La resolución del ministerio de Seguridad de la nación 598/19 por la que se instituye un “Servicio Cívico Voluntario” continúa generando voces de rechazo. “Vemos con gran preocupación que el ministerio de Educación, la secretaría de Empleo y la dirección de Juventud claudiquen públicamente al no asumir desde sus propias instancias las respuestas necesarias a una situación que desde hace mucho tiempo nos preocupa y ocupa: La de los adolescentes que quedan fuera de las instituciones escolares y que no encuentran espacios para incluirse positivamente en la comunidad de la que forman parte”, advirtieron a AIM desde la Campaña Argentina por el Derecho a la Educación (Cade).
En ese sentido, desde la Campaña, remarcaron que “sólo el trabajo conjunto de docentes en las escuelas con educadores populares en las organizaciones comunitarias, podrá responder efectivamente a esta situación que nos parece que requiere de una atención prioritaria”.
Para ello, “el Estado debe garantizar los recursos para que el derecho a la educación esté realmente asegurado para nuestro pueblo y, por otro lado, implementar políticas generales que fortalezcan el crecimiento del trabajo decente y condiciones generales de justicia y desarrollo social”.
“El Estado tiene que volver a mirar tanto a sus propias instituciones educativas como a las organizaciones de la comunidad que hay en los barrios para que puedan fortalecerse y posibilitar que estos adolescentes construyan proyectos de vida sostenidos en los valores que la Ley de Educación Nacional señala con claridad y que han sido consensuados por toda la sociedad”, remarcaron desde la entidad a este Medio.
La medida dictada por el Gobierno “no es ni el ámbito adecuado, ni la respuesta necesaria, ni la manera de presentarlo a la sociedad, ni la jurisdicción pertinente. Por tanto, exigimos que se dé inmediata marcha atrás en su instrumentación”.
Asimismo, “creemos que es una buena oportunidad para hacer público nuestro reconocimiento a todas las escuelas y organizaciones de la comunidad que actualmente, prácticamente sin recursos por parte del Estado y con un gigantesco compromiso personal, están acompañando a miles de jóvenes y adolescentes, sin el reconocimiento y la visibilidad que estas acciones deberían tener en el seno de la sociedad a la pertenecemos, y que siguen construyendo la esperanza para cada uno de ellos y ellas, en estos tiempos tan difíciles en los que la pobreza se expande y el hambre y el frío se han convertido en amenazas cotidianas”.