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Salud y Bienestar
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Septiembre amarillo: El drama del suicidio

Todos conocemos el caso de alguien que, en un momento dado, eligió quitarse la vida. ¿Qué empuja a una persona a tomar esta decisión? ¿Qué podríamos hacer al respecto? Septiembre es amarillo por una triste historia que merece ser recordada.

Una parte amplia de los intentos de suicidio son fallidos. Muchos lo vuelven a intentar de manera repetida. Sin embargo, algunas personas deciden dar el paso y solicitar ayuda especializada. Con el paso del tiempo, gracias a la terapia y al apoyo del entorno, se recuperan la esperanza y las ganas de vivir. Nada es tan fundamental como buscar ayuda cuando emerge el primer pensamiento, ese que insta a la persona a dar fin a su sufrimiento.

¿Por qué lo hacen? ¿Qué empuja, por ejemplo, a alguien de 15, 20 o 55 años a quitarse la vida? Esta es la pregunta que persigue de manera constante a ese familiar que ha perdido a un ser querido en estas dramáticas circunstancias. El suicidio es un fenómeno complejo y multifacético orquestado por una misma necesidad: apagar el dolor, silenciar el malestar, la angustia, el miedo. En esencia, dejar de padecer.

El 10 de septiembre es el día internacional de la concienciación para prevenir el suicidio. Septiembre es amarillo porque con este color, se homenajea a una persona y a una historia en concreto que no podemos olvidar. Todos somos importantes en este mundo y todos podemos hacer más de lo que pensamos para ayudar a cualquiera que esté ahora mismo pensando en esta opción.

Cada año se suicidan en el mundo casi un millón de personas, lo que equivale a una persona cada 40 segundos. No obstante, pensemos que por cada suicidio hay decenas de intentos frustrados. Se estima que cada año intentan quitarse la vida 20 millones de hombres y mujeres.

Septiembre es amarillo: El drama del suicidio

Mike Emme tenía 17 años cuando se quitó la vida en 1994. Este joven estadounidense tenía una gran afición por la mecánica, reparaba coches y se había comprado un viejo Ford Mustang de 1968 en pésimas condiciones. Lo arregló, acondicionó y eligió pintarlo de un llamativo color amarillo. Desde entonces lo llamaron Mike Mustang.

Si por algo era conocido este chico era por su altruismo. Reparaba los coches de sus amigos y ayudaba a toda persona que tuviera problemas en la carretera. Sin embargo, un día apareció muerto. Se había suicidado y nadie entendía la razón. No había dado muestras en ningún momento de estar pasando un mal momento… Sus amigos y su familia quedaron devastados.

Fue tal el impacto en la comunidad, que decidieron hacer algo. Evitar que algo así sucediera de nuevo. Sus padres y amigos iniciaron una campaña: repartieron miles de cintas de color amarillo (como el coche de Mike) con el siguiente mensaje: “no lo hagas, por favor, pide ayuda”. Desde entonces, septiembre es amarillo para recordar su historia y la necesidad de buscar apoyo.

Si estás pasando un mal momento, habla con alguien. Si solo ves oscuridad y desesperanza, pide ayuda. El mal momento pasará y podrás recuperar tu vida y la ilusión. Mereces dejar de sufrir y no estás solo, hay mucha gente que desea ayudarte.

Datos sobre el suicidio que debes conocer

Sabemos que cada año se quitan la vida cerca de un millón de personas. Es posible que entre esa cifra esté alguien de tu entorno cercano. Una herida que, como bien sabemos, nos marca para siempre. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nos indica algo muy importante en lo que debemos pensar.

Cada muerte es una terrible tragedia y también un final que podría haberse evitado. Debemos prestar atención a quien sufre, y más ahora, en medio de tantas crisis sociales y después de haber vivido una pandemia. Estos son los datos que ofrece la OMS:

El grupo poblacional en el que hay más suicidios es entre los jóvenes de 15 a 29 años.

Las muertes por suicidio en hombres supera en más del doble a las de las mujeres (12,6 por 100.000 hombres frente a 5,4 por 100 000 mujeres).

Las muertes por suicidio doblan a las de accidentes de tráfico.

La crisis sanitaria y económica está elevando la tasa de suicidios desde el 2020 hasta la actualidad.

¿Por qué tantas personas toman esta decisión?

En un estudio publicado en la revista científica Frontiers in Psychiatry nos dan un dato devastador. Se espera que en los próximos 15 años las tasas de suicidio superen el millón de personas anuales. ¿La razón? ¿Qué hay detrás de cada persona que toma esta decisión? Lo cierto es que hay muchas variables contribuyentes y facilitadoras que explican el suicidio.

