El encuentro sexual es muy importante para todas las personas, pero en la discapacidad “se problematiza mucho más la posibilidad de establecerlo, muchas veces necesitan de ayuda y de allí la importante tarea de los asistentes sexuales. Comprendemos la sexualidad como modo de relacionarnos, de comunicarnos, de establecer vínculos con las demás personas, por lo que también es así para los que tienen alguna discapacidad”, afirmó a AIM la sexóloga educativa Silvia Darrichón.
La sexualidad de por sí es un tabú en la gente sin discapacidad y mucho más en un discapacitado. Consultada sobre cómo se aborda la sexualidad en personas con discapacidad, Darrichón explicó: “existen todavía muchos mitos en relación a la sexualidad en general, mucho más en las personas con alguna discapacidad, donde sumamos a los tabúes en relación a la sexualidad, los de la discapacidad. Aunque tenemos leyes que deberían garantizar el cumplimiento de los Derechos Sexuales Universales, las acciones no se están llevando a cabo en su totalidad. Creo que todavía falta mucho para que se produzca el cambio social y cultural que lleve a la comprensión de que significan y que debemos hacer para garantizar su cumplimiento”.
En diálogo con esta Agencia, la educadora se refirió a las diferencias entre sexualidad y genitalidad. “Hemos avanzado mucho en los últimos años, pero todavía los temas relacionados con la sexualidad siguen circulando en la clandestinidad, con un gran desconocimiento de lo que es la sexualidad humana, que comprende dos aspectos fundamentales. Por un lado, el reproductivo, común con los demás seres vivos que se reproducen sexualmente ya que garantiza la sobre vida de la especie, y tiene que ver -básicamente- con los aspectos biológicos, con el sexo, las características anatómicas y fisiológicas que determinan las diferencias entre el macho y la hembra, con el desarrollo sexual, la cópula, la gestación y el parto. Y por otra parte, el erótico-placentero, es mucho más que la simple genitalidad, es el que permite establecer vínculos y comunicarnos emocional y afectivamente con las demás personas. No me refiero solo en la pareja sino en todos, una mamá cuando amamantando a su bebe establece un profundo vínculo de afecto, de ternura, de amor, es la búsqueda del placer en una relación afectiva”.
Lo que ayuda
-El vínculo sexual, ¿ayuda a los discapacitados a entenderse?
-El vínculo sexual, el encuentro sexual es muy importante para todas las personas; lo que ocurre en la discapacidad es que se problematiza mucho más la posibilidad de establecerlos, muchas veces necesitan de ayuda, y de allí la importante tarea de los asistentes sexuales. Comprendemos la sexualidad como modo de relacionarnos, de comunicarnos, de establecer vínculos con las demás personas, por supuesto también es de la misma manera en los que tienen alguna discapacidad.
Infantilizar al discapacitado
Sobre por qué se busca infantilizar al discapacitado, Darrichón destacó que “infantilizar la sexualidad de estas personas es un modo de negarla. Se supone que los niños no tienen sexualidad. Sin embargo, la sexualidad erótica- placentera está incompleta al momento del nacimiento y los primeros años de vida son fundamentales para su desarrollo, por lo que la sexualidad en la infancia no solo existe, sino que es muy importante. He escuchado decir y lo he visto escrito en algunas instancias de capacitación en sexualidad, que las personas con discapacidad intelectual son eternos niños, cuando la verdad es que su sexualidad crece y se desarrolla del mismo modo que en las demás personas, tienen las mismas necesidades. Son los docentes, profesionales y sus familias los que deberían formarse para poder ayudar y acompañar de la mejor manera a vivir su sexualidad”.
Sexualidad plena
- ¿Es posible que los discapacitados tengan sexualidad plena?
-El vivir una sexualidad plena es un derecho humano básico para todas las personas. La sociedad en su conjunto, familia, educación, salud, medios de comunicación, entre otros, deben garantizarla. Todas las personas tienen la posibilidad de vivir una sexualidad plena más allá de su condición física, metal e intelectual.
Sin leyes que los amparen
En otros países, afirmó Darrichón, “la asistencia sexual a discapacitados se considera un servicio de salud. En Argentina no hay leyes que los amparen en este sentido. La asistencia sexual para personas discapacitadas es un servicio de salud que se brinda en países como Estados Unidos, Japón, Dinamarca, Holanda y Suiza y consiste en la asistencia o servicios sexuales a través de personas preparadas y entrenadas para tal fin. En Argentina se presentaron dos proyectos, uno en la Ciudad de Buenos Aires y otro en Mendoza, pero no prosperaron. Estoy convencida que es un tema que requiere un profundo análisis que parta de una adecuada información, procurando derribar mitos como los que niegan y descalifican el ejercicio de una sexualidad placentera y responsable en las personas con discapacidad”, reflexionó.
La recomendación
La sexóloga recomendó ver las películas “Las sesiones de sexo” y “Las seis sesiones de sexo”. En ellas “se ve muy bien cuál es la tarea de las asistentes sexuales”.
De la Redacción de AIM
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