apelar a la solidaridad, nadie se salva solo.

¿Cómo se logra eso? Sin dudas, es mediante la redistribución. Ahora, en este momento, esa redistribución implica un impuesto para que quienes tienen las mayores riquezas del país- logradas a costa de la explotación de los sectores más vulnerables- aporten para que la crisis agravada por la pandemia no se cobre más vidas en Argentina.

Ante esta realidad, tal vez sea necesario que cuando hablemos de que la pandemia cambiará el mundo y la sociedad, hablemos más con las certezas del presente que con las incertidumbres del futuro. Tal vez, esta sea nuestra oportunidad de pensar las preguntas antes que vaticinar las respuestas. En nuestro presente, la realidad mundial requiere, sin dudas, de una construcción más solidaria y cómo lo logramos es la pregunta prioritaria.

En nuestro país, hoy tenemos una emergencia económica, social y sanitaria y, seguramente, todas las respuestas que vayamos construyendo, ya sea en cuanto a políticas públicas o desde la solidaridad en nuestros espacios públicos y privados ayudarán a mejorar este presente y, tal vez, a comenzar a comprender lo que vendrá.

 

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