El otoño es ideal para fortalecer el suelo y realizar algunas podas, además de sembrar los cultivos de invierno. Cinco prácticas recomendadas por técnicos del Inta, claves para producir hortalizas sanas y frescas todo el año.
Consumir frutas, hortalizas y aromáticas cultivadas en los hogares mejora los hábitos alimenticios, reduce el estrés, promueve la integración con la naturaleza y restablece la biodiversidad. En este sentido, cada vez son más los consumidores que se animan a tener su propia huerta para autoconsumo y hasta para comercializar los excedentes.
Termina el verano y bajan las temperaturas. ¿Abandonamos la huerta hasta la primavera o aprovechamos el otoño para fortalecerla? Desde el Inta aseguran que es un buen momento para rediseñarla y comparten cinco secretos para producir hortalizas sanas y frescas todo el año.
Para Francisco Pescio –técnico del Inta Área Metropolitana de Buenos Aires y uno de los autores del libro “Mi casa, mi huerta”–, “el otoño tiene sus bondades y resulta un buen momento para sembrar los cultivos de invierno, fortalecer el suelo y realizar algunas podas”.
En este sentido, destacó la importancia de sembrar las especies adecuadas. “Tenemos que conocer cuáles son las especies que prosperan en otoño e invierno para lograr un buen cultivo”, al tiempo que recomendó continuar con la siembra de acelga, lechuga, achicoria, rabanito y zanahoria.
“Son hortalizas que, además de ser muy consumidas, permiten mantener una producción regular todo el año, ya que también se adaptan a la temporada primavera-verano”, indicó.
No obstante, existen otros cultivos que, gustosos de las bajas temperaturas, son propios del período otoño-invierno como la cebolla, el puerro, el coliflor, el brócoli y el repollo. Sucede lo mismo con la espinaca, escarola, remolacha, ajo, habas y arvejas.
En particular, las especies leguminosas –habas y arvejas, por ejemplo– se destacan por su aporte a los cultivos, en tanto fabrican algunos de los nutrientes que consumen y eso ayuda a reponer la fertilidad del suelo.
“Además de saber cuáles son las especies que crecen en esta época, es importante consultar el calendario a fin de identificar el mejor momento para iniciar los cultivos y la técnica de siembra apropiada en cada caso”, recomendó Pescio. Estos estos datos se encuentran en el Cuadro Planificador Prohuerta, disponible para la descarga en la web institucional: http://prohuerta.inta.gov.ar/
En cuanto a las leguminosas como habas y arvejas, Pescio explicó que se destacan por su aporte a los cultivos, en tanto fabrican algunos de los nutrientes que consumen. “Para las especies que necesitan mucho tiempo de desarrollo, es recomendable aprovechar los últimos días cálidos para realizar las siembras y trasplantes, de manera que las plantas lleguen a la época fría con mayor tamaño”, aconsejó. Es el caso de los repollos, coliflores, brócolis, o bien cebollas y puerros.
Otra recomendación del especialista apunta al uso de coberturas. “Siempre es aconsejable cubrir canteros o almácigos con algún tipo de cobertura vegetal seca, como pueden ser las hojas secas o viruta de madera”, señaló.
“Esto favorece la retención de humedad al comienzo de la temporada, una condición indispensable para lograr una emergencia uniforme de los cultivos. Además, la cobertura protege al suelo de las lluvias, manteniendo su estructura”,amplió.
Otro punto para tener en cuenta, según el técnico, es producir semillas. “Es conveniente dejar en la huerta algunas plantas con frutos de la temporada primavera-verano, especialmente aquellas que se cosechan al final de la temporada como zapallitos, zapallos y chauchas, de manera que maduren completamente en la planta”, aseguró.
Y agregó: “Así, los frutos van a poder formar buenas semillas y podrán ser conservadas para iniciar la próxima campaña”.
A su vez, se refirió a la importancia de agregar abono al suelo. “Además de continuar con el reciclaje de los desperdicios orgánicos, el otoño es un buen momento para fortalecer el suelo y recompensarlo con nutrientes por su trabajo durante la temporada estival”, expresó.
De este modo, una de las claves es separar el abono que ya se encuentra listo en la abonera y agregarlo a la tierra antes de realizar la siembra. De esta manera, se libera espacio en la abonera y permite recomenzar el ciclo.
Por último, es importante realizar algunas podas. “Otra de las bondades del otoño es que le permite al huertero hacer algunas podas de los frutales, ya que las plantas pueden cicatrizar los cortes relativamente rápido”, observó. En invierno, si bien la planta sufre menos la poda, no cicatriza con tanta facilidad.
Dejá tu comentario sobre esta nota