Un estudio de la Universidad de Barcelona (Catalunya, España) ha analizado los datos de todos los casos de hombres condenados por asesinato o intento de asesinato de su pareja femenina en Barcelona entre 2004 y 2009, y los ha comparado con una muestra de hombres condenados por matar a mujeres con las que no existía una relación íntima.
Los resultados muestran que existen factores de riesgo que hacen más probable el crimen que son comunes entre ambos tipos de asesinatos. Según los investigadores, los feminicidios de pareja serían fenómenos más parecidos a los de los otros asesinatos que a los hechos propios y más habituales de la violencia de pareja, como por ejemplo las agresiones físicas o el maltrato psicológico. Este trabajo podría tener implicaciones en el diseño futuro de medidas de prevención de los asesinatos de mujeres en el contexto de la violencia de pareja.
El investigador de la UB Ismael Loinaz es el primer autor de este estudio, en el que también han participado el catedrático de Psicología de la UB Antonio Andrés Pueyo y la investigadora Isabel Marzabal, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned).
En la criminología actual se entiende que un hecho delictivo es algo que sucede con una determinada probabilidad en función de los factores de riesgo en torno a dicho suceso. En este contexto, el objetivo del trabajo ha sido explorar si los hombres que matan a la pareja presentan factores de riesgo distintos a los de aquellos que han matado a una mujer con la que no tenían ni habían tenido una relación sentimental. «Hasta ahora, siempre se habían analizado los feminicidios de pareja como maltrato de pareja, y se habían comparado con los casos en que no se había cometido asesinato para ver qué elementos del maltratador habitual podían llevar a un feminicidio. En esta investigación hemos ampliado el ámbito de observación al compararlos con otros asesinos de mujeres que no tenían una relación sentimental con el agresor», explica Antonio Andrés Pueyo.
El estudio comparó veintiún asesinatos a manos de parejas sentimentales con una muestra de veinte asesinatos sin vinculación sentimental. Todos los autores del crimen estaban cumpliendo condena de prisión en el momento del estudio. La fuente esencial de comparación de los factores de riesgo entre ambas muestras se obtuvo de RisCanvi, una herramienta de evaluación de riesgos que se utiliza en los centros penitenciarios de Cataluña. Se trata de uno de los pocos estudios que ha podido acceder a muestras de este tipo de agresores. «Costó mucho encontrar muchos casos de presos que cumpliesen condenas de cárcel por asesinatos de mujeres (parejas y no parejas) y que fueran comparables, ya que son tipos de crímenes muy poco habituales», explica el investigador.
Los resultados de la comparación muestran que los factores de riesgo que hacen más probable el crimen son comunes a ambos tipos de asesinato. Aspectos como las actitudes antisociales, el historial de comportamientos violentos, el consumo abusivo de drogas y alcohol, la impulsividad y la inestabilidad emocional o la poca capacidad de gestionar el estrés, eran factores que se daban tanto si los asesinos tenían una relación de pareja con la víctima como si no. Según el catedrático de la UB, «hasta ahora no se había podido evidenciar esta similitud entre las dos tipologías de asesinatos con la claridad de este estudio».
Por otra parte, los investigadores encontraron pocos factores de riesgo específicos de cada tipo de crimen. En concreto, el historial de desajuste infantil, los problemas de paro, el rol social de delincuente, el trastorno mental severo y la mayor temeridad —como rasgo de personalidad— del criminal son los factores de riesgo de mayor prevalencia en los hombres que asesinaron a mujeres adultas con las que no tenían (ni habían tenido) relaciones de pareja.
Los resultados confirman evidencias similares obtenidas en otros países, un hecho que podría implicar un cambio en el diseño de estrategias para lograr prevenir este tipo de crímenes. «La prevención del feminicidio de pareja debe organizarse en torno a las especificidades de este tipo de delito y no como una simple generalización de la lucha preventiva contra el maltrato de pareja. A pesar de que nuestros resultados son incipientes, distinguir estas categorías —feminicidio de pareja y maltrato de pareja— a efectos preventivos puede ayudar a reducir los feminicidios que son, como sabemos, crónicamente muy estables», explica el investigador.
Respecto a las posibles repercusiones de este estudio en la rehabilitación de los condenados, el investigador concluye que «probablemente convendría complementar los programas propios para agresores de pareja con aquellos componentes que se utilizan en el ámbito penitenciario para tratar a los homicidas».
Fuente: U. Barcelona