Mientras las fuerzas conservadoras despolitizan la escandalosa desigualdad entre hombres y mujeres e incluso entre las mujeres de diferentes países del planeta alegando cuestiones “culturales o religiosas”, los principales motivos de la discriminación de la mujer en esta aldea global son los mismos aunque se manifiesten de formas distintas.
El capitalismo, las guerras de rapiña, los fundamentalismos religiosos (una de las caretas del fascismo) además del carcomido sistema patriarcal que azota hasta a las reinas han destrozado los logros de la mujer y sus derechos más básicos, según los siguientes datos oficiales:
1.Pobreza: el 70 por ciento de los 1.500 millones de personas que sobreviven con menos de un euro al día son mujeres, y la feminización de la pobreza sigue en aumento. Entre los motivos, un salario insuficiente por su trabajo, o realizar múltiples funciones o tareas no remuneradas como el cuidado de los familiares, etc. Por lo que tendrán menos acceso a la educación, sanidad, y otros servicios sociales básicos imprescindibles para progresar. Además, cuando las mujeres son pobres, sus derechos son más asaltados. En EEUU, donde el 1 por ciento de la población controla el 40 por ciento de la riqueza nacional, 50 millones de personas, la mayoría mujeres, viven bajo el umbral de la pobreza. Ellas ganan un 23 por ciento menos que los hombres, siendo éste el principal motivo de la pobreza femenina y la de los hijos de las madres solteras: 133.000 niños mueren al año por esta causa. En Pakistán, las mujeres, además, se enfrentan a los roles tradicionales que limitan su control sobre los ingresos del hogar, los alimentos, los créditos e incluso les impide una movilidad segura.
- Femicidio: al menos 87.000 mujeres fueron asesinadas en 2017 por los hombres. Esta violencia es la principal causa de la muerte en mujeres de entre 15 y 44 años. Cada semana, son asesinadas un promedio de 34 mujeres en EEUU, más de las que fallecen de cáncer o de los soldados que mueren en las guerras: entre 2001 y 2012 murieron 6.488 militares en Afganistán e Irak, mientras 11.766 mujeres fueron “abatidas” no por los terroristas extranjeros, sino por sus compatriotas. En Turquía son 19 cada semana, en Francia 3, en México 49, y en Guatemala 8. Estos datos no incluyen a las 5.000 mujeres asesinadas cada año “por honor” en Jordania, Pakistán, India, y entre los kurdos y palestinos. Las israelíes denunciaron 24.424 casos de violencia sufrida, mientras Rusia despenalizaba un primer delito de violencia doméstica que no lesione gravemente a la víctima. En Alemania, 140.000 mujeres estuvieron expuestas a agresiones físicas y psicológicas. Pero fue Dinamarca, Finlandia y Suecia los países europeos con mayor tasa de agresiones machistas en Europa. Atribuirlo al “exceso en el consumo de alcohol” de los delincuentes sería válido si hubiera el mismo numero relativo de hombres agredidos por sus compañeras alcohólicas. Sucede que ellas se atreven más que las italianas a denunciar a los delincuentes. En los países o en “culturas” donde el hombre legalmente puede “corregir” a su esposa (despojada previamente de cualquier tipo de poder) porque le paga la manutención a cambio de sexo y obediencia, las denuncias son escasas porque ellas no son suicidas.
- Violación: India acaba de imponer la pena de muerte a quienes violan a menores. Pero ¿qué pasaría si se ejecutará a todos los hombres en el mundo por violar a sus esposas, hermanas, hijas, sobrinas, a las que tienen bajo su custodia en las cárceles, residencias o en los países que agreden como soldados, etc.? En India cada 15 minutos una mujer es violada por un extraño; en EEUU, sólo en los campus universitarios, el 20% de las estudiantes son agredidas sexualmente, también uno de cada 71 hombres de este país es violado (¡no por mujeres!). Cada año dos millones de niñas menores de 15 años se quedan embarazadas fruto de la violación, y no se sabe cuántas sobreviven al parto, ya que no aparecen en los datos oficiales.
- Mil formas de prostituir a una mujer. 40 millones de niñas, niños y mujeres que han sufrido pobreza, conflictos armados, guerras y desastres naturales son prostituidos, sirviendo a un promedio de 25 hombres por día. Hecho que ha podido suceder una vez que asignaron a cada hombre una esposa, y les dieron el libre acceso a las “excedentes” que obtenían en las guerras como botín: así montaron la prostitución. En Nangarhar, Afganistán, cuando los maridos que se aburren de sus señoras las subastan en la plaza. Lo mismo hace el llamado Estado Islámico con miles de mujeres sirias e iraquíes, aunque después de explotarlas ha asesinado a la mayoría. Los países europeos que han patrocinado a estos monstruos también son los que han dado premio Nobel a la siria Nadia Murad que fue convertida en esclava sexual por los terroristas: no, no es para tranquilizar su conciencia, sino para echar arena en los ojos de su audiencia.
Poner un precio a las hijas en el mercado del matrimonio también es una forma de prostituirlas. Su precio depende de la oferta y demanda, de su edad, belleza, estatus social o si es de “primera o de segunda mano”: en la India una niña de 10-12 años vale entre 100 y 500 euros.
La estupidez humana no tiene límite: aquellos hombres que repudian a sus esposas que dan a luz a niñas, obligan a otros hombres a comprar esposa de otros países. En la India hay 927 mujeres por cada 1.000 hombres. En China el feticidio femenino dispara el precio de “esposas en venta” procedentes de Laos o Vietnam a unos 2.500 euros; en Sudán hacen trueque: una muchacha a cambio de 20 o 100 vacas.