Sin embargo, hay un elemento vertebrador: el factor clave que conduce al suicidio es el dolor mental insoportable. La búsqueda y el intento por dar fin a ese sufrimiento insta dicha respuesta dramática. No obstante, podemos clarificar muchos de esos detonantes:
- Factores sociales y personales: insatisfacción vital, soledad, sufrir bullying, acoso cibernético, acoso laboral, desengaños amorosos, la influencia de las redes sociales…
- Eventos de vida no deseables, como las pérdidas.
- Desempleo.
- Problemas económicos.
- Violencia familiar o de pareja, abuso físico, sexual, verbal o emocional…
- Traumas no resueltos.
- Historial familiar de suicidios, trastornos mentales o abuso de sustancias.
- Trastornos mentales subyacentes: depresión, trastorno límite de la personalidad (TLP), trastorno de estrés postraumático, consumo de drogas…
- Comportamientos compulsivos.
- Los rasgos de personalidad, las características emocionales, la falta de estrategias de afrontamiento, de resolución de problemas y sentir que no se tiene apoyo del entorno más cercano favorecen la conducta suicida.

Hablar del suicidio no lo incita, lo previene

Los expertos en salud mental nos lo dicen con rotundidad: hablar del suicidio no genera un efecto contagio, es el silencio el que crea el estigma e impide que quien sufre, pida ayuda. Llevamos décadas reforzando la idea de que es mejor no dar las cifras totales de suicidios anuales. Se insta, además, a que los medios pongan un veto sobre este tema.

Es un error. Si septiembre es amarillo es para concienciar sobre esta realidad, una de la que debería hablarse todo el año. Debemos hablar del suicidio de manera responsable, evitando el sensacionalismo. Es la mala información y la forma en que se emite la que origina el daño.

Pensemos, por ejemplo, en esa manera en que se trata el suicidio en redes sociales. A menudo, se tiende a romantizarlo. Recordemos, por ejemplo, el reto de la ballena azul, un juego que terminó siendo viral y que generó desde autolesiones hasta suicidios entre los jóvenes.

Necesitamos que se aporte información responsable sobre el suicidio. Estamos ante un problema de salud grave y es crucial que se faciliten estrategias para hacer comprender que hay salida, que no estamos solos y que es necesario solicitar ayuda especializada.

No debemos dar datos simplistas sobre el suicidio. Este acto no se justifica por la valentía o la cobardía, por el amor o la dignidad. Es un problema de salud que requiere de estrategias sanitarias.

¿Qué hacer si estoy pensando en el suicidio? ¿Qué hacer si alguien cercano tiene ese pensamiento?
Puesto que septiembre es amarillo y debemos aportar información válida, concreta y útil sobre el tema, es momento de profundizar en dos temas clave. Tomemos nota.

Estoy pensando en quitarme la vida: ¿qué puedo hacer?

Sabemos que llevas tiempo sufriendo, que estás herido y que no encuentras otra salida. Es posible que pienses que nada puede cambiar esa situación, pero te aseguramos que sí es posible. Por eso, debes aguantar un poco más, solo un poco más y hacer lo siguiente:

Habla con un amigo o un familiar sobre lo que estás pasando.

Piensa que este momento de oscuridad es solo una etapa. Es un instante vital que terminará pasando. Para ello debes pedir ayuda. Recuerda que no estás solo, que hay mucha gente que quiere ayudarte. Puedes llamar al teléfono de la esperanza de tu país. En España es el 717 003 717.

Entiende que tal vez padezcas una depresión. Este trastorno es el que te alimenta de desesperanza y distorsiona todas tus percepciones. Hay terapias y tratamientos efectivos para sanar este problema.

Si ya has estado en terapia y no te ha funcionado, busca otro profesional. Hay personas muy preparadas que pueden cambiarte la vida y hacer que recuperes la esperanza.

¿Cómo puedo ayudar a alguien que piensa en suicidarse?

Habla con él, deja que te cuente todo lo que piensa, todo lo que siente. No juzgues nada de lo que te diga, solo escucha, hazle sentir que está con alguien que lo quiere, que sabe ser refugio y que se preocupa por él/ella.

No minimices lo que siente ni des consejos fáciles. Tu responsabilidad no es resolver sus problemas, es acompañar y ser soporte.

Sé cercano y mantente disponible.

Presta atención a sus conductas, a sus respuestas.

Acompaña a esa persona a buscar ayuda, mantente a su lado durante todo el proceso.

Para concluir, si septiembre es amarillo, lo ideal es que todo el año lo fuera. Asimismo, también es responsabilidad de los gobiernos e instituciones dotar a la sociedad de mayores medios.

La salud mental es tan importante como la física, aumentemos los profesionales, evitemos las largas listas de espera, hagamos que en cada localidad haya un equipo de psicólogos especializados.

Solo así evitaríamos este drama que cada año se lleva tantas vidas.

Fuente: La Mente es Maravillosa

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