El curso que viene tomando la historia inquieta y alarma a algunos e incentiva a otros. Unos porque ven destrucción de la naturaleza y agotamiento de los sustentos materiales y culturales milenarios de la humanidad; otros porque sienten por fin alumbrar la libertad en el desarrollo tecnológico y en el aumento de poder y de conocimientos que parece ofrecer.
Entre los alarmados que han decidido proponer algo categórico, un ejemplo es John Zerzan, el creador del anarcoprimitivismo, un movimiento ultrarradical que por eso mismo, por excesivo, pone en alto relieve las necesidades y ausencias que se quieren remediar.
La tesis del estadounidense Zerzan es sencilla: el futuro será primitivo al modo de los cazadores recolectores que pintaron las cuevas prehistóricas o no habrá futuro para la humanidad.
Los anarcoprimitivistas describen la humanidad paleolítica como la imaginan: Esos primitivos, a diferencia de algunas hipótesis pesimistas, como la de Freud, no tenían jefe ni reconocían autoridad. El guerrero usaba sus armas solo en la guerra, que se pactaba por un tiempo breve determinado. Luego volvía a ser uno más del grupo. Cuando se trataba de determinar cómo y qué cazar en cada territorio, o qué recolectar, había una deliberación sucinta y la decisión se seguía sin dudar ni discutir más.
En síntesis: eran solidarios porque conocían que la fuerza del grupo era superior a la del individuo, pero no conocían autoridad porque no habían ungido a ninguno de ellos para que mande por sobre los demás. Anarquistas en la conducta, porque no había entonces estado al que oponerse, ni política que organice el poder ni clases sociales que consagren el estado como instrumento de dominio de una sobre otra.
Para Zerzan el hombre debe abandonar la tecnología, que lo ha metido en un callejón sin salida, y regresar a un estado primitivo como el del cazador paleolítico. Es la condición, inconcebible e inaceptable para casi todos, que permitiría continuar la vida en la tierra con un minimo de dignidad y evitar la destrucción que ya no es una hipótesis sino una realidad. Es posible que el "progreso", convertido inadvertidamente en la antítesis de sí mismo, haya provocado, por ejemplo, una situación climática irreversible.
Einstein dijo no saber cómo sería la tercera guerra mundial, que posiblemente ya comenzó, pero sí que la cuarta sería con piedras y palos. Es decir, por el camino del progreso tecnológico llegaríamos paradójicamente a ser de nuevo cazadores recolectores y a vivir como ellos; pero a diferencia de ellos, no estaríamos en el alba de la humanidad, en la infancia de la especie, sino en el extremo deterioro de una vejez insana.
Zerzan entiende que el paraíso -despojado de significado teológico y religioso- es la comunión con la naturaleza, el sentido de la vida y de lo que está más allá de la vida que conocen los nativos de Abya yala. En sus palabras "la conciencia total, no mitigada por el adoctrinamiento y el opacamiento de la civilización", que es domesticación y suele llamarse "educación".
“Cuando pienso en Alan Turing, pienso en el logo de Apple. El logo es una manzana mordida. Claro, se dice que Turing espolvoreó veneno en una manzana y la mordió luego de ser perseguido por el gobierno británico por gay. Una mordida de una manzana está asociada con nuestra expulsión del Edén. No creo que sea exactamente el mensaje que se busca comunicar, pero ahí está”, dijo poniendo como ejemplo al sabio inglés que descifró los mensajes criptados alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Lo recompensaron obligándolo a la castración química por homosexual y al suicidio.
Ingenuidad, imposibilidad, delirio, ludismo, extremismo, utopismo, son algunas reacciones contra el anarcoprimitivismo; no más que los calificativos habituales en boca de los políticos de profesión, que guían al "rebaño sin cuernos" (Platón) con absoluta seguridad sin saber adónde. Pero el telón de fondo sigue siendo la civilización como va y la catástrofe como viene.
Todas las civilizaciones anteriores han fracasado según relata por ejemplo Toynbee en su Estudio de la Historia. La actual está también en el camino de la autodestrucción. Cuenta la leyenda que cuando los 10.000 mercenarios griegos que habían peleado en Persia en tiempos de Ciro volvían abandonados y sin recursos a la patria, a pie por el desierto tratando de encontrar el mar, vieron las ruinas de una ciudad de la que nadie en el lugar pudo darles datos. Eran los restos de la civilización asiria, el mejor aparato de guerra de su tiempo, que había sido destruida totalmente en pocos días por haber llevado el militarismo demasiado lejos y haber confiado en fuezas supuestamente invencibles.
De la misma manera, la civilización egipcia, tras 4000 años de existencia, languideció hasta quedar como un cadáver semienterrado en las arenas del desierto.
Visitantes de Roma en el siglo VI narran que los habitantes de la ciudad solían deambular entre las ruinas de la que fue la orgullosa capital de Octavio César Augusto. Recogían trozos de mármol de las ruinas para arrojarlos a los hornos de sus chozas y calentarse en invierno. No sabían qué eran esos monumentos, quién los había hecho ni cuándo ni porqué. Solo trataban de vivir como pudieran porque vivir como se pueda es la ley de la vida. No sabian ni les interesaba que ellos mismos eran lo que quedaba de Roma, como las ruinas.
La referencia de Zerzan a Turing y a Apple es intencionada. Quiere hacer ver cómo las computadores, emblema del progreso moderno, nos están expulsando del paraíso.
Zerzan su ubica en la tradición del pensamiento anarquista, por lo menos del moderno y occidental. Se considera continuador entre otros de la obra de Henry Thoreau, que conciente y deliberadamente se negó a ser domesticado por la civilización y dejó narrada su experiencia.
El hombre es el más domesticado de todos los animales y el único que está orgulloso de su domesticación. Es cada vez más inofensivo, más inútil, más incapaz de hacer cosas por sus propios medios, ha llegado a depender para todo y casi en todo momento de las máquinas, según Zerzan.
Las máquinas tienen quienes las elogien además de los conniventes o entusiastas del sistema. Son sobre todo los posthumanistas, que esperan "deconstruir" el ser humano hasta convertirlo en algo que será crecientemente máquina y cada vez menos humano. Ray Kurzweil pretende que la tecnología permitirá separarnos del estrato material y nos hará inmortales.
Toda la experiencia que hoy está contenida en las sinapsis cerebrales, pasarán a un sistema informático y en esa base, ya no biológica, perdurará sin fin. Según Kurzweil todos los aparatos son extensiones de nuestra mente y de la matriz planetaria y por lo tanto son tan naturales como un árbol. Nos promete como consecuencia un paraíso digital posible con solo conectarnos a electrodos, como ya se ha hecho con ratas en el laboratorio.
Para Zerzan se trata de un extremo extrañamiento de sí mismo, que debe ser corregido regresando a la propia conciencia, y no aumentado por vía tecnológica. El bienestar no se mide por lo que ofrezcan electrodos que nos permitan 5000 orgasmos por hora, como a las ratas de laboratorio, sino por la conexión con nosotros mismos y dentro de una comunidad, como fue entre los cazadores del paleolítico.
No se trata de un paraíso artificial -que ya hemos probado mediante drogas-, de una felicidad construida y vendible, "sino de ver la Tierra como es, los animales, las plantas, los minerales, la luz del sol, la vida misma".
El otro camino, el que abre la tecnología y la informática cuántica, por ejemplo, es el del control total, que está en marcha y de tanto en tanto estalla con revelaciones como la de Snowden o las actividades secretas de facebook que Mark Zimmerman trata de explicar o las empresas como Cambridge Analytica, contratadas por los políticos del sistema para manipular elecciones "democráticas".
Los cazadores recolectores veían la realidad cara a cara, la experimentaban en directo y no sufrían en consecuencia los problemas suscitados por la mediación. Actualmente, de vuelta del trabajo, el zombie domesticado está aliviado al sentarse frente al televisor para "conocer" los hechos reales, los que los manipuladores de la información consideran necesario que conozca para mantenerlo como zombie domesticado, aunque no satisfecho.
La tecnología nos ha desconectado de los ritmos naturales y nos ha sumergido en un mundo artificial. Un ejemplo es la ciudad de Las Vegas, donde la vida pierde contacto aparente con la naturaleza, que no obstante la rodea por todas partes. El enorme aparato artificial creado para diversión y extravío está sostenido por la energía que produce la represa Hoover, 48 kilómetros al sur en el curso del río Colorado.
El lago Mead, producido por el represamiento del Colorado, ha comenzado a bajar de nivel peligrosamente desde que el desierto de Nevada viene por sus derechos. Unos pocos metros más y Las Vegas quedará sin energía. El primitivismo afectará al edén erigido artificialmente en el desierto, pero los gozosos visitantes sin duda podrán dirigirse a otro lugar equivalente. Sin embargo, no será para siempre posible a las víboras huir al monte ante el avance de la civilización: un día se terminará el monte y con él ellas y nosotros.
Zerzan, que piensa las cosas derecho y sin vueltas, nos pone ante otra alternativa: la casi divina tecnologia de un lado o nuestra humanidad del otro. Las dos, no, "¿Quieres más tecnología? ¿Estás preparado para ser completamente deshumanizado y humillado?"
La sabiduría de todos los tiempos presenta una idea a la que estamos desacostumbrados desde que prosperó en la teología la idea del tiempo lineal de San Agustín y luego pasó a la filosofía y a la ciencia. La realidad fenoménica es la expresión en ciclos o eras de una realidad fuera del tiempo. Por eso las etapas de la humanidad en el planeta son cíclicas y el progreso indefinido es una ilusión.
La misma tradición de occidente, en continua declinación desde Sócrates hasta ahora, contiene las revelaciones que Solón hizo a Platón: La civilización ya se ha destruido antes, por el fuego o por el agua, y volverá a destruirse y volverá a rehacerse.
Es la idea del relato de Gilgamesh en busca de la inmortalidad, del Popul Vuh, los ciclos de los Purana de la India y muchos otros.
Nuestra tecnología, de origen puramente cerebral, sin ninguna atención a la intuición intelectual, está muy por encima de nuestra conciencia, que a misma tecnología ayuda a adormecer. Por ese camino quizá nuestra civilización se desintegre y volvamos a las ruinas, como los habitantes de la Roma del siglo VI.
Zerzan tiene ahora 77 años. Nació en en 1943 en Salem, Oregón, en una familia de inmigrantes checos. Estudió en Stanford y completó su master y en la Universidad Estatal de San Francisco, California .
Su crítica a la civilización no se detiene en los problemas evidentes que causa la actual, sino que remonta a la filosofía que estudió en la universidad -aunque reconoce su deuda con Teodoro Adorno y Thoreau, entre otros-; a la matemática como opresión simbólica, al lenguaje y al arte.
Desde que una entrevista de página completa en el New York Times lo dio a conocer en 1995, los profesores se ocuparon de él para fulminarlo en nombre de la ciencia, de la sana doctrina, de la civilización y posiblemente también del temor.
Fue entonces considerado un emergente del ecologismo norteamericano; y como refuerzo teórico: contradictorio, misógino, esotérico y antihumano.
El rompecabezas
La situación en la frontera de Rusia con Ucrania es explosiva, pero las interpretaciones chocan con la proliferación de versiones dirigidas a confundir, como acontece cuando existe la posibilidad de un conflicto militar en gran escala.
El este de Ucrania es una zona de habla rusa en casi el 90% de la población. Ahí hay guerrilleros que buscan la instalación de estados independientes pro rusos, en Donbas.
Estados Unidos, tras sostener durante meses la idea de que la invasión rusa de Ucrania es inminente, no la podrá seguir meneando sin generar incredulidad o cansancio. Por eso advierte ahora que Rusia está preparando un ataque de falsa bandera contra los pro rusos de Donbas para finalmente invadir.
Los analistas geopolíticos recuerdan que cada vez que Ucrania busca acuerdos con la Unión Europea hay una reacción rusa enérgica, como en 2004 cuando fue envenenado el primer ministro ucraniano.
Otro hecho que no se olvida es la anexión de Crimea, que era ucraniana, a Rusia 2014, seguida por la intervención creciente en Donbas.
Posiblemente, el propósito ruso de que el gobierno de Ucrania negocie con los guerrilleros pro rusos de Donbas hizo que el presidente pro occidental Volodimir Zelensky, como respuesta paradójica, busque integrar la Otan.
Qué puede pasar
La guerra abierta que pudiera crecer hasta un conflicto mundial de consecuencias tremendas es poco probable; pero en cambio está a mano la guerra de guerrillas, los ciberataques, los sabotajes y la guerra psicológica. Otra posibilidad es una Ucrania invadida y la Otan sin intervenir, porque ningún occidental estaría dispuesto a morir por Ucrania, solo a acompañarla hasta la entrada al cementerio.
Putin es un ex agente de la KGB y conoce muy bien el ajedrez geopolítico, que ha sido explicitado por uno de sus ideólogos, Alejandro Dugin, que visitó la Argentina hace algunos años. La idea de un gran bloque euroasiático, que incluya a China, pero también a Ucrania, parece estar en marcha y sería una de las razones de la firmeza rusa, ya que aun si el conflicto se prolonga, Rusia recibiría apoyo logístico y económico de China, que tiene sus propios conflictos y sus propias ambiciones.
Los ucranianos pro occidentales, que según algunas versiones recibieron durante la operación Barbarroja a las tropas nazis como salvadoras, tienen otra cuenta con Rusia: millones de muertos por las hambrunas de los años '30 bajo el régimen de Stalin.
Sobre las obras de Zerzán
Entre las obras publicadas de Zerzan están: Elementos del Rechazo; Futuro Primitivo; Contra la Civilización; Corriendo en el Vacío y El Crepúsculo de las Máquinas.
Nota relacionada
https://www.aimdigital.com.ar/caleidoscopio/rusia-y-ucrania-como-siempre.htm
De la Redacción de AIM.