La última invención del crimen organizado es poner en alquiler el útero de la mujer convirtiéndolo en fábrica de bebés-mercancía, montando granjas desde Ucrania hasta Nepal pasando por EEUU e Irán.
- Víctimas de pederastas: al menos 650 millones de niñas son violadas durante años y de forma legal por los “esposos“, principalmente en África, Asia y América. Se trata de otra fórmula de explotación de la mujer por los pervertidos sexuales deseosos de carne fresca, y un sutil método de restringir su libertad, arrebatándole el derecho de amar y decidir su futuro. Sus pequeños cuerpos pierden la vida, y no pocas veces, en la misma noche de bodas, o cuando dan a luz igual que sus bebés. Unas 70.000 niñas entre 13 y 16 años mueren anualmente en el parto.
La Organización “Unchained at last” (Desencadenado al fin) denuncia que cada año unas 13.000 niñas son casadas en EEUU, algunas de 10 años. Pues, el judaísmo, el cristianismo y el islam no ponen ningún mínimo de edad para “casarse”. Otros motivos de este brutal atentado de adultos contra los derechos de las niñas son 1) eliminar una boca de la mesa vacía en una sociedad que tras excluir a la mujer del mercado laboral le considera un ser improductivo: se trata un “aborto selectivo femenino frustrado”; 2) liberarse de la ardua tarea de vigilar la virginidad de la niña: pierde su valor y precio si es de “segunda mano”; 3) saldar una deuda; 4) transferir su protección a otro hombre a cambio de dinero, sobre todo en las zonas de guerra, cuando una familia no puede garantizar su seguridad, y 5) que el nuevo dueño pueda amoldarla a sus exigencias, consiguiendo su sumisión, siempre empleando malos tratos.
- En el mercado laboral: la mano de obra de la mujer es un chollo para los empresarios. En Europa, ellas trabajan unos 60 días gratis. En Irán, las graduadas universitarias superan a sus compañeros, pero sólo el 12 por ciento de las mujeres están empleadas: entregar los puestos que les corresponde a los hombres, (después de un discurso en apología de la “familia”), es una táctica del capitalismo para encubrir el crónico problema del desempleo. La mitad de las mujeres del mundo están empleadas, y a pesar de trabajar el 75% de las horas trabajadas a nivel global, reciben solo el 10 por ciento de los ingresos. En Bangladesh, el trabajo de las mujeres en 20 años ha sacado a 20 millones de personas de la pobreza: ¿Incluye esta cifra a las compañeras de las cerca de 3.000 mujeres muertas y heridas, sepultadas bajo los escombros de la fábrica Rana Plaza en 2013?
Otras dos causas de la lentitud del avance en los derechos laborales de la mujer, desde Turquía hasta Francia, son: 1) las interminables tareas domésticas que realizan incluso las que trabajan fuera, 2) tener menos posibilidad de ser contratada si está casada y aún menos si tiene hijos, 3) desempeñar trabajos precarios.
- Emigración: desde el 2015, cerca de la mitad de los migrantes son mujeres, algo sin precedente en la historia de la humanidad. Millones de mujeres dejaron sus hogares por falta de oportunidades económicas, pobreza, guerras, desastres naturales, y persecuciones de todo tipo. En 2018, cerca de 6.000 temporeras españolas fueron a la vendimia francesa, mientras 18.000 mujeres marroquíes llegaban a España para recoger fresas. Otras, menos “afortunadas” perdieron la vida antes de pisar su destino:
La niña guatemalteca Jakelin Caal de 7 años murió en una “jaula” instalada por EEUU en su frontera, y separada de sus padres; otros rostros de la migración feminizada indican nuevas tendencias en este viaje imparable de las mujeres.
- Ausencia en el poder: ¿Saben lo que une a EEUU, Rusia, China, Francia, España, Portugal, Irán, Congo, Afganistán o Marruecos? Que ninguno ha tenido una jefa de Estado en los últimos siglos. Frente a ellos están Nepal, Lituania, Croacia, Alemania, Taiwán, Estonia, Singapur o Serbia, a los que acaban de unirse Etiopía y Georgia. Aunque el poder femenino no es sinónimo del poder feminista y el esfuerzo por eliminar las desigualdades, el hecho de que una mujer ocupe un puesto de mando erosiona el mito patriarcal que insiste en su incapacidad “natural” para ocupar responsabilidades de liderazgo. En Ruanda el 61 por ciento de los diputados son mujeres, seguido por Cuba y Bolivia (sobre 53,1 por ciento), en EEUU son el 19,5 por ciento de los congresistas y en China el 25 por ciento. La señora Merkel, para ser canciller de Alemania, tuvo que adoptar una apariencia masculina lo que no hizo la doctora Ratebzadeh, ministra de la República Democrática de Afganistán en 1978.
Al ritmo actual de cambio, tardaremos un siglo para cerrar la brecha general de género. Y justo eso es el objetivo del feminismo: ideología que pretende desmantelar las estructuras del poder basadas en los privilegios de clase, género, rasgos físicos, color de piel, etc. Si un movimiento no tiene este objetivo simplemente es patriarcal.
Por Nazanín Armanian
Licenciada en ciencias políticas, ha trabajado en la Uned. como tutora de ciencias políticas. Docente, traductora y escritora de 15 libros.