Reafírmate de manera positiva y verás cambiar tu realidad. Nadie peca de egoísmos o altanería por confiar en su potencial, por priorizarse cuando lo necesita y por validar su autoestima para hacer frente a entornos estresantes.
La reafirmación positiva es un ejercicio de bienestar psicológico que todos deberíamos practicar. No hay nada malo en validarnos a nosotros mismos. Nadie debe sentirse herido o molesto si defendemos nuestros propios derechos con asertividad. Asimismo, pocas dimensiones refuerzan tanto la identidad, la motivación y la autoconfianza como reforzar lo que somos y lo que valemos.
Todos nosotros estaremos de acuerdo en dichas dimensiones. Sin embargo, en un mundo que en ocasiones se excede en materia de individualismos, llama la atención cómo el cuidado del yo se ve en ocasiones con malos ojos. De ahí, por ejemplo, que se le llame “egoísta” a quien se prioriza a sí mismo en medio de contexto familiar adverso y disfuncional.
Por tanto, siempre es buen momento para abrirnos camino sin miedo al arte de la reafirmación. Aunque nos cueste al principio, a largo plazo el beneficio se nota. Lejos de parecernos un simple recurso sacado de los manuales de crecimiento personal sin mucha base científica, lo cierto es que existe un gran respaldo académico detrás. Lo analizamos.
“Te has estado criticando a ti mismo durante años y no ha funcionado. Intente aprobarse a sí mismo y vea qué sucede”. Louise Hay. -
Claves para practicar la reafirmación positiva
La reafirmación positiva es una estrategia que se usa de manera frecuente en terapia psicológica. Es una forma de identificar muchos de los mensajes negativos que nos decimos a nosotros mismos y cambiar ese discurso interno. De esta manera, podemos disminuir la rumia y los procesos de estrés (Koole et al., 1999; Wiesenfeld et al., 2001).
No basta con decirnos aquello de “yo soy valiente, yo puedo con todo”. Esta técnica va mucho más allá porque permite detectar lo que no es saludable ni funcional para activar otro tipo de respuestas cognitivas y conductuales. Investigaciones, como los realizados en la Universidad de Pensilvania, señalan que las reafirmaciones activan los sistemas de recompensa cerebrales.
Es decir, validarnos y reforzarnos a nosotros mismos no solo fortalece la autoestima, sino que además eleva nuestra percepción de logro. Nos sentimos más motivados para lograr cosas, para esforzarnos por aquello que queremos y deseamos. Todo ello nos demuestra sin duda algo innegable. Aquello que nos decimos a nosotros mismos tiene un impacto en el universo neurológico.
Ahora bien, ¿cómo poner en práctica la reafirmación positiva en nuestro día a día? ¿Cómo hacerlo sin que los demás nos tilden de individualistas o egoístas por elegir validarnos a nosotros mismos? Lo analizamos.
Confío en mí, tengo en cuenta las propuestas ajenas, pero la última decisión siempre es mía. Reafirmarnos para posicionarnos en la vida. Hacer uso de la reafirmación positiva para fortalecer la autoconfianza. ¿Practicas a menudo estos ejercicios? Si no es así es momento de hacerlo sin miedo porque para avanzar tu cotidianidad es necesario tomar buenas decisiones y estas necesitan como valioso ingrediente el poder de la confianza en uno mismo.
En estos contextos complicados, siempre es bueno tener en cuenta consejos ajenos. Atender toda propuesta, perspectiva y sugerencia. Sin embargo, nada es tan importante como decidir por ti mismo hacia dónde quieres ir. Todo ello también es autoafirmación.
Asertividad para reafirmarme y comunicar con eficacia
Amabilidad, franqueza, respeto y valentía. La asertividad también conjuga esa reafirmación positiva con la que proteger tus necesidades y valores ante los demás.
De este modo, la persona hábil en esta competencia es capaz de expresar de manera directa y adecuada aquello que quiere sin recurrir a la agresividad. Es dejar a un lado la pasividad para alzarnos como protectores de las propias esencias.
Reafirmación positiva para recordarme todo lo bueno que me envuelve
En tu vida tienes cosas realmente valiosas. En tu realidad habitan personas extraordinarias y cuentas con tesoros únicos: buenos amigos, pareja, familia, etc. Reconocerlo no es de narcisistas, es de mentes inteligentes que saben apreciar lo que vale la pena. Asimismo, hay otro factor que debes considerar.
La reafirmación positiva te recuerda todo lo mágico que tienes en tu vida, pero también te ayuda a clarificar lo que no te es beneficioso, ni útil ni satisfactorio. Siempre que detectes esto último, es adecuado que decidas si vale la pena o no mantenerlo en tu día a día.
En cada circunstancia y en cada momento, me comprometo a cuidar de mí
Una reafirmación positiva no va de repetirte a ti mismo frases como “me libero de los pensamientos negativos para abrazarme a la felicidad” o “soy mejor que nadie y por eso me quiero”. Hablamos de ir más allá; estas ideas, aunque inspiradoras, no siempre son prácticas.
Para que tenga un impacto en el universo neurológico, la autoafirmación debe ser útil y aplicable a cualquier circunstancia. Por ejemplo, requiere que pensemos en lo siguiente: “en el viaje de mi vida me encontraré con situaciones complicadas y con instantes de calma. Sea cual sea el contexto que me rodee, confío en mí y en mis recursos. No siempre puedo cambiar mis circunstancias, pero sí el modo en que me enfrento a ellas”.
Esa es la clave. Nutrir la confianza, alimentar la autoestima en cada momento y tratarse como al mejor de los aliados. No como al peor enemigo. Piensa en ello, perspectivas como estas pueden traerte mucho bien.
Por Valeria Sabater para La Mente es Maravillosa.-
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