La fiesta del nacimiento de Jesús es la fiesta familiar por excelencia, que tiene la virtud de renovar en los corazones los deseos de felicidad y de paz.
La Navidad es, después de la Pascua, la fiesta más grande del calendario cristiano. Pero a diferencia de aquella, la Navidad es una fiesta de carácter universal, que se celebra en el mundo entero, aún en los países no cristianos.
Por nuestras latitudes, el armado del pesebre sigue ocupando un lugar de privilegio en muchos hogares.
La importancia de la Navidad está dada por el hecho en el que se fundamenta la fe cristiana: lo que se rememora hoy es el nacimiento del Hijo de Dios, quien por su amor a la humanidad lo entrega hecho hombre para redimir los pecados del mundo.
Los rituales paganos que se fueron adosando con el correr de los años a la simbología de esta celebración religiosa (el arbolito de Navidad, la figura de Papá Noel trayendo obsequios a toda la familia, los adornos con muérdago, las tarjetas de felicitación que se intercambian en estas fechas, entre otras cosas) aportan el factor pintoresco y divertido a la celebración, pero no responden a su sustancia.
¿Cómo se celebra la Navidad en las iglesias?
En las iglesias Católicas se simboliza el nacimiento del niño Jesús, con figuras alusivas a la fecha, como camellos, asnos, estrellas, regalos, etc. Sin embargo otras religiones no emplean este recurso, porque sus principios no se los permiten.
Las iglesias Anglicana, católicas, protestantes y la Ortodoxa Rumana; recuerdan el nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre. Este día es recordado por otras iglesias ortodoxas el 7 de enero, porque mantienen el calendario juliano, a diferencia de los que utilizamos el gregoriano.
Mientras los cristianos católicos asisten a los servicios religiosos, misas, del 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesucristo, los cristianos evangélicos celebran la Navidad con cultos, prédicas, alabanzas.
Otras denominaciones cristianos, como la de los Testigos de Jehová, no celebran la Navidad por entender que la misma tuvo un origen pagano sin relación alguna con el nacimiento de Jesucristo